Mientras crece en el mundo la indignación y las acciones contra el genocidio llevado adelante por el régimen sionista israelí contra el pueblo palestino, cuya última terrible acción fue el bombardeo a un campo de refugiados en Rafah, una pregunta que nos recorre a muchos es ¿qué es lo que sucede con esto, en el propio Israel?
Para conocer sobre esta cuestión, apelamos a Efraim Davidi. Efram es un argentino que, siendo activista y dirigente gremial clasista en Berisso, tuvo que exiliarse en el año 1975 por amenazas de la Triple A. “Hace ya mucho tiempo, demasiado, que vivo en Israel” nos dice Efraín, que hoy es docente en la Universidad de Tel Aviv y militante activo de Hadash, Frente Democrático por la Paz, que está dirigido por el Partido Comunista de Israel.
“El PC de Israel es un partido muy veterano, que fue creado en 1919 como Partido Comunista Palestino –nos cuenta Efraín sobre la organización en la que milita- Es el único partido político en Israel que agrupa a árabes y judíos y también a aquellos que no son ni árabes ni judíos. Es un partido sobre la base de una mirada de clase y sobre una base que no es religiosa, y que es igualitaria”.
Borrador Definitivo: Después del 7 de octubre y de la parafernalia nediática alrededor de la incursión de Hamas; hoy parece que se ha empezado a correr el telón de lo que es este genocidio del estado sionista contra el pueblo palestino. ¿Cómo se vive hoy en Israel esa situación?
Efraim Davidi: En los últimos siete meses, después del 7 de octubre, no se puede recibir absolutamente ningún tipo de información sobre lo que pasa en los territorios ocupados, tampoco en la franja de Gaza, que nosotros también decimos que es un territorio ocupado, ya que el que dirige la ocupación es el ejército israelí, que nosotros lo definimos como un ejército de ocupación. El único medio liberal que saca información es el diario Haretz -además de los órganos que pertenecen al Partido Comunista-. Pero en Israel todo aquel que consume la prensa, la gran prensa israelí, la radio pública o privada, la televisión, los diarios matutinos en hebreo; evidentemente no tiene mayor idea de lo que está pasando. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que la tragedia, la gran tragedia, del pueblo palestino es ignorada. En las manifestaciones, nuestra consigna es “Evitar una nueva Nakba”, o sea evitar una nueva tragedia, un nueva genocidio, como fue en el 1948, cuando se creó el Estado de Israel. Pero evidentemente de eso se ve poco y nada, y encima esta semana, el gobierno de Israel (que es un gobierno de terror, racista de terror), prohibió a la cadena Al Jazeera, que es una cadena pública árabe, que tiene el centro en Qatar y corresponsales en todo el Medio Oriente, también en Israel, y también en la franja de Gaza, y también en las ciudades ocupadas. Por lo menos todavía se veía, se veía lo que pasaba, especialmente pero en esta semana ya no se puede ver más, ya que ha sido prohibida en Israel.
BD: Vimos que les cerraron la oficina en Israel.
ED: Cerraron la oficina en Israel, pero hay que decir, sinceramente, que aquel que se aplica y los busca en Facebook, en YouTube, todavía los puede ver. A pesar que sus equipos fueron incautados por la policía, todavía siguen transmitiendo a través de teléfonos móviles, o a través del Zoom. O sea, en condiciones muy extremas, pero Al Jazeera sigue emitiendo. Y hay que tener en cuenta que muchos de los periodistas de Al Jazeera fueron muertos en los bombardeos, las condiciones son difíciles para ellos, y en general para todo periodista palestino, ejercer su profesión no solamente es difícil, es muchas veces una pena de muerte.
BD: Y todo este armado de los bebés decapitados, de todas las barbaridades que se han dicho y que se ha ido desmontando a lo largo de estos siete meses; todo esto está a espaldas de la mayoría del pueblo israelí.
