No digo nada nuevo si digo que los trabajadores – y especialmente los trabajadores jubilados – son el blanco predilecto de los ajustadores. 

El reciente veto al paupérrimo aumento que los legisladores habían concedido a los jubilados nacionales, fue una muestra más de que estos “motochorros vip” privilegian a la tercera edad como víctimas de sus correrías.

La huelga general y las movilizaciones contra la reforma del sistema previsional en Francia se cuentan entre las acciones más masivas y radicales de la clase trabajadora mundial en los últimos tiempos. Expresan la capacidad de resistencia ante reformas perjudiciales para los intereses de los trabajadores, que siguen premisas típicamente neoliberales, por mucho que se proclama al neoliberalismo muerto y enterrado. La reforma impulsada por Macron se alinea perfectamente con la búsqueda de aumentar la explotación laboral, prolongando e intensificando las jornadas laborales, en un contexto de creciente precarización del empleo.

Después de la aprobación de la tan anunciada moratoria (ahora sujeta a revisión por orden del FMI), el ministro Massa dictó una resolución por la que exige a los organismo del estado poseedores en dólares, que los vendan a una fracción de su valor, para ser cambiados por bonos en pesos. El principal organismo poseedor de bonos en dólares es, ni más ni menos, que el Fondo de Sustentabilidad de la ANSES.
Para entender un poco más qué significa esto que venimos diciendo, hablamos con Eugenio Semino, Defensor del Pueblo para la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.

Es difícil opinar en la Argentina a la velocidad que impone su agenda.
Apenas unos días después de la votación de una moratoria para que los que no alcanzan los treinta años de aporte puedan jubilarse, ya pasamos por el discurso de Alberto Fernández en la inauguración de las sesiones ordinarias de la legislatura y lo vimos ponderar la moderación y enseguida después gritar y ahí nomás nos empezamos a empachar con los análisis de los gestos que cada cual hizo, repetidos hasta el cansancio por la televisión.