La semana pasada, el espacio Basta de Asesinatos Laborales presentó su informe 2021-2022. Para el 2021, la cifra es de 3.130, con una incidencia del 80% de muertes por COVID, contagiado en sus puestos laborales. Para el 2022, se registran 492 muertes. Esto hace un total, en los últimos cinco años, de más de cinco mil trabajadores y trabajadoras a quienes ganarse el sustento diario les costó la vida.
Desde Borrador Definitivo hemos abordado múltiples veces el tema de la inseguridad. Pero no de la forma hegemónica en que lo hacen la mayoría de los medios, limitándolo únicamente a los atentados contra la propiedad privada; sino en una acepción que, a nuestro entender, es mucho más amplia y abarcativa.
Dentro de esta acepción, por supuesto que está la inseguridad callejera, con sus múltiples expresiones y consecuencias para el ciudadano de a pie. Figura también la represión estatal contra los sectores populares encarnada por las fuerzas represivas con su larga lista de muertes bajo distintas modalidades. También tenemos en cuenta la inseguridad de género, consecuencia de una sociedad y un estado machista y patriarcal.
En este caso vamos a abordar otra acepción de la inseguridad la inseguridad laboral. Los cientos de trabajadores y trabajadoras que, habiendo salido de su casa a su puesto de trabajo, nunca volvieron o volvieron con lesiones o enfermedades que les durarán toda la vida. Situaciones en las que ganarse la vida, contradictoriamente, cuesta la vida.
Para ello, charlamos con Ariel Godoy, trabajador de la industria del neumático e integrante del Espacio Basta de Asesinatos Laborales (BAL), que la semana pasada estuvo presentando su Informe de Asesinatos laborales 2021-2022.
En palabras de nuestro entrevistado: “BAL es, primero, una coordinación de sectores de trabajadores de distintos gremios, en combinación con las familias que piden justicia. Pero a la vez, y aparte de denuncia de esta situación, lo que se propone es generar herramientas para organizarnos y pelear en nuestro lugar de trabajo, sabiendo que la salida está en la mano de los propios laburantes”.
Borrador Definitivo: ¿Cómo surge BAL?
Ariel Godoy: Basta de Asesinatos Laborales nació en el 2016, a raíz de la muerte de David Ramallo, Diego Soraire y Joaquín Alcaraz; tres trabajadores de la Línea 60, del INTA y de la construcción respectivamente. A raíz de esa situación, vemos que esos casos no fueron aislados, sino que se enmarcan en una situación más general que sufre la clase trabajadora en Argentina. En ese momento se denunciaba que eran alrededor de 449 muertes que se habían sufrido durante ese año, a raíz de lo que nosotros llamamos ‘asesinatos laborales’.
BD: ¿Cuál es la diferencia entre el registro que ustedes hacen con el que hace la Superintendencia de Riesgos del Trabajo?
AG: El Observatorio lo pusimos en pie en el año 2018, registrando las muertes. Y entonces nos dimos a la tarea de tratar de empezar a registrar a los trabajadores que no están registrados; porque nos dimos cuenta que hay un sub registro enorme por parte de la Superintendencia de Riesgo del Trabajo, que es el ente estatal que tendría que controlar, supervisar los lugares de trabajo y también dar un diagnóstico de esta situación. Porque la SRT no pone como figura, a lo compañeros que trabajan en negro, sabiendo que en la Argentina el 40% de la población trabajadora no está registrada, por eso aparecen estos números que nosotros denunciamos. Por ejemplo, hemos establecido, según los informes que tenemos, que en los últimos cinco años han muerto al menos 5.041 trabajadores y trabajadoras en su puesto de trabajo. Cifras que son totalmente alarmantes y que, obviamente, no hablamos de cifras, sino que son laburantes que no vuelven a sus casas.
BD: En el informe 2021-2022, ¿cómo evolucionan los números con respecto a años anteriores?
AG: Primero, lo que queremos destacar es que, desde el Observatorio, en los últimos cinco años, las cifras que hemos registrado nosotros son más altas que las que publica la propia Superintendencia de Riesgo del Trabajo. Y eso es un dato realmente alarmante. ¿Cómo puede ser que un organismo estatal, que tiene la estructura del estado, pueda registrar menos casos que los que registra una organización tan pequeña, mediante un valeroso esfuerzo militante para sacar esto a la luz?
Eso por un lado. Después, por el otro lado, las cifras van variando año tras año, pero, por ejemplo, en el 2021, lo que tenemos son las cifras de muerte por COVID en contexto de trabajo. A estas muertes, en un primer momento la SRT las había registrado; después las sacó del registro. Y nosotros las estamos registrando porque entendemos que, durante la pandemia, en el año 2021, hubo una apertura masiva de los lugares de trabajo, que en muchos casos no eran esenciales, sino que se abrían solamente para garantizar la ganancia patronal. Entonces, en el año 2021 hay un registro de 3.130 muertes por parte de BAL, y el ochenta por ciento de esas muertes, son por contagio de COVID en contexto laboral. Y en el año 2022, cuando nosotros registramos 492 muertes, la SRT registró 328, una cifra mucho menor.