ED: Habría que precisar qué significa estar de espaldas. Yo creo que hay un debate en la sociedad israelí. Primero que la masacre en los poblados que están enfrente de la franja de Gaza existió realmente. Nosotros tenemos compañeros que han sido asesinados en ese momento. Más aún, tenemos un viejo compañero que está hoy rehén en la franja de Gaza desde el 7 de octubre, y es un viejo periodista que fue muy activo en la lucha contra la ocupación todos estos años y como periodista tuvo muchas revelaciones durante muchos años sobre la situación en la franja de Gaza y la situación en general de los palestinos. Lo que debo decir con todo es que la masacre existió. Pero que en Israel se le da el tinte, y el gobierno le da el tinte, de un acto antisemita tratando de desligar la ocupación que ya tiene 75 años de territorios ocupados, con lo que está pasando y con lo que pasó en la franja de Gaza .Y esto sumado a la ineptitud de este gobierno, que dije que es de extrema derecha, pero también en muchos sentidos es incompetente. Y estoy hablando a nivel de administración, estoy hablando inclusive a nivel político. Entonces todas esas cosas hacen que una parte de la población israelí -y estoy hablando de la población judía en Israel- esté disconforme. La población árabe tiene claro lo que está pasando; no hay que olvidarse que los árabes palestinos ciudadanos de Israel, muchos tienen parientes en la franja de Gaza, no son otro pueblo que está dividido por una frontera; ellos conocen lo que pasa, por los simples llamados o ver la televisión o los testimonios que reciben. Pero en la parte judía de Israel, que es el ochenta por ciento de la población más o menos, evidentemente existe hoy un debate. La sociedad israelí se va resquebrajando en esa unidad. Digamos que a partir del 7 de octubre se pensaba de que esta era una guerra de autodefensa, pero actualmente hay muchos sectores que dicen: bueno pero ¿Qué está pasando? Nos dijeron que una guerra de autodefensa, pero en realidad se está convirtiendo en una masacre ¿Vale? Y evidentemente una masacre no se tapa con otra masacre diez veces más grande o cien veces más grande.
BD: Cuáles son los sectores sociales que con más fuerza se oponen al gobierno de Netanyahu?
ED: Primero, los parientes, los hermanos y primos y todas las familias de los rehenes israelíes en la Franja de Gaza. Y también una parte de árabes -porque hay árabes palestinos que viven en Israel, e inclusive hay trabajadores que vienen de Tailandia y de otros lugares-; y se preguntan: ¿Por qué el gobierno de Netanyahu no quiere hacer el canje de prisioneros por prisioneros? ¿Por qué el gobierno de Netanyahu trata de prolongar esta guerra? Porque Netanyahu trata por todos los medios de prolongar esta guerra y, si bien a nivel de propaganda el gobierno de Israel todo el tiempo habla de los rehenes hacia afuera de Israel, en Israel el gobierno ataca a los parientes de los rehenes porque se han transformado en una fuerza opositora. Y después están aquellos que, como nosotros, desde el primer día dijimos de que Netanyahu es el responsable y la ocupación es la responsable de toda esta guerra que se está viviendo.Y eso quiere decir que desde el primer día nosotros dijimos “No a la guerra de Gaza”, y sí al cambio de rehenes israelíes por presos palestinos políticos. Nosotros acuñamos una frase que dice: “Todos por todos”.Y eso es: los miles -porque hay ya cerca de siete mil presos palestinos-, todos los rehenes por todos los presos palestinos. Claro, no todos aceptan esta fórmula pero, de todos modos, está tomando mayor envergadura y extensión.
En los primeros cuatro meses nos fue muy difícil manifestar y salir. Pero salimos y nos dieron con todo, nos reventaron, estoy hablando de la policía claramente, ¿no? Hasta que fuimos abriendo más espacios democráticos. ¿Y por qué abrimos espacios democráticos? Porque simplemente más gente se va sumando. Y cuando más gente se va sumando, evidentemente significa que no solamente son de un partido como sería el Partido Comunista, o que es un grupo de iluminados o es gente lunática que no entiende nada; sino que está tomando forma. Y actualmente la oposición a la guerra, que tardó lamentablemente demasiado tiempo en relación a la tragedia que se está viviendo, está cobrando más fuerza.
