Desde hace unos años, los fenómenos meteorológicos en nuestro país vienen siendo cada vez más extremos. Sólo en lo que va del año, en un repaso rápido, se nos ocurren: la inundación en Bahía Blanca; el tornado en Casilda, y actualmente, amplias regiones de las provincias de Salta y Formosa bajo el agua por el desborde del Río Pilcomayo.

Al cumplirse, este 7 de abril, el primer mes del primero de estos desastres que mencionábamos, la noticia parece haber salido del foco de los medios, sin embargo sigue presente en los damnificados que buscan desesperadamente reconstruir sus vidas materiales. En Borrador Definitivo charlamos con Monserrat Galeone conocida como “La Tata”. Ella  es miembro de la Coordinadora Socioambiental de Bahía Blanca. Además es docente, profesora de terciario y de la universidad, y nos aporta una mirada, difícil de encontrar en los medios masivos, sobre por qué estos eventos climáticos extremos son cada vez más extremos y recurrentes y además de por qué cada vez estamos en peores condiciones para responder cuando éstos ocurren.



Borrador Definitivo: Queríamos hablar con vos un poquitito sobre este desastre que fue la inundación en Bahía Blanca, hace varias semanas, que ahora ha desaparecido de los medios de comunicación.

Monserrat Galeone: Siempre las cosas son terribles cuando pasan, pero después se terminan olvidando en el medio de tanto lío, ¿no? Después de lo que paso en nuestra ciudad, estuvo complicado  Neuquén y Chubut. Pero parece que no fue una situación como la de Bahía, pero sí hay lluvias y mala infraestructura, Comodoro se caracteriza por eso. Son lugares donde se empezó tempranamente con la explotación, en el caso de Comodoro la petrolera, en el caso de Bahía también las refinerías, el puerto, luego en la década de 70 la petroquímica, pero bueno. Esa explotación de los recursos naturales, gran parte hoy para la exportación hacia el modelo extractivista, en ningún caso, en ninguna provincia, redunda en mejor infraestructura para la gente. Incluso los transportes son cada vez más malos. La desregulación de Menem trajo todas esas reformas que se instalaron y lamentablemente han ido construyendo esta realidad que hoy tenemos.

BD: Esto me lleva a una pregunta que obviamente la había pensado. ¿Podemos hablar de un desastre natural?

MG: Bueno, justamente cuando uno habla de cambio climático, parece que estamos hablando de un problema natural. Parece que es una cosa inevitable y que nos tuviéramos que adaptar al cambio climático. Yo estuve en un congreso en Ushuaia hace ya tres años, y se hablaba del tema del cambio climático como algo para adaptarse, pero ¿qué hacemos con la gente? Bueno, un poco es adaptarse al cambio climático que, por otro lado, se viene estudiando y los informes dicen que se acelera brutalmente. Y el caso de Bahía nos permitió comprobarlo. No es algo a futuro. Lluvias como estas y las que tuvimos repetidamente, porque viene lloviendo muchísimo, te hacen ver que este no era el clima de la Bahía Blanca que yo conocí ni al que se vinieron a vivir mis abuelos. Entonces, no fue natural. Nosotros somos parte de la red del Agua para los Pueblos, organizamos todos los 22 una marcha mundial, que en la Argentina este año está extendidísima, participan todas las provincias, incluso con relaciones en otros países, como Brasil, que acostumbra a hacer el encuentro de aguas y otras actividades. Y bueno, haciendo el afiche de lo que ha cambiado el clima en Bahía Blanca te das cuenta que no es una cosa a futuro, es algo que ya nos está pasando. Que las ciudades no están preparadas, por supuesto, porque venimos de ajuste permanente. Vialidad por ejemplo se destripó y después del temporal acá quedaron las rutas destruidas, los accesos a la ciudad, ¿quién los va a arreglar? Cuando hablamos de obras Sanitarias, ahora se llama ARSA (Agua Bonaerense Sociedad Anónima), son empresas que han ido reduciendo su personal, que han quemado los mapas, quemaron los planos. En Bahía todavía hay instalaciones de 1880, hay instalaciones todavía de esa época, en la parte vieja de la ciudad. Y mucho nuevo no hay, porque hay barrios que no tienen nada, ni un cordón cuneta, hace décadas que están como un asentamiento. No logran un carácter de barrio que se urbanice. Entonces, son instalaciones viejas y cuando quieren arreglar algo, nosotros vemos que vienen las camionetas privadas y no saben por dónde pasan los caños. Todo esto no se produjo en la lluvia del 7 de marzo, es algo que se ha ido produciendo con el tiempo y profundizando cada vez más. Nosotros tenemos obras que se hicieron durante la dictadura pensando en el polo petroquímico. Entonces, es parte de una infraestructura que pensó en eso, en exportar. Y bueno, la concentración de infraestructura portuaria es el otro problema.

