El intento estatal-empresarial de comprar voluntades y romper la resistencia de las comunidades, con mentiras y promesas vacías. Y cuando eso falla, la represión para allanar el camino a la explotación y la destrucción de la vida y los territorios. Las dos caras del extractivismo.
Recopilación: Elizabeth Moretti
En la última semana hemos visto, más claramente que nunca, las diferentes estrategias en que el estado pretende avanzar con la explotación megaminera sobre los territorios que resisten en defensa de su agua y su salud ambiental. Por un lado, el gobierno nacional presentó la eufemística “Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad” (Memac), anunciada como un espacio de diálogo entre empresarios mineros y ambientalistas (¿?). Al mismo tiempo, el estado minero muestra su cara más genuina en Andalgalá, Catamarca, al reprimir ferozmente a miembros de la comunidad Choya, que acampaban en el cerro en defensa del agua del ríos Choya, contaminado por la el proyecto MARA – Agua Rica.
El diálogo unilateral de las mineras y el estado
Existe en la actualidad un estado de tensión entre el gobierno nacional y las empresas mineras que explotan el territorio argentino, por el proyecto del impuesto a la renta inesperada. Para intentar suturar esa herida es que el gobierno encara una vez más la ofensiva contra las comunidades, para intentar resolver la cuestión de fondo que las empresas están interesadas en resolver: lograr la licencia social para la explotación minera, sobre todo en las siete provincias argentinas donde la actividad está frenada, gracias a la lucha inclaudicable que llevan adelante las comunidades, como Chubut, Mendoza y tantas otras. Para ello es que se presenta esta Mesa Nacional sobre Minería, como un espacio de debate e información públicos, pero que no es más que un nuevo embate de las empresas mineras sobre las comunidades.
Les militantes en defensa del agua y los territorios tienen sobrada experiencia de lo que significan en verdad los diálogos propuestos por el estado y las mineras y lo poco que valen las promesas de realizar la actividad en condiciones ecológicamente sustentables, como no se olvidan de decir las empresas en cada oportunidad. Tal es así que, de manera inmediata, surgió el rechazo unánime a este nuevo intento de disfrazar la actividad pintándola de rosa, que se expresa en el comunicado de prensa que reproducimos a continuación, difundido por la Unión de Asambleas de la Comunidad (UAC), y podés leer con las firmas actualizadas aquí: https://www.facebook.com/unionasambleasciudadanas/posts/4415492978551076
Desde Chubut, Río Negro, Jujuy, Entre Ríos, Santa Fe, Neuquén, Mendoza, Buenos Aires (prov), San Juan, La Rioja y Catamarca.
3 de mayo de 2022
RECHAZAMOS EL NUEVO EMBATE DE LA MEGAMINERÍA SOBRE LOS TERRITORIOS
Preocupados vemos un nuevo embate del gobierno y las transnacionales mineras sobre los territorios (ver https://www.ambito.com/…/mineria-gobierno-junta-empresarios…) Con el eufemismo “Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad (Memac)”, el Ministerio de Desarrollo Productivo Nacional, junto a la Cámara de Empresarios Mineros (que reúne a las grandes transnacionales del sector), lanzaron una nueva iniciativa de lobby minero. Nos preocupa aunque no nos sorprende, ya que han intentado exactamente lo mismo en varias oportunidades desde que se instaló la gran minería en nuestro país en la década de los ´90.