BD: Te detengo un poco. Quizás para la gente que no conozca de qué estamos hablando: cuando vos mencionas casi siete mil palestinos presos, podemos decir que son siete mil rehenes, durante años, muchos de ellos sin procesos, juzgados por tribunales militares, entre ellos creo que hay como ochocientos menores, ¿no?
ED: Nosotros tenemos conocimiento de ochocientos menores de dieciocho años, y tenemos cerca de dos mil presos palestinos que se llaman “presos administrativos”, que es una figura que todo aquel que recuerde los años sesenta y setenta en Argentina, recordará la figura del preso a disposición de Poder Ejecutivo (PEN). O sea: no les dicen por qué están presos, no tienen ningún tipo de proceso judicial; y también tenemos dos mil a dos mil quinientos que dependen del día a día. Entonces, hay cerca de cinco mil presos, algunos que están presos desde hace treinta y ocho, treinta y nueve años, y la gente que está presa un año o dos, o sea, tenemos toda la gama, de todas las opciones políticas, de todas las corrientes políticas palestinas, y de todas las edades, su gran mayoría de hombres, aunque también hay mujeres presas palestinas.
BD: Te traigo un poquitito, hablamos de este genocidio y voy a apelar a tu pasado argentino. ¿Te acordás del famoso general Camps? Él decía que si de cada cinco personas muertas, uno era guerrillero, estaba justificada la “guerra”. Hoy estamos hablando de treinta palestinos muertos por cada israelí muerto en el ataque del 7 de octubre.
ED: Sí, es cierto. Y la verdad es que nosotros tratamos de no entrar en este tipo de comparaciones, porque para nosotros todos los muertos son víctimas de la ocupación, ¿se entiende?Porque la posición de gobierno es “O nosotros o ellos. O nosotros lo matamos o nos matan a nosotros”. Nosotros no estamos dispuestos a tener ese tipo de cohesión. Somos nosotros los que nos oponemos a la guerra. Somos nosotros las víctimas. Somos nosotros los que queremos que este gobierno de extrema derecha fascista se vaya ya, mañana por la mañana si es posible. Hace poco por ejemplo, Netanyahu dijo de que los muertos judíos israelíes del 7 de octubre representan una parte de los cinco millones de muertos en el holocausto nazi. ¿Dónde se vio una cosa así? ¡Es aberración lo que está pasando en Israel! Esto no tiene nada que ver con el holocausto. Los de Hamás que atacaron serán fundamentalistas religiosos y no estamos de acuerdo desde el punto de vista político, pero no es antisemitismo lo que los motiva. Los que los motiva es la situación colonial que vive el pueblo palestino. Entonces, ¿por qué no atacar las raíces del problema? Porque ir a las raíces significa reconocer que el pueblo palestino tiene derechos nacionales. Evidentemente, aquí hay toda una cortina de humo alrededor del antisemitismo interno, y se tiende a hacer todo tipo de interpolaciones históricas que lo único que vienen a justificar es esta matanza terrible.
BD: Y hay intelectuales israelíes que denuncian también esta situación, como Norman Finkelstein.
EA: Bueno, muchos lo denuncian y debo decir que en Israel también. Son muchos los que están en el campo de los que se oponen de la guerra, y no es que haya una voz, hay muchas voces que se están planteando esto. Basta leer solamente el Haretz cualquier día por la mañana -porque es un matutino- y ver todo tipo de reflexiones que no vienen solamente de los sectores de la izquierda, digamos más consecuente, sino que también vienen de otros sectores que están aterrados de lo que está pasando.
Te voy a dar un ejemplo: hace poco se lanzó una solicitada de profesores universitarios contra la guerra, exigiendo que la guerra se finalice ahora, que se finalicen las masacres y se haga este acuerdo de los rehenes. Yo fui uno de los impulsores, pero no fue creada por mí. El tema es que empezó a correr a las 10 de la noche, y ya a las 10 de la mañana había mil profesores universitarios que la habían firmado. Bueno, Israel no es un país muy grande, entonces es una masa muy grande de gente que dice: “bueno, paren la mano, basta ya”.
