El mundo todavía está inmerso en el tembladeral producido por las medidas del gobierno de Trump que, aunque hayan entrado en los últimos días en un tira y afloje, mantienen la incógnita sobre el devenir del corto y mediano plazo. Lo que está claro es que estas crisis, se resuelva como se resuelva, no traerá buenas noticias para los trabajadores y sectores populares del mundo.

Ya publicamos sobre este tema una muy interesante entrevista a Pablo Pozzi, quien analiza la situación desde una perspectiva histórico-política. En este caso, para ahondar en las perspectivas que se abren en el mundo y sobre todo en la Argentina, charlamos con Mariano Féliz, economista, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigador del CONICET.



Entrevista por Luis Cuello

Borrador Definitivo: Mariano, en los últimos días se ha armado una escalada en la llamada guerra comercial que viene desde hace mucho tiempo entre Estados Unidos y China, a partir de la resolución de Trump de aplicar estos aranceles a las importaciones ¿Qué significa esto?

Mariano Féliz: La situación es la siguiente: Estados Unidos hace muchas décadas que viene perdiendo posiciones en el comercio internacional, en la producción de mercancías en todo el mundo, frente a esta situación donde otros espacios económicos, en particular China, vienen ganando peso y posición. El gobierno de Trump, en esta segunda etapa, decidió buscar un intento de solución que parece más un manotazo de ahogado que una solución definitiva, y la decisión fue crear un sistema de aranceles más elevado, un impuesto a los productos que Estados Unidos importa para encarecer esos productos y, obviamente, desincentivar su consumo en el mercado interno y a la vez intentar promover que las empresas extranjeras que hoy le venden a Estados Unidos se instalen nuevamente en territorio norteamericano para producir directamente ahí para vender a ese mercado. Esta es un poco la justificación de por qué, en una sola decisión, el gobierno norteamericano aumentó este impuesto a la importación de productos en una magnitud enorme. Recordemos que, por ejemplo, los productores argentinos que exportan a Estados Unidos pagaban en promedio menor al 2% de aranceles para vender en el mercado norteamericano; y el aumento que definieron para Argentina y otros tantos países de Suramérica es pasarlo del 2% a 10%, o sea se multiplica por 5 o 6 veces el arancel promedio. Y esto obviamente ha sido mucho más fuerte y más intenso para los productos que exportan las empresas europeas a los Estados Unidos, ahí el arancel sube 20 puntos más o menos. El caso de China es aún mayor, sube casi 40 puntos el arancel para los productos que China exporta a los Estados Unidos. De manera tal que esto genera un efecto muy fuerte, por la violencia del cambio en la normativa por la decisión del gobierno de Trump; y el impacto que está teniendo en las bolsas mundiales, que vienen cayendo fuertemente las acciones de las empresas más grandes del mundo, viene cayendo el precio de los commodities, por ejemplo del petróleo o de la soja u otros commodities de exportación; vienen cayendo los títulos públicos, los bonos de la deuda, la moneda de varios países, muchos de los países de las periferias se están devaluando, como el caso de Brasil.

BD: Entonces, el impacto directo del aumento de los aranceles es por un lado encarecer los productos que todos los países exportan a los Estados Unidos y esto tiene el efecto de aumentar los precios en Estados Unidos y a la vez, al aumentar los precios en Estados Unidos también aumentan los costos de producción en Estados Unidos y esto obviamente después se traslada al precio de los productos que el país del norte vende en el mundo y esto, a su vez,  aumenta los precios de esos productos en todo el mundo, entonces es como una suerte de escalada inflacionaria de características mundial provocada por este aumento muy fuerte en los aranceles.

