Artículo publicado en la revista digital Nuevo Curso
Durante la década de los noventa, en el siglo pasado, Carlos Menem respaldado por un sector significativo de la burguesía y el capital financiero, lideró en Argentina una profunda transformación política, económica y sociocultural, implementando un modelo de acumulación y un conjunto de alianzas políticas situados en las antípodas del Estado Benefactor del peronismo clásico y de su modelo integrador-social.
Esta definición estratégica, luego plasmada institucionalmente con la forma jurídica que le dio contexto normativo a través de la reforma constitucional se impuso a pesar de la magnitud de esta transformación estructural, consiguiendo un logro fundacional mucho más profundo que el de la ley superior al conservar el respaldo político de una porción mayoritaria de los sectores de tradición peronista y nacional-popular, y transformar, con relativo éxito, las identidades y tradiciones sedimentadas, naturalizando un discurso de sentido común en torno a los valores neoliberal-conservadores.
Debe computarse esta situación aún cuando se anote la presunta ruptura que pretendía indicar para el electorado la Alianza a través de la figura del luego presidente De La Rúa , en tanto esa gestión no hizo otra cosa que conservar el giro impuesto por el peronismo en versión menemista.
Tampoco supuso una fractura pese a la significación de la revuelta que desalojó a la Alianza del poder , la emergencia de la transición Duhaldista y su ulterior evolución hacia las gestiones Kirchneristas.
Visto el actual período político no cerrado, comprensivo de la gestión macrista y la de Alberto Fernandez, y más allá de aparentes diferencias , lo cierto es que los hechos , en los que se incluye el intento de agresión con arma sobre la vice-presidente Cristina Fernandez , dan cuenta que la actual gestión de Sergio Massa posiciona definitivamente al peronismo como la versión institucional del neo-liberalismo en el poder formal.
En ese espacio, mientras el folclore peronista da una muestra más de su esterilidad por apego exclusivo a un simbolismo vacío haciendo declaraciones en torno al deceso de la reina de de Gran Bretaña el “superministro” Massa transita los pasillos en búsqueda de alguna puerta que le de acceso a las estructuras de poder en Estados Unidos con acuerdos que nos siguen atando, inexorablemente al predominio del capital financiero internacional con nuevos endeudamientos , que significarán mayores esfuerzos para la clase trabajo por aumento de la tasa de explotación e incremento de precios .
En el mismo sentido las políticas públicas y las definiciones de posicionamiento internacional del Estado argentino remiten hacia la entrega para explotación de recursos primarios por grupos multinacionales . La mediación en todo esto de la gestión peronista quita de la escena a la coerción político-militar que pudiera ejercer el aparato superestructural del Estado en donde radican esas empresas . A lo que estamos asistiendo es a que la apropiación de los bienes y del excedente de riqueza generado por el trabajo se realiza por medios económicos con amparo de la legalidad y el ejercicio de la fuerza por el gobierno del Frente de todos .
De esta forma, en el espacio que deja la escena, ocupado por la acción agresiva hacia la vice-presidenta y el fallecimiento de la reina, se cuela el rostro de la trastienda que tiene la faz del ministro Massa , pero en todos los casos de las exigencias de la reproducción capitalista ampliada del capital financiero en nuestra sociedad.
Sergio Massa, con la reina fallecida, las coberturas mediáticas de las exequias de Isabel II y el desmantelamiento de los atacantes de la vice-presidenta, avanza en un ajuste feroz y facilita la apropiación privada y concentrada de los recursos naturales que tiene Argentina. En ese escenario se inscriben las gestiones políticas por el litio, por Vaca Muerta, los acuerdos por los granos y por el agua. Y hay un gobierno que, como en los 90, está encargando esa gestión de intereses en desmedro de la clase trabajadora de conjunto y de la población económicamente sobrante por efecto del desempleo creciente.
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