El único y exclusivo objetivo de esta mesa es romper las resistencias territoriales y avanzar en las 7 provincias de Argentina que limitan el uso de sustancias tóxicas y peligrosas en la actividad minera y que fueron obtenidas a través de verdaderos procesos participativos, democráticos, informados y populares. Porque sobre este punto es importante destacar que la historia del movimiento socioambiental en Argentina está plagada de participaciones populares en instancias institucionales y gubernamentales. No rechazamos los diálogos y debates, por el contrario, los propiciamos y los protagonizamos. Dos décadas de historia así lo demuestran: hemos iniciado el procedimiento constitucional de iniciativa popular en la provincia de Chubut en dos oportunidades, un plebiscito en Esquel -Chubut, 2003- y otro en Loncopué -Neuquén, 2012- (los dos únicos que desde el poder se permitieron); hemos participado en infinidades de audiencias públicas gubernamentales en la provincia de Mendoza y en todo el país, en el debate parlamentario de la Ley Nacional de Glaciares (que violan impunemente la gran mayoría de las empresas), ampliamente en cada una de las leyes que prohíben en 7 provincias el uso de sustancias tóxicas en la actividad, en la creación de ordenanzas municipales en Catamarca, en la publicación de libros de investigación y de divulgación sobre los mitos de la actividad minera, en foros públicos en las Universidades Nacionales de San Juan, Córdoba, Buenos Aires, Rio Negro, Mendoza, entre muchas otras actividades más. En suma, hemos participado en debates de todo tipo, en las calles, en las escuelas, en las universidades, en los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales. Nos informamos científicamente y también porque conocemos nuestros ríos, nuestra tierra y porque sufrimos en nuestros cuerpos y vida esta actividad. Lo que rechazamos son las falsas mesas de “diálogo” que tienen un objetivo prefijado (“destrabar la actividad”, es decir, avanzar con la megaminería) subestimando los saberes territoriales y populares. Pretenden invisibilizar más de 20 años de resistencia. “No entendieron”, “faltó conocimiento”, “información falsa”. Sí entendimos y sí tenemos mucha información y conocimiento real, concreto y situado.
Diálogo unilateral, falso, sin horizontalidad, sin interlocutores válidos, que parte de premisas falaces tales como que el problema es “la ignorancia de las comunidades”. Porque cuando el único territorio de las organizaciones, que participaron ayer como legitimadoras del encuentro, son los medios de comunicación y las redes sociales, se pierde la visión de los territorios. Así intentan bastardear 20 años de luchas territoriales contra la megaminería en Argentina. ¿Qué conflictos quieren “destrabar” si la supuesta participación es con organizaciones que no tienen contacto con las comunidades afectadas, que no nos representan, y no cuentan con legitimidad? Pretenden desconocer que hay provincias enteras que han tenido un verdadero, pacífico y respetuoso debate social y que han rechazado democráticamente esta figura extrema del extractivismo. El debate ya se ha dado. En suma, repudiamos el falso diálogo con organizaciones que se definen como “ambientalistas” mientras legitiman una actividad que destruye, contamina y saquea los territorios.
No es por falta de información o de información errónea que rechazamos a la gran minería, ni por falta de control; lo hacemos porque en todo el mundo se impone sin licencia social, con gran conflictividad y represión, con destrucción ambiental, con saqueo económico, con corrupción política y con persecuciones físicas y judiciales (ayer mismo llegaron citaciones judiciales a vecinos y vecinas de Andalgalá en Catamarca). Y es por eso que, con los ecos cercanos del “Mendozazo” y el “Chubutazo” seguiremos defendiendo nuestros territorios, nuestra agua, nuestra vida.
La represión. La verdadera cara del estado minero
Pero, como decíamos arriba, la verdadera cara del estado minero se expresó en Andalgalá, provincia de Catamarca. Lejos de los eufemismos de diálogo y debate abierto, allí el Proyecto MARA – Agua Rica avanza de manera ilegal, sin un correcto estudio de impacto ambiental y silenciando, a través del estado provincial y nacional y sus fuerzas represivas, a quienes se opongan a ello.
Desde hace un tiempo, los vecinos y vecinas de la comunidad Choya (ubicada sobre el río del mismo nombre) empezaron a notar problemas estomacales y cutáneos que nunca antes habían tenido en la comunidad, particularmente en les niñes. La conclusión era fácil de sacar: las máquinas de la minera desprenden el material ya contaminado del cerro, y éste va a dar a las vertientes del Río Choya, cuya agua utiliza la comunidad. Así es que decidieron acampar sobre el cerro en defensa del agua y la salud de sus hijes. Finalmente anoche, después de todo un día de mucha tensión, fueron desalojados violentamente por decenas de policías armados hasta los dientes; dejando como saldo varios heridos con balas de goma y una compañera detenida, por cuya liberación se realizó posteriormente una manifestación en la comisaría de Andalgalá donde la tenían alojada.
La comunidad andalgalense tiene la experiencia de haber alojado durante años a la Minera La Lumbrera, y de ser uno de los pueblos más pobres de la Argentina, además de sufrir los efectos de la contaminación tanto en su salud, como de la contaminación política e institucional que implica vivir en un estado minero; y varios de los militantes contra la megaminería enfrentan procesos judiciales por defender su derecho a vivir en un ambiente sano.
Esa es la verdadera cara de la moneda megaminera y del estado a su servicio.