MF: Exactamente, tiene un impacto global porque hay un tema importante que parece que Trump no entiende, es que la producción de la mayoría de las mercancías hoy en día, sobre todo las mercancías industriales, es una producción globalizada. Entonces los productos que Estados Unidos produce tienen insumos que trae de China o de Brasil o de Sudáfrica. Y entonces poner los aranceles a los insumos de los productos que ellos producen, obviamente aumenta los costos y aumenta los precios de venta final y eso, obviamente, perjudica de manera directa a las propias empresas norteamericanas que quieren vender productos, que los van a tener que vender más caros. Y después agrego otra cosa: como aumentan los precios de todos los productos y las empresas van a tener más dificultades para vender y por lo tanto sus rentabilidades van a caer y como los precios cuando aumentan, cae el poder de compra de los salarios de las personas que consumen. Lo que se prevé hacia adelante, a cortísimo plazo, es una enorme recesión, la caída en la producción tanto en Estados Unidos como por un impacto expansivo a toda la economía mundial. Entonces ese es el segundo efecto, vamos a tener a corto plazo una enorme caída en la producción, una enorme caída en el comercio y entonces lo que vamos a ver es una combinación de estancamiento con inflación, una llamada famosa estanflación: aumento de precios con caída en la producción. Y esto obviamente impacta en todos los países del mundo, en los países como Argentina, más débiles, con más dificultades, el impacto será seguramente mucho más grande. Y otro elemento importante, también ya empezaron a caer los precios de los commodities de exportación de Argentina, por ejemplo el petróleo o la soja. En principio esto ocurre porque si hay una recesión global, una caída en la producción global, la demanda de petróleo, de soja o de otros productos primarios cae fuertemente.

BD: Inclusive esto es una profundización de un proceso que ya venía, ¿no?

MF: Exactamente, esto lo que hace es generar un salto en esa dinámica y profundizar ese proceso, y eso tiene una cantidad de impactos muy negativos para la economía argentina. Primero y principal, la Argentina exporta sobre todo soja y también está empezando a exportar petróleo, de Vaca Muerta, obviamente la caída en los precios implica que las exportaciones van a valer mucho menos a corto plazo, ya mismo valen mucho menos. Si esta tendencia se profundiza es posible que haya una cantidad de pozos que ya no se puedan explotar, que no puedan ser explotados y que la Argentina ya deje de producir y de vender al mercado internacional parte del petróleo que hoy produce. Entonces el negocio de Vaca Muerta está como pendiendo de un hilo en función de lo que está pasando. El tema de que la Argentina deje de exportar en tanta medida, digamos, petróleo, soja o lo que fuera, también implica para la macroeconomía un aumento en la falta de dólares, que ya es un problema grave en la economía argentina. La economía argentina tiene pocos dólares, hace meses que viene el Banco Central perdiendo dólares y el impacto directo de la caída en el precio de la soja y de la profundización de la caída en el precio del petróleo también van a golpear muy duro en las reservas del Banco Central, en un contexto, de nuevo, que ya dijimos, muy complicado para la Argentina en particular.

BD: ¿Es por eso que las acciones de empresas argentinas cayeron con estos anuncios?

MF: Exacto, sí, esa es un poco la situación. Acá vemos como el precio de las empresas argentinas, el mercado local y el mercado internacional cae fuertemente. En particular cayó muy fuertemente el precio de las acciones de YPF, por ejemplo; están cayendo también las acciones de los bancos. Si ya teníamos un problema, esta situación, impulsada por las decisiones del gobierno de Trump, pega de lleno en el corazón de la política económica de Caputo y Milei y acelera todos los tiempos. Si hasta hace una semana el acuerdo con el fondo aparecía como una necesidad urgente, ahora que se concretó, servirá para que el gobierno pueda  sostener este esquema por un tiempo.

BD: Ahora, ¿qué sector burgués, capitalista expresa Trump? Porque acá hay grandes empresas que pierden fortunas, por ejemplo, Apple creo que perdió no sé qué cantidad de millones de dólares en toda esta movida.

MF: Mirá, la verdad que, si uno ve este tipo de medidas, es bastante difícil de entender cuál es la racionalidad detrás de esto. Uno podría decir que es eso, que es una medida muy fuerte, tratando de golpear muy fuerte para después negociar con distintos actores. Por ahora, lo que uno observa del otro lado, en particular China, no está reculando, sino que está doblando la apuesta.

BD: Claro, la Unión Europea está en la misma tónica, discutiendo qué hacer, pero van en ese mismo sentido. Entonces, me parece que la estrategia de Trump es bastante difícil de entender.