BD: Esto me lleva a pensar en la dificultad de ser opositor en Israel. Veíamos que hace unos días el caso de Illan Pappe -un intelectual israelí exiliado Gran Bretaña- que fue a Estados Unidos y lo detuvieron tres horas en el aeropuerto para interrogarlo. Me imagino lo que debe ser en Israel.
ED: Fue un interrogatorio político, claramente político. No le preguntaron por la salud de sus hijos, no, no… lo amenazaron, no querían dejarlo entrar a Estados Unidos. Illan Pappe es un conocido historiador israelí que vive en Inglaterra porque fue muy amenazado, realmente muy amenazado, y no tuvo otra que irse ya hace muchos años atrás, digamos hace unos 15 años atrás. Y también tiene prohibida la entrada, hasta el mes pasado, a 29 países europeos; a casi todos los países europeos. Y no es porque sea un terrorista peligroso, sino que es un tipo que escribe y analiza e investiga, ¿se entiende? Y evidentemente esas son presiones del gobierno israelí, para que no se escuche la voz de Illan Pappe ni en Estados Unidos, ni en Europa ni en ningún lugar.
BD: Vuelvo a la pregunta original, me imagino las dificultades de ser opositor….
ED: Es difícil, difícil y nosotros lo sentimos día a día. Hay gente que tiene miedo físico, que los ataque la policía, que es una policía brava. Eso inicialmente fue muy duro más que nada en estos últimos meses, porque tienen miedo de perder el trabajo, tienen miedo de recibir sanciones a nivel que no son legales, entrar en listas negras y por lo tanto no poder volver a ningún lugar de trabajo, ¿se entiende? Tienen miedo por la posibilidad de ir presos. Hay mucha gente así, no lo niego; pero debemos decir que cuando más se moviliza la gente, ese miedo se va quebrando. O sea, cuando la gente ve que no está sola, que no está aislada, que no es que yo solo creo que esta guerra es una gran tragedia y que hay que oponerse, que hay que luchar contra ella; en ese momento es que la gente empieza a pensar en luchar contra ella, vence el miedo y sale a la calle. Y debo decir que en Israel han recomenzado, ya hace dos meses, las grandes manifestaciones contra Netanyahu, que empezaron antes de la guerra, exigiendo que renuncie. Y esa es la razón por la cual Netanyahu sigue persistiendo en su guerra de exterminio, porque él sabe que en el momento en que la guerra se termine, un millón de personas van a estar en la calle exigiéndole que se vaya el gobierno. Y como Netanyahu está también con varios juicios abiertos, su temor no es solamente que se vaya a casa, sino que se vaya preso.
BD: Escuché que contabas que en este proceso hay distintos sectores, cada uno con sus intereses y consignas. ¿Podés contarnos un poco esto?
ED: Claro, ahí hay, digamos, tres posiciones. Hay gente que viene de la derecha, que votó a Netanyahu, porque los conocemos. Incluso intendentes y miembros de la dirección del Likud (partido de derecha al cual pertenece Netanyahu), que dicen claramente que Netanyahu fracasó, que fracasó como primer ministro porque no supo contener un ataque militar de un pequeño grupo guerrillero en relación al ejército de Israel. O sea, eso viene por la derecha.
Hay un gran sector que es liberal, que dice que Netanyahu es un corrupto, Netanyahu es un tipo que no sabe hacer absolutamente nada, vive de la demagogia, de la demagogia social, de la demagogia política, está aislando a Israel, y como ahora se habla del boicot internacional en las universidades, es decir, está jodiendo la economía, nos está jodiendo socialmente, nos está jodiendo políticamente; por lo tanto, lo más importante hoy es que se vaya, primero que se vaya, después vamos a ver lo que hacemos, ¿se entiende?
