Artículo publicado en infoNativa

“Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos».

José Saramago

Por Silvio Schachter

Son dantescas las imágenes de los bosques quemándose en el Bolsón y otras áreas de la Patagonia, arrasando con la vida silvestre y los hogares de quienes habitan en ellos. Miles de hectáreas sacrificadas en una gigantesca y siniestra  hoguera fruto de la planificada inacción, la desinversión en equipamiento  y personal  de los parques nacionales y para las dotaciones  de bomberos, actos que son cruzados por la codicia de los negocios inmobiliarios, el agronegocio y la megamineria, que se sostienen con  la represión contra quienes enfrentan inermes  la ignición de  añosas arboledas y viviendas.

Cuando veo que el adorador de motosierras y guillotinas, el sociópata besamanos de Trump, viaja por enésima vez  junto a su inseparable hermana, a lo que considera la metrópoli de su satrapía, sin una mención a la tragedia que se vive en el sur del país, me surge  la imagen de otro incendiario, el emperador  Claudio Cesar Nerón tocando la lira mientras ardía Roma. Colateralmente viene a mí mente la figura Augusto Germanico, Calígula, que según lo describe Robert Graves en su monumental novela  histórica Yo Claudio,  el  perverso emperador, que reino por un periodo de solo  4 años|, hasta el 41 del siglo I, cuando fue asesinao,  además de creerse un Dios y de nombrar cónsul a su caballo, tuvo relaciones incestuosas con su hermana Agripina.

Otro incendiario, Adolf Hitler, el 22 de febrero de 1933 prendió fuego al Reichstag, el parlamento alemán en Berlín. El demente emperador  romano utilizó el incendio para culpar a los primitivos cristianos que fueron ejecutados en masa. El genocida nazi  lo manipulo para acusar a los comunistas del KPD de conspirar contra el Gobierno, desatando  contra ellos una brutal persecución y asesinatos  que se extenderían a judíos, gitanos y a otros pueblos europeos. Aquí y ahora, en un remedo de los personajes  más nefastos, Milei y la represora mitómana Bullrich, como en otras ocasiones, encubren sus actos con la cacería y persecución de quienes justamente defienden la vida  en sus territorios, los brigadistas y la comunidad mapuche permanentemente criminalizada y estigmatizada.

Como si no alcanzara con la represión institucional, los esbirros de los dueños de la tierra, ante la mirada cómplice de la policía y la gendarmería,  los matones de  Joe Lewis, el amigo y anfitrión  de Mauricio Macri, mantienen viva las practicas criminales de los terratenientes Braun Menendez, que con el brazo ejecutor del escoces  Alexander Mc Lenan,  en las postrimerías del siglo XIX,  exterminaron  a la comunidad Selk’nam en Tierra del Fuego, porque ocupaban sus estancias, tierra robada con la complicidad del Estado.

Es prioritario detener la privatización de tierras en la Patagonia, los bosques y lagos, son un bien común a preservar,  no pueden ser más un lujo para solaz de los multimillonarios

Nadie puede hacerse el sorprendido, en la localidad del Hoyo en Chubut  se produjeron incendios en 2021, 2023 y 2025. En el Hoyo la prefectura al mando de Bullrich asesino a Santiago Maldonado.  También en Chubut en el  Parque Nacional los Alerces se quemaron en 2024 más de 3.000 hectáreas de bosques.

Al frente del área medio ambiente se han  sucedido funcionarios ineptos, designados exprofeso para dejar hacer,  los más recientes, el rabino Sergio Bergman  ministro de Ambiente de la Nación entre diciembre de 2015 y septiembre de 2018, cuando pasó a desempeñarse como Secretario del mismo área hasta diciembre de 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri, Juan Cabandie que se  desempeñó como Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación durante el gobierno de Alberto Fernández. Pero nadie puede igualar  el desempeño  del director de la degradada Secretaria de Medio Ambiente, mezclada con Deporte y Turismo del actual gobierno, el  ex vicepresidente, ex gobernador de la provincia de Buenos Aires , y candidato a presidente por el Frente de la Victoria, el infame trepador y oportunista, Daniel Scioli que se postea en las redes jugando al paddle, “su gran pasión”,  en medio de los incendios.

“Los incendios se generaron para que al gobierno le vaya mal” fueron las insólitas palabras, en línea con el caradurismo que caracteriza a los funcionarios de este gobierno, del Director de Parques Nacionales, Cristian Larsen,  un hombre del PRO cercano a Hernán Lombardi con quien compartió la secretaria de medios, denunciado por el sindicato SIPREBA   por ser  el brazo ejecutor de la política de despidos y  numerosas irregularidades, vaciamiento generalizado, persecución y violación de derechos laborales, el prontuario se completa  con Leonardo Sarquis designado director de Conservación de Áreas Protegidas en la Administración de Parques Nacionales  de conocida trayectoria como lobista del mundo del agronegocio. Sarquis fue CEO  ni más ni menos que de  la multinacional Monsanto, adquirida por Bayer y productora del  envenenador herbicida Roundup, a base de glifosato.