MF: Efectivamente, el gobierno de Trump ganó con el apoyo de las grandes tecnológicas norteamericanas, incluyendo Apple, Tesla y otras tantas. Así que, por eso digo, en ese sentido, este tipo de política, la verdad es que a esas empresas no les conviene, no les conviene por lo menos a corto plazo para nada, porque aumenta su costo de producción de manera exorbitante. La mayoría de esas grandes empresas tecnológicas que tienen base de operaciones en California o en Silicón Valley, en Estados Unidos, muchas de ellas están detrás de Trump, muchas de ellas lo que venden lo producen con base en China, en la India y otros países del mundo. También es cierto que hay otras empresas que capaz que en el mediano plazo no les importa tanto, como pueden ser las vinculadas a la nube, tipo Google o X o esas empresas que son tecnológicas pero que sobreviven sobre la base de operar en el Internet, en el hiperespacio. Pero digo, me parece que la verdad que es difícil de entender la decisión de Trump de acelerar e ir para adelante todo lo que pueda, tratando de llevarse puesto a todo el mundo y obligarlos a forzar, digamos, a acomodarse. No sé si va a funcionar y aparte creo que sí, en cualquier caso, si funcionara, en el mediano y corto plazo genera enormes costos para todo el mundo, incluyendo para los socios o los que apoyan a Trump. Y agrego una cosa más: la crisis económica, la profundidad de esta crisis, puede llevar a una situación de crisis global en lo que tiene que ver con las deudas de los países en el mundo, la deuda que tiene Argentina con los Estados Unidos, con el Fondo Monetario, la deuda que tiene cada país con el capital financiero internacional. Porque esta crisis va a hacer más difícil aún pagar esas deudas, que se han incrementado violentamente, sobre todo después de la crisis del COVID. Me parece que ahí hay algo más que se va a empezar a sumar: el riesgo de que haya un ciclo de cesación de pagos generalizado en el mundo es mucho más alto hoy que hace una semana.

BD: justo vos has tocado un punto que te iba a preguntar, porque esto indudablemente amenaza una profundización de la guerra comercial, pero además va a tener consecuencias muy directas en el nivel de vida de las masas, no ya en la Argentina, sino a escala planetaria.

MF: Sí, sí, sí, por eso el aumento de los precios de los productos, la caída en las niveles de producción a escala global van a generar enormes tensiones, van a generar un empeoramiento en las condiciones de vida de las clases populares en todo el mundo y en particular y específicamente también en la clase trabajadora norteamericana, que van a sufrirla fuertemente esta situación. Y ya hay indicadores, proyecciones e indicadores muy claros de que la economía norteamericana va a entrar en recesión rápidamente a fin de este año. Todo este proceso de guerra comercial con China también ha desatado crisis en distintos países, inclusive con guerras, ya no de baja intensidad sino guerras profundas, como es el caso de Ucrania, como fue el caso de Siria.

BD: ¿Esto plantea una profundización de ese conflicto ya no económico sino militar a nivel mundial?

MF: Sí, la verdad que lo que uno empezó a ver en los últimos meses es que la mayoría de los países, europeos sobre todo, han acelerado una suerte de “keynesianismo de guerra”: aumentar la inversión en armamento, prepararse para la guerra en un contexto de esta naturaleza de tanta violencia en las negociaciones de parte del gobierno norteamericano para negociar mejores condiciones de intercambio comercial o de producción. Esto no es la forma tradicional de hacer política en el mundo tal cual lo conocemos por lo menos por los últimos 100 años. Obviamente, guerras ha habido siempre, hay conflictos armados localizados en algunos puntos del mundo, pero esto lo que hace también es acentuar y acelerar esta situación de inestabilidad y de preocupación generalizada; donde imagino yo que los principales países en América Latina, Brasil me lo imagino preocupándose por esta situación, los países europeos, la misma China en su región; Rusia obviamente que está ahí también mirando. Todos los países que tienen cierta importancia en el mundo y tienen capacidad militar, están viendo esto como una aceleración en estos procesos y a corto o mediano plazo van a plantearse una escalada aún mayor en los gastos militares, en función del riesgo cierto de que un país como Estados Unidos termine decidiendo, digamos, tomando acciones de orden militar. De todas maneras, por lo que uno escucha también, Estados Unidos tiene una actitud también militarista pero a la vez cerrándose sobre sí mismo.

BD: Ante este panorama que vos planteás, más que nunca debemos tomar aquello que cantaba Serrat: el mundo está en manos de unos locos sin carnet.

MF: Sí, esta actitud que tienen Donald Trump, Elon Musk, quienes los apoyan y los siguen, es la actitud, no sé si de gente loca, pero de gente que cree que tiene el mundo a sus pies y que puede hacer lo que quiera. Dejar de lado todos los organismos internacionales. Entonces, bueno, tal vez esto sea parte de ese proceso, donde el gobierno norteamericano trata de promover sus intereses, saliéndose de todos estos espacios de gestión de gobernanza global, como suele decirse. Me parece que eso puede ser algo que estemos observando. Habrá que ver en el tiempo.