Y está el otro grupo, que en las manifestaciones se llama el “Bloque contra la Ocupación” –y este bloque se ve claramente porque hay grandes pancartas y hay grandes carteles con esta consigna en las manifestaciones-, que dice y plantea que no es solamente Netanyahu el problema, Netanyahu es la consecuencia de un proceso que tiene ya decenas de años, por lo tanto no vamos a cambiar el perro, hay que parar con la rabia. Quiero decir en este sentido que es cierto que a Netanyahu hay que bajarlo del poder lo más rápidamente posible, dentro de una hora si es posible, pero hay que tener en cuenta las raíces que llevaron a Netanyahu a este tipo de manipulación de la opinión pública, a este tipo de guerras, exterminio, etcétera, etcétera. Y ese es un sector minoritario, debo decirlo claramente, pero que moviliza cada vez más gente. Estuvimos muy golpeados pero actualmente hemos logrado…
Voy a dar un ejemplo, el miércoles hicimos un acto por la Nakba frente a la Universidad de Tel Aviv, que son nuestros compañeros que lo hacen hace ya 17 años. En esta Universidad todos los años, mal que bien, lo hicimos, con algún tipo de permiso de la policía y con ataques de la derecha. Pero esta vez la policía la prohibió directamente, después de 17 años. Y nosotros dijimos que íbamos a manifestarnos de todos modos, que no nos importa si la policía lo prohíbe o no la prohíbe. E inclusive fuimos a la justicia, diciendo que la policía está actuando contra la ley, etcétera, pero lo aclaramos firmemente, que aunque la justicia falle en nuestra contra, nosotros vamos a ir ahí ¿Y qué pasó? Estuvimos ahí, por supuesto, estuvimos ahí e hicimos la conmemoración del aniversario de la Nakba, que es la tragedia del pueblo palestino. Y vinieron cientos de personas, a pesar de que aquí estamos en el receso universitario. Vinieron cientos de compañeros, la mayoría estudiantes pero también profesores como yo; y eso significa que nosotros estamos decididos a seguir.
Hubo otro ejemplo, un día anterior se hizo la Marcha por el Retorno, que es la marcha por el retorno en el sentido de los derechos de los refugiados palestinos. Se hizo en Galilea, y hubo cerca de 10.000 personas, en su mayoría árabe pero también hubo judíos. Esa marcha durante muchos años la policía la prohibió, pero este año no pudo prohibirla, no pudo prohibirla porque el ambiente público, digamos, se inclina hacia los derechos de los refugiados palestinos. Y no pudieron porque sabían que la gente iba a ir de todos modos y que eso se iba a transformar en una batalla campal. Porque el objetivo de esa marcha era llegar a dos pueblos palestinos que fueron destruidos en el 48, y sus pobladores, por supuesto, echados fuera de Israel y son refugiados actualmente. Lo que quiero decir con esto es que nosotros estamos un poco obsesionados en que tenemos que ganar los espacios democráticos, no dejarnos amedrentar y hablar todo el tiempo hacia la opinión pública, y también a nivel de parlamento, donde estamos representados. Pero sobre todo a nivel de calle, donde evidentemente tenemos mucha oposición oficial e inclusive policial.
BD: A pesar de lo que contás, también hemos visto, por ejemplo, grupos de colonos con sus niños, atacando camiones de ayuda humanitaria, o el avance de los mismos en Cisjordania. ¿Eso plantea una suerte de polarización social importante alrededor de estos problemas?
ED: Claro que sí, y lo que yo manifiesto de la manifestación que hicimos frente a la Universidad de Tel Aviv, un grupo fascista que trabaja en las universidades también vino. Lo que pasa es que la correlación de fuerzas era de cientos contra algunas decenas. O sea, debo decir claramente que si hablamos a nivel de calle, a nivel de movilización, la derecha no existe. Puntualmente hacen algún tipo de manifestación donde vienen mil, inclusive dos mil, inclusive tres mil, inclusive cuatro mil, en su gran mayoría colonos de esos sectores. Eso no quiere decir que la derecha no existe en Israel y desde el punto de vista electoral es importante, pero a nivel de calle no se los ve, se ven solamente aquellos que se oponen a Netanyahu, tanto sea que se oponen porque son liberales y quieren bajar a Netanyahu y no más allá de ello, o a la gente de izquierda más radical, más consecuente, que van más allá del hecho de que hay que exigir que Netanyahu renuncie.