BD: Ahora te pregunto ¿Por qué tardó tanto en bajar el agua?

MG: El agua tuvo que pasar por algún lado para bajar al mar. Y cuando intenta bajar al mar, bueno, no están creadas las condiciones para que pueda correr. Es muy viejo el canal de Maldonado. No se hicieron obras para sostenimiento del arroyo que está entubado. Y cuando llegan al mar, se encuentran con que el mar está bloqueado por una concentración de infraestructura portuaria que está en la costa, entre el pueblo de Ingeniero White y el mar. Esos muelles, que ocupan kilómetros, son privados, porque todo este cambio tiene que ver con la privatización del menemismo. Privatiza los puertos, privatiza la junta de granos, privatiza la exportación de granos, privatiza toda la actividad portuaria, hay un consorcio de gestión del puerto que gestiona para las empresas. Una cosa que pasó, y que no tiene que ver con la naturaleza, es que las compuertas que están preparadas para de alguna manera actuar por ejemplo cuando viene una sudestada, se cierran para que el agua no entre desde el mar, o para que corra cuando es agua pluvial, no funcionaron porque estaban bloqueadas. En un caso, hasta un árbol había crecido en el lugar de la compuerta. Y uno dice, ¿y por qué? Bueno, porque no se prevé nada, no quedó una estructura de control del Estado. Porque las que se autocontrolan son las propias empresas.

BD: Estamos hablando de este proceso que avanzó en el menemismo con la instalación de ese polo terrible, que además de lo que vos decís, contamina. Ahora, del menemismo de la década del 90 para acá, que han pasado muchos años, todos los gobiernos han tenido la misma política.

MG: Exacto. Ahí es cuando nosotros decimos, no hay grieta, ¿sí? Alfonsín le dio impulso al polo petroquímico, ¿no? Y se ha ido empeorando cada vez más. Ya hablamos de Menem, pero también Cristina, ella es la que reconfigura la cuestión de YPF, que ellos pregonaban que lo nacionalizan, pero en realidad también es una sociedad anónima y avanza con los contratos y los convenios con las petroleras extranjeras, con Chevron y demás. Y bueno, los convenios nunca mejoraron, al contrario, ahora con el RIGI todo es plata para ellas. Ahora, las ampliaciones son permanentes.

BD: Está claro entonces quién manda en Bahía Blanca, por lo que vos nos contás.

MG: Y bueno, las multinacionales. La otra cosa que hay, te digo, tenemos 10 jóvenes, trabajadores jóvenes, muertos en estas plantas, lo que llamamos asesinatos laborales. O sea, ese modelo sin inversiones, jugados a sacar todo para afuera como venga, que a los vecinos, a quienes vivimos acá, no solo no nos deja nada, sino que se lleva lo que hay, estalló de alguna manera con el temporal.

