En vísperas de un nuevo 24 de marzo, el historiador Pablo Pozzi nos propone reflexionar sobre un aspecto no muchas veces mencionado de la dictadura genocida del ’76: la profunda resistencia obrera que hubo a dicho régimen represivo. “… la gran mayoría de las historias cuentan a los trabajadores como víctimas, nunca como luchadores antidictatoriales. Y sin embargo, sin esa decisión obrera no habría habido apertura electoral en 1983” sostiene Pozzi, autor del libro Oposición obrera a la dictadura (1976.1983), Editorial Contrapunto, 1988; entre tantísimos otros títulos sobre la historia del movimiento obrero argentino y norteamericano.
Necesariamente el resultado de las PASO y el marco de profunda crisis social y política requieren de un debate no solo sobre el análisis de esa situación, sino sobre todo de las salidas posibles desde los espacios de izquierda. Queremos aportar humildemente a esto con este artículo.
El 1 de mayo como jornada de lucha mundial fue históricamente unos de los eventos quizás más importantes (junto con la Comuna de París), que constituyó a la clase obrera como un sujeto social y político.
Dentro de los círculos ligados al estudio de la historia en la Argentina, Pablo Pozzi es un referente insalvable, por ser uno de los primeros historiadores en hacer lo que comúnmente se conoce como historia oral. Esto es: sentarse con trabajadores y demás miembros de las clases oprimidas, a escuchar sus historias.
Por todo ello y más es que lo consultamos a la hora de reflexionar sobre la situación actual de la clase obrera, en vísperas de un nuevo 1 de Mayo, día internacional de los trabajadores.
Este texto está basado en la Editorial de nuestro programa de radio, Borrador Definitivo, del día sábado 2/10/2022.