Y eso es una cosa que constatamos en los meses antes del 7 de octubre y que ahora se volvió a hacer realidad, especialmente los sábados a la noche, donde tenemos cerca de 40 movilizaciones a nivel nacional; la más importante es en Tel Aviv, pero en todas las grandes ciudades. Y lo más interesante es que tenemos manifestaciones también en el norte, en un norte que está bombardeado constantemente, y de todos modos la gente sale y manifiesta. Y también en el sur, en el sur estoy hablando de la zona que fue atacada por el Hezbollah, que está medio despoblada porque mucha gente está dispersa por todo Israel. Y hay manifestaciones en el sur y en el norte donde está el peligro de que caiga algún tipo de misil, ¿se entiende? Los misiles muchas veces son muy democráticos, tiran y caen donde caen. Y ese fue uno de los problemas que tuvimos en los primeros meses de nuestras movilizaciones, que muchas veces, en momentos dados, debíamos frenarlas porque era mucha responsabilidad tener miles de personas en la calle y escuchar una alarma antiaérea, entonces “¿y si cae aquí?”, era todo un problema. Además porque nosotros no manifestamos en cualquier lugar en la calle, manifestamos en lugares que tienen muchas significaciones. Por ejemplo en Tel Aviv, el cuartel general del ejército y el ministerio de defensa, que está uno al lado del otro en el centro de Tel Aviv. Esos son los lugares donde nosotros manifestamos, es decir, que le hacemos un cerco a todo ese perímetro, y bueno, esos son lugares que son pasibles, evidentemente, de ser atacados, porque son símbolos de poder, porque es la jefatura del ejército y ahí están todos los jefes militares. Y a pesar de los que se sumaban, había gente que tenía miedo, lógicamente.
BD: ¡Me imagino! Pero hay algo que sería importantes saber, que te referiste al pasar anteriormente: ¿qué pasa con los familiares de los rehenes israelíes?
ED: Bueno, están ahí. Ellos han creado un campamento frente al Museo de Tel Aviv, que está al lado del cuartel general del ejército, y muchos viven allí ya hace más de seis meses. Y ese es un lugar de grandes movilizaciones también los sábados a la noche. O sea, en la noche, desde la tarde de los sábados, hay por lo menos tres grandes manifestaciones, una al lado de la otra, que en un momento se juntan y se empiezan a cortar las calles más importantes de Tel Aviv, las autopistas, etcétera. Y en las últimas semanas aproximadamente hay entre 40 y 60 mil personas esos sábados a la noche. 60 mil personas cuando vos comparas con una movilización como la que hubo en Argentina de los universitarios hace pocas semanas atrás, pueden parecer poco. Pero son 60 mil en medio de una guerra, en el centro de Tel Aviv; en relación a la población de Israel (menos de 10 millones de personas según el censo de 2022), tiene un peso público y la prensa no lo puede ignorar. De hecho, muchas veces esas manifestaciones son retransmitidas, inclusive en directo, por algunos canales, radios, etcétera.
BD: ¿Y ha empezado a existir alguna coordinación entre estos sectores?
ED: Es una cuestión de hecho, digamos. Pero hasta el momento, no. Porque hay, podemos decir, tres problemas. Un problema es político y debo decirlo claramente. No todos están dispuestos a asumir la agenda política que nosotros proponemos. Hasta hoy crecemos, pero no todos están dispuestos a tomar nuestra agenda. La mayoría de la gente que está en esa movilización es gente que en las últimas elecciones, muchos de ellos votaron a la derecha o al centro-derecha. Hablo de la parte judía y muchos de ellos son sionistas. Y no están dispuestos a asumir una plataforma política que parta de la lucha conjunta judío-árabe, la lucha contra la ocupación. Esa es una cuestión. La segunda cuestión es que hay también distintas corrientes políticas, distintas corrientes de pensamiento y mucho ego, lamentablemente, mucho ego. O sea, mucho de política personalista, si lo ponemos de una manera así. Y la tercera cuestión es que no siempre es fácil movilizarse, en el sentido de que mucha gente está muy agotada ya. Si hablo de Tel Aviv, en la última semana yo participé en cuatro manifestaciones. Y no es que hubo cuatro manifestaciones en la última semana, en Tel Aviv hubo nueve manifestaciones. Hablo de masivas, no de pequeños grupos que tienen un cartel. Por lo tanto, hay mucha gente que está realmente cansada y los que somos más militantes, digamos, seguimos presentes, pero realmente se va agotando con todos estos meses. Por un lado está la tensión de la guerra. La gente está y anda muy triste, muy traumatizada por lo que pasó el 7 de octubre. Hablo del público en general, y aunque no tengan parientes o personas que conozcan, están muy traumatizadas por el dolor en general. Y está la gente que está traumatizada también por lo que pasa en los dos lados, no solamente de un lado. No diría deprimida, pero sí en una situación de una tristeza muy profunda, que muchas veces lamentablemente inmoviliza. Es lo que nosotros llamamos “los refugiados del interior”, la gente que en vez de sumarse a la lucha, se queda en casa, porque no puede salir ya de su casa.
