Está terminando la Caminata por Justicia, en la Ciudad de Buenos Aires, realizada por integrantes de la Asamblea El Algarrobo, de Andalgalá, Catamarca, contra la megaminería contaminante. En su paso por la ciudad de Rosario, charlamos con algunos de sus integrantes.
Entrevista: Luis Cuello para Borrador Definitivo
Desde hace años, en el pequeño pueblo de Andalgalá, sus pobladores organizan una caminata, todos los sábados, alrededor de su plaza central, para reclamar el cese de la explotación megaminera en las vertientes de los ríos y glaciares que proveen de agua a toda la zona.
Este tipo de manifestación nació en el año 2010, después de una violentísima represión del estado y su policía a personas que se manifestaban a la sombra de un algarrobo, bloqueando el ingreso de máquinas que pretendían subir a destruir la montaña para extraer oro y vaya uno a saber cuántas riquezas más. Esa es una de las cosas que, de hecho, nos cuentan nuestros entrevistados: la minera declara una parte de su extracción, por la que paga regalías bajísimas, pero nadie sabe a ciencia cierta qué cantidad de metales, tierras raras y demás riquezas exporta verdaderamente. Al estado no le interesa controlar este tráfico ilegal, como tampoco le interesa vigilar las condiciones ambientales en las que se realiza la explotación.
Sobre la historia de la lucha andalgalense leé: Andalgalá: “Vienen por el oro”
Los integrantes de la asamblea, que toma su nombre de ese joven algarrobo que los cobijó en los inicios de su organización para luchar por el agua y la vida, nos cuentan que la minera La Alumbrera ingresó al pueblo de Andalgalá prometiendo el oro y el moro. Más de veinte años después de haber destruido y extraído todo lo que quisieron, Catamarca es la segunda provincia más pobre del país, y el estado prácticamente se ha retirado de sus funciones para dar paso a lo que ellos llaman una “dictadura minera”.
En la actualidad, la empresa Agua Rica (reconvertida en MARA) pretende declarar inconstitucional la ordenanza municipal que, en Andalgalá, prohíbe la explotación minera a cielo abierto. Una comitiva de cinco integrantes de la Asamblea El Algarrobo asumió la tarea de transitar los 1500 kilómetros que separan a su territorio de la capital del país, donde se deciden las políticas que después sufrirán los pueblos, para reclamar a la Corte Suprema que respete esta ordenanza y suspenda inmediatamente el proyecto MARA, en vista de que se están destruyendo y contaminando glaciares y zonas periglaciares que, por esas cosas de la burocracia, después de 12 años de aprobada la Ley de Glaciares, aún no han sido relevados ni registrados. En este recorrido, además, recogieron no solo el apoyo sino también las distintas problemáticas ambientales y experiencias de lucha de los pueblos que fueron transitando.
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