A estas cifras, que son de por sí, terribles, también hay que sumarle un dato que es muy grave, y del que un poco dan cuenta los laburantes del Subte hoy día, que está peleando para que desasbesticen y para reducir la jornada laboral para estar menos expuestos al asbesto que hay en los vagones. Es en la cuestión de las enfermedades profesionales. Hay un dato a nivel mundial que lo largó la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, que plantea que entre el 70 y el 80% por ciento de las muertes producidas en contexto laboral, se produce por las enfermedades profesionales. La SRT, en Argentina, registra un promedio del 3% de muertes producidas por enfermedades laborales, lo que evidencia que hay un sub registro tremendo. Entonces, estas al menos 5041 muertes de los últimos cinco años que tenemos registradas, comparándolas con los datos de la OIT, evidentemente escalarían a niveles muchísimo más graves.
BD: Estoy pensando en el accidente que hubo hace poco en Vaca Muerta, que le costó el brazo a un trabajador, y en cómo los trabajadores petroleros han perdido derechos laborales con lo que se conoció con el “Convenio Vaca Muerta” ¿Esas pérdidas de conquistas influyen en la cantidad de muertes obreras?
AG: Sí, por supuesto que influye. Nosotros analizamos las muertes que se han producido con el Taller de Estudios Laborales, con el que hemos hecho trabajos de investigación sobre varias de las muertes desde una óptica de clase. Entonces, cuando analizás un accidente laboral, uno no puede separar al laburante de su contexto más general. Entonces, por ejemplo, es obvio que si un laburante trabaja a destajo y tiene que trabajar más rápido para poder obtener más salario promedio en el día, y más salario en el mes; y eso implica que tenga que trabajar al doble del ritmo que le permite su capacidad humana. Entonces es evidente que va a estar expuesto a accidentes, o a ir deteriorando su físico a un ritmo que le pueda empezar a generar serios problemas de salud.
Un ejemplo es todo lo que tiene que ver con lo que recién nombrabas, en el sector petrolero, con respecto a las reformas laborales de hecho. Ya se sabe que, hace un par de años atrás en el convenio petrolero, le sacaron muchísimos beneficios, y muchos de ellos tenían que ver con las condiciones de trabajo. Nosotros hemos denunciado a esto -y que varios sectores también lo han denunciado- como una reforma laboral de hecho, convenio por convenio.
BD: ¿Habrá que sumar ahí también, las condiciones generales de la política en el país?
AG: Por supuesto, las condiciones generales de vida de la clase empeoran, por ejemplo, si el FMI sigue exigiendo ajustes. Y si, por ejemplo, en el sector de educación, no se invierte en lo que lo que tendrían que invertir y pasa lo que pasó en Neuquén o en Moreno, cuando explotan dos colegios por problemas con el gas. Entonces eso es evidente, uno no puede dejar de relacionarlo a situaciones más generales donde sabemos (es un hecho y todo el mundo lo sabe y todo el mundo lo denuncia, o más bien los laburantes los denuncian, y las familias de la educación lo denuncian) que las condiciones para estudiar son pésimas para lo las niñas y las niñas, pero también son pésimas para los laburantes que tienen que ir a dar clases, o que tienen que desarrollar su tarea. En toda esta situación hay una responsabilidad muy grande por parte del estado, por parte de las patronales, pero también por parte de las burocracias sindicales, que son cómplices por no denunciar esto y dejarlo correr.
BD: Tengo entendido que ustedes están presentando también este informe en Mar del Plata. ¿Hay alguna razón en particular por la que hayan elegido esta ciudad?
AG: Porque hay compañeros de BAL en Mar de Plata, que se vienen organizando, ya desde hace un par de años, y hemos logrado que se ponga en pie también ahí el Observatorio. Esto resultó de aunar esfuerzos con los compañeros y compañeras del Repunte y del Rige, que son dos barcos pesqueros que se hundieron en Mar del Plata, hace un par de años, y eso les contó la vida a bastantes laburantes. Para que tengan una idea de la problemática en Mar del Plata, y que es gravísimo, del 2.000 para acá, se hundieron 60 barcos pesqueros y murieron 97 tripulantes. ¡Es tremendo! Bueno, esas familias del Rige y del Repunte, se vienen organizando. Y encima tienen, muchas de esas familias, a sus familiares desaparecidos, porque han quedado en el mar: se hundió el barco con las personas adentro, con los compañeros, y nunca hubo una política por parte del gobierno ni siquiera para recuperar los cuerpos. Y eso es parte de lo que están pidiendo esas familias, aparte de mejorar las condiciones de trabajo de los pesqueros, están pidiendo lo más básico que es recuperar el cuerpo de sus familiares.
BD: Por último, ¿cuáles son los sectores laborales que más inseguridad laboral registran?
AG: El sector que más alto está en cuanto a muertes laborales es el transporte, lo que es camioneros. Porque hay un montón de veces que estos asesinatos laborales se ocultan, cuando nos venden que, por ejemplo, hubo un accidente de tránsito en determinada ruta del país y murió un camionero, y no se dice que ese camionero, capaz que hacía 24 horas que no estaba durmiendo, porque lo obligan a llegar de un lugar a otro, justamente sin dormir. Bueno, ese sector