El proceso de resistencia universitaria a las políticas de ajuste del gobierno de Milei, tuvo sus picos con las dos marchas federales universitarias, en los meses de abril y octubre; y con una serie de tomas de facultades, con asambleas masivas, clases públicas y otras medidas estudiantiles; después de que el Congreso validara el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario. Hoy, esas medidas de lucha parecen haber entrado en un breve impasse, aunque muchos estamos convencidos, como menciona nuestro entrevistado, que estamos en los primeros momentos de un proceso que puede ser largo y del que habrá que ver su desarrollo.


Entrevista por Luis Cuello

Alberto Bonnet es Historiador y docente universitario en la UBA y en la Universidad de Quilmes. Es en esta última institución donde siguió de cerca el proceso de organización estudiantil y toma de la universidad, sobre el cual comienza diciéndonos: “Es un proceso  muy. Sobre todo interesante en el caso de mi experiencia personal, aquí en la UQui y en las universidades del Conurbano. Porque en la UBA, tradicionalmente hubo procesos de lucha importantes, etc. Pero ahí en el Conurbano es menos común, y este proceso que se está viviendo en la UQui y en otras universidades es como inédito. Digamos, es la primera vez que suceden asambleas masivas, movilizaciones, y no tiene antecedentes histórico lo que está sucediendo, ¿no? Y es muy interesante en ese sentido. Nosotros tuvimos la semana pasada, en el caso de la UQui, las asambleas más grandes que hubo en toda la historia de la universidad y la movilización que se hizo el viernes en el centro de Quilmes fue también muy importante. Y si bien hubo anteriores movilizaciones, esta fue la movilización más grande, más importante que tuvo la universidad, cualitativamente diferente del pasado”.

Borrador Definitivo: Charlando la semana pasada con estudiantes de distintos lugares como la UBA, Córdoba, Rosario, nos hablaban de una suerte de irrupción de todo un sector independiente, inclusive de pibes que nunca habían participado y que empiezan a poner el pecho. ¿Ese proceso también se da ahí en Quilmes?

Alberto Bonnet: Sí, las movilizaciones éstas son diferentes por eso, digamos, por ese factor. Porque está empezando a participar una parte del estudiantado que tradicionalmente no participaba. Salvo, digamos, las agrupaciones y algunos allegados, no participaban antes.  Y ahora sí se están sumando sectores del estudiantado que antes no participaban. Y también de otros sectores barriales, por ejemplo. Participaron jubilados, participó gente de la economía popular, o sea, de otros sectores vinculados con la universidad, sobre todo el barrio; y eso también es interesante.

BD: Esto que contás, demuestra en cierta forma, lo instalado que está en la Argentina, la defensa de la Universidad pública como mecanismo de movilidad social ascendente.

AB: Sí… la educación en general tiene esa característica. Lo específico por ahí del Conurbano es que las universidades tienen más vínculo -no solo Quilmes, sino en general- con el barrio, con la cuestión geográfica. Quizás en las grandes universidades, como la UBA o La Plata, tienen menos cercanía. Pero aquí están más insertas en la cuestión del barrio, entonces, también eso volvió las  movilizaciones más masivas. No solo la participación estudiantil de sectores de estudiantado Independiente que antes no participaban, sino también el hecho de que se sumaran sectores de organizaciones vecinales, etcétera, de la zona.

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BD: En tu caso, vos sos docente y estás involucrado muy fuertemente en esta lucha, pero nos comentaban estudiantes que el sector docente universitario es como que viene más atrás, que participa en las marchas, a veces, pero no es un sujeto muy activo en este proceso, que centralmente se está dando a nivel del estudiantado.

AB: Sí. Definitivamente. Los que impulsan el movimiento en su conjunto son los estudiantes. En el caso de la Universidad de Quilmes, el ámbito de dirección de la movilización, es una asamblea interclaustros, en realidad, donde participan los estudiantes, los docentes y los no docentes en conjunto. Pero la participación mayoritaria o más dinámica, si querés, es la de los estudiantes. Algunos docentes participamos en la asamblea, nos movilizamos, etc., pero los que llevan adelante las acciones son principalmente los estudiantes. Incluso docentes y no docentes tomaron decisiones complicadas con los paros la semana pasada, y los del lunes y martes próximos. Estos paros docentes y no docentes decididos nacionalmente son un poco complejos como medidas de fuerza en estas condiciones, con tomas de las universidades, porque son medidas pasivas que en principio, no sé si desmovilizan, pero por lo menos interrumpen la dinámica de esas tomas. Recién se va a retomar el miércoles. O sea, aquí me parece que hay una tensión entre la dinámica de las tomas y la dinámica de estos paros pasivos que están haciendo docentes y no docentes, coordinados.

BD: En eso, uno no puede dejar de recordar la acción de los aparatos durante la impresionante movilización en el último periodo del gobierno de Macri, con una gran movilización estudiantil que después fue traicionada por Carlos De Feo (Secretario General de Conadu, sindicato de los docentes universitarios), que firmó un acuerdo a espaldas de todo. Creo que hay que ver cómo juegan los aparatos y sus intereses políticos en esto, ¿no?

AB: Claro. Bueno, de hecho ya la UBA, al comienzo del gobierno de Milei, se despegó de la movilización y firmó un acuerdo con el gobierno por su cuenta, ¿no? Eso es una cosa complicada por la dinámica que está teniendo el conflicto. En principio, en teoría, en abstracto, estos paros serían medidas de fuerza también de los docentes y no docentes, pero en este contexto de tomas, etcétera, tiene un sentido desmovilizador.