BD: Volviendo un poquitito al tema este del agua, hace unos meses atrás hablábamos con un viejo conocido que vive en Porto Alegre y que sufrieron un fenómeno parecido, que allí lo que operó para ese desastre es un combo bastante parecido al de Bahía: el cambio climático, el desarrollo de la agroindustria, y los negocios inmobiliarios de construcciones en aquellos lugares donde puede fluir el agua. Cuando uno ve eso, nota la misma matriz en un desastre y el otro, ¿no?

MG: Sí, nada natural. El negocio inmobiliario es otra pata en este proceso, hay barrios privados, hay barrios altos, sí hay un sector que de alguna manera se beneficia con estos negocios y ese sector es un poco el cliente del negocio inmobiliario, y ese es el negocio que ha afectado también. Y que nadie piensa en el canal que está ahí al costado, en las obras para que el agua fluya, el paso hacia el mar, en los desagües, eso es como que no se ve. Ahora, con esto que hablábamos, hay que hacer obras, hay que hacer todo lo que tiene que ver con infraestructura de la ciudad, pero también hay que pensar en la viabilidad de un puerto que no para de crecer, ¿no? Tenemos un estuario de 260.000 hectáreas, de una biodiversidad increíble, pero esa ría está cada vez más cercada por los muelles de las empresas, que no paran de crecer. Acá la gran discusión era si venía Petronas a Bahía Blanca o si Petronas se iba al Golfo,  San Matías. Al final no vino ni acá ni a San Matías, ¿no? Pero por esa disputa es que se aprobó el RIGI en Bahía Blanca. O sea que es una cuestión de que las empresas nos van a traer el futuro, y se repite, se repite, irracionalmente. Pero no escucho, especialmente de los sectores de gobierno, de poder, de las universidades, que se diga, bueno, pero este modelo con un mar cercado por la infraestructura portuaria, por el polo petroquímico, esto no puede seguir acá.

BD: Bueno, pero parece para ellos que los negocios capitalistas son más importantes que la población de Bahía Blanca.

MG: Exactamente, más importante que la población de Bahía Blanca, que la biodiversidad, que los empleos que había, como era el de la pesca. Había más de 350 familias en 2012, no te estoy hablando de cuando yo era chica, que vivían de la pesca artesanal. Y bueno, se terminó la pesca. Lo mismo está pasando en Puerto Rosales. Y tampoco se responsabilizó a esta empresa. Como vos decís, estamos hablando del sistema capitalista, del pago de la deuda, nosotros no aceptamos este nuevo acuerdo con el FMI, todo lo contrario, lo denunciamos, porque sirve para profundizar el modelo extractivista, porque hay que exportar más para que haya dólares. El capitalismo no planificó nunca, eso es así siempre es esto, explotación. Pero ya estamos en un nivel de que no se puede convivir, esa es la cuestión, No se puede convivir con las empresas, con este modelo. Y otra cosa en Bahía Blanca, la pobreza está en un nivel como la media nacional y más, hay mucha desocupación. Entonces vos decís, estos modelos que te ponen las fotos con los barcos, la producción, ¿a quién le llega esto? Bueno, esto es lo terrible, ¿no?

BD: Bueno, Tata, te agradecemos muchísimo y entendemos que ahora, después que dejó de llover, viene la dolorosa reconstrucción.

MG: Exacto. Porque acá, una inmensa cantidad de la población tuvo que tirar todo lo que tenía y tiene que empezar de nuevo. Y quién sabe si vuelven los puestos de trabajo que existían antes de la inundación. Todo el mundo quiere que su lugar vuelva a ponerse en funcionamiento. La biblioteca de la universidad destruida, pero están trabajando, yo digo destruida, pero están tratando de salvar materiales. Pero fue muy buena la reacción de mucha gente, que está organizada, ayudando en todos lados, hay que ver eso. El Estado vino y prometió subsidios, y una preocupación que tengo es que esos dineros vayan a las empresas. Porque hay algunas que ya lo están diciendo, quieren que las subsidien para pagarles los sueldos a sus empleados. ¡Hay que ver la especulación de estas empresas que no abren las puertas para que se vaya el agua!