El fenómeno no es solo argentino, se multiplica en todo el planeta,  hace poco los  incendios forestales en California provocaron la muerte de más de 30 personas, la destrucción de al menos 13.000 estructuras y viviendas y la quema de 17.000 hectáreas de bosque. La compañía eléctrica Southern California Edison (SCE), la principal del Condado, admitió este jueves su responsabilidad en el origen de uno de los incendios que están asolando Los Ángeles. No es la primera vez que la empresa  estuvo involucrada en un incendio.

En Australia entre finales de 2019 y principios de 2020 se produjo uno de los peores incendios forestales recientes, conocido como el «Verano negro», cuando las llamas devastaron el sureste del país. Los fuegos provocaron la muerte de 33 personas, afectaron a unos 3.000 millones de animales, calcinó unas 3.000 viviendas y quemó unas 180.000 kilómetros cuadrados de terreno, En diciembre de 2024 se volvió  a repetir  y arraso 30.000 hectáreas.

Como señalan los especialistas estas catástrofes se aceleran en tiempo y tamaño en  relación directa con los efectos del cambio climático, un fenómeno  negado por el terraplanista  Milei, que como señalé en otra nota, ordenó el retiro de la delegación argentina de la Conferencia Internacional por el Cambio Climático CP29.

En el principio fueron los bosques

Hay un dato que ilustra a la perfección el papel clave que jugaron los primeros bosques en la historia del planeta, antes de su aparición, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era de casi 2.000 ppm (partes por millón) lo cual hacia imposible la vida, en el presente es de 413 ppm. En otras palabras, los árboles cambiaron el curso de la historia de la vida refrescando el planeta y propiciando la aparición de los glaciares y el hielo de los polos, fundamentales también para continuar manteniendo la temperatura del globo a raya. Los vestigios de vida más antiguos datan de hace 3.800 millones de años con la aparición de organismos vivientes en la tierra, usan el oxígeno que se evacuaba a la atmósfera como residuo de la fotosíntesis. La evolución de estos organismos permitió la existencia de la vida animal incluidos  los humanos. En la actualidad son las plantas y, en especial, los árboles los principales proveedores de oxígeno a la atmósfera. De la existencia de oxígeno depende nuestra existencia, por lo tanto, el destino del hombre (su vida y su muerte) está unido al de los árboles.

Los bosques ejercen un efecto de amortiguación sobre la erosión del viento, el movimiento de tierras , deslizamientos en masa y caída de rocas, influyen sobre la circulación local del aire. Tienen efecto protector sobre las cuencas hidrográficas, retienen  agua en el suelo, regulan los caudales, influyen en las precipitaciones y filtran el agua para beber,  Reducen el impacto de contaminantes, al retener las suspensiones sólidas y los elementos gaseosos, así como filtrar las masas de aire y retener los contaminantes. Conservan el hábitat natural de la flora y la fauna, y su diversidad biológica, asegurando su propia perpetuación mediante el funcionamiento óptimo de los procesos ecológicos.

La desforestación a lo largo de la historia humana ha sido continua, pero durante siglos  avanzó muy lentamente, incluso permitiendo su resiliencia, pero se ha ido acelerando y  desde 1990 ha acabado con más de 180 millones de hectáreas. En nuestro país en la zona del Gran Chaco, donde existen 3.400 especies de plantas, 500 aves, 150 mamíferos, 120 reptiles y 100 anfibios, se destruyen 150.000 hectáreas de bosque  por año debido al desmonte e incendios.

Los incendios forestales,  se han convertido en una de las grandes amenazas para los ecosistemas a nivel mundial. Se estima que más de 4.400 especies terrestres y de agua dulce están amenazadas por la creciente frecuencia de incendios a nivel global

En un contexto de cambio climático, las temperaturas más altas y los periodos de sequía prolongados están haciendo que estos eventos sean cada vez más destructivos y frecuentes.

Si bien factores naturales como los rayos pueden provocar incendios, el 95% de los incendios tienen su origen relacionado con actividades  humanas, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la acción humana directa es un factor clave en la propagación de estos desastres.

Pareciera que se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu, para convertirnos en tierra fértil de autoritarismos. Y hay una especie de acostumbramiento, que es lo peor que le puede pasar al ser humano:  al terror, al genocidio, al hambre y a la falta de educación para todo el mundo.”

Juan Gelman

La preservación del medio ambiente, y de los bosques en particular no se establece por decreto, la acción ante los incendios debe ser precedida  por una política de control y cuidado, con todos los recursos materiales y humanos necesarios y no puede estar en manos de los incendiarios que gobiernan para las corporaciones y los terratenientes. Es necesaria la participación activa de quienes defendemos la vida  frente a estos rapaces depredadores.

No debemos permitir que de tanto denunciar y difundir los actos de ecocidio, el cambio climático, la desforestación,  los incendios forestales,  la desertificación,  la contaminación, el envenenamiento, el derretimiento de los cascos polares y glaciares, el fraking, la megamineria y  el exterminio de especies, los vayamos naturalizando y nos acostumbremos a convivir en un mundo que, si sigue  dominado por el capitalismo y su barbarie, marcha fatalmente a su desaparición. Tendremos una posibilidad si logramos entender que de nosotros depende el futuro de la vida en el planeta.