BD: Ya hace un tiempo largo, que se ha empezado a desarrollar un movimiento de solidaridad contra el genocidio que se amplía cada vez más en todo el mundo. Ya no solo en el mundo árabe, donde ha habido movilizaciones impresionantes, sino también en los Estados Unidos y otros países centrales. Parece ser que este es un punto central para poder parar ese genocidio.
ED: Sí, es muy importante la solidaridad en general, y lo que está pasando actualmente en particular. Y no es casual que la gran movilización se esté desarrollando en los Estados Unidos, porque evidentemente Israel es un país dependiente del imperialismo. Las armas, no todas, pero muchos pertrechos, muchas armas llegan de ahí. El financiamiento, el apoyo político en las instituciones internacionales… y si bien hay algún tipo actualmente de contradicciones entre Netanyahu y Biden, evidentemente no es en lo fundamental, es en lo secundario. Y en Estados Unidos, también hay israelíes que son de izquierda, que están en las manifestaciones y nosotros reflejamos sus voces aquí en Israel. Ellos cuentan que son las manifestaciones más grandes desde la guerra de Vietnam, en los años 60, 70, en lo que fueron también movilizaciones masivas durante muchos meses, con epicentros en las universidades. Y ojo, porque no son solamente las universidades, sino que hay muchos sindicatos en los Estados Unidos que apoyan las manifestaciones, especialmente el Sindicato de Trabajadores de las plantas automotrices, que siempre fue un sindicato muy conservador, muy de derecha, pero en los últimos años se ha radicalizado. El nuevo dirigente del sindicato es un tipo que viene de la izquierda y ha manifestado y ha desarrollado, inclusive financiado, manifestaciones contra la guerra en Estados Unidos; y muchos trabajadores sindicalizados participan en las movilizaciones, que no están en las universidades, sino que están mayoritariamente en las calles, frente al Capitolio, frente al Congreso de Estados Unidos en Washington. O bien lugares como Nueva York, donde hay grandes manifestaciones, en las cuales hay muchos grupos judíos. Y hay que decirlo claramente, muchos grupos judíos están en contra de la guerra. Hay un grupo muy conocido, por lo menos a nivel norteamericano, que se llama “La Voz Judía por la Paz”, que es un grupo claramente anti sionista, en el cual hay sectores religiosos judíos, o sea que no es solamente gente que viene de la izquierda, sino que hay gente que viene de otros horizontes, que son religiosos, se los ven en las manifestaciones con kipá y vestidos con sus trajes tradicionales. Esto significa que la amplitud de estas manifestaciones es muy grande, y no es estrecha como hubo en otras oportunidades, y evidentemente tiene su epicentro, tiene su apoyatura fundamental en la juventud, en la gente joven, estudiantes y no solamente estudiantes.
BD: Gracias Efraim, nos has dado un panorama muy vívido del proceso en Israel, que sirve seguramente para intensificar la campaña internacional contra el genocidio.
ED: Muchas gracias por esta charla. Yo sé que en Argentina hay problema muy más grave y que este es un conflicto que está a miles de kilómetros y parece ajeno, ustedes también están enfrentándose con un gobierno de extrema derecha, pero mi mensaje es no se olviden de los palestinos. Un saludo al pueblo argentino. Gracias