BD: ¿Podemos tener la perspectiva de un proceso que recién empieza? Me parece que, al día de hoy, todavía es muy difícil prever cómo se sostendrá en el tiempo y si verdaderamente vamos a la constitución de un nuevo movimiento estudiantil, que estaba totalmente ausente casi en las últimas décadas.

AB: Eso, lo segundo que me planteas es absolutamente cierto. El movimiento estudiantil estaba prácticamente inexistente, en los últimos tiempos, efectivamente. La perspectiva no la podemos saber. Lo que es seguro es que va a ser un proceso largo, en el sentido de que no se va a obtener un desenlace, una victoria en el corto plazo. Esto va para largo, todo el mundo lo sabe. Todos saben que forzarle el brazo al ajuste de Milei es algo complicado. En el caso específico de acá, del Gran Buenos Aires, yo creo que depende mucho de la capacidad de coordinación, que por ahora mucho no hay. De coordinación entre el movimiento de las distintas universidades y de la posibilidad de hacer también acciones comunes, ¿no? Conjuntas. Con eso se podrían tomar medidas de más envergadura, coordinando entre distintas universidades acciones comunes.  Se hablaba, por ejemplo, de medidas de cortes más importantes que los que se están haciendo hoy: cortes de autopistas, cortes de puentes; pero eso requiere una movilización mucho mayor y coordinación entre distintas universidades.  De hecho, mi hija, que está en Exactas, me comentaba la otra vez y me mandó fotos de un corte que hicieron, corte parcial, pero un corte que hicieron ahí en la autopista Cantilo, que son medidas un poco más avanzadas en cuanto a sus efectos. Quizás más contundentes que el hecho de que las universidades estén tomadas ahora con clases públicas en la calle. Pero bueno… son eso, digamos; sirven para visibilizar el conflicto más que para atacar con medidas más profundas.

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BD: En eso juega también el rol de los rectores y de los aparatos al interior de la universidad, ¿no? Ellos  tienen sus propios negocios y sus propios intereses que no son precisamente los del estudiantado.

AB: Sí, por supuesto. En el caso nuestro, quiero decir de la Universidad de Quilmes, eso es patente. La primera respuesta en los comienzos del gobierno de Milei, la primera que adoptaron las autoridades por parte del rectorado frente al ajuste, fue autoajustar: reducir la cantidad de cursos, reducir la cantidad de materias a que se podían inscribir los alumnos, eliminar contratos docentes, por supuesto. Esa fue la primera respuesta; eso incluso se conoce por la prensa. Y ahora continúan con esa política, cerrando la inscripción a dos carreras de informática para el año que viene. O sea: cerraron directamente la inscripción a dos carreras que son muy masivas, porque prevén que no van a tener presupuesto. O sea, la respuesta es el autoajuste de las autoridades. Y no es el único caso, en otros casos hacen lo mismo.

BD: Y en muchos casos, manteniendo los acuerdos con empresas y los nichos de financiamiento propio.

AB: ¡Ah, sí! ¡Eso por supuesto! En todas las universidades del Conurbano está muy presente eso. Sobre todo en las carreras más técnicas, que tienen más capacidad de hacer ese tipo de acuerdos. Sí, sí, por supuesto.

BD: Esto plantea y lo hemos charlado con varios compañeros, cómo enfrentar este ajuste brutal sin tener que defender absolutamente lo viejo, que tiene sus serios problemas.

AB: Sí. Eso es una cosa que, y esto es medio anecdótico, no se planteó, que yo sepa, por lo menos ahí en la Universidad de Quilmes. Pero sí en una asamblea de hace unos días, no me acuerdo cuándo fue ya, en Filosofía y Letras, que plantearon eso: la perspectiva de defender la universidad pública, pero no volver a lo mismo que estaba, sino tratar de avanzar hacia también transformaciones en la universidad. Eventualmente, uno vería en perspectiva una nueva reforma universitaria, ¿no?

BD: Y en este contexto que vos contás, en este aspecto particular de la relación de la universidad con sectores sociales, plantea también claramente la cuestión de al servicio de quién debería estar la universidad.

AB: Sí, claramente. Y eso se empieza incipientemente a plantear. En general es un movimiento básicamente defensivo pero en ese contexto creo que hay que plantear, digamos, esa perspectiva, la perspectiva no meramente defensiva, sino también de transformación de la universidad.

BD: Alberto, te agradecemos muchísimo que hayas accedido a compartirnos tus opiniones.

AB: Quisiera comentar una cosa de acá, de la Universidad de Quilmes. Algo que también salió en los medios, que fue la provocación de los militantes libertarios. Vinieron a tratar de sabotear una asamblea, un conjunto de militantes libertarios enviados por una de las concejalas de Quilmes,  tiraron gas pimienta, hubo todo un enfrentamiento, una situación complicada que puede quizás repetirse en otros casos y en otras universidades, que es el ataque de militantes libertarios al movimiento.

BD: Lo que va a plantear también la necesidad de pensar cómo enfrentar ese tipo de situaciones.

AB: Sí, claro, claro. Ya aquí en la asamblea interclaustros de Quilmes se organizó una incipiente, que no es por ahora muy eficiente, Comisión de Seguridad, etc. Porque, claro, está esa posibilidad de las provocaciones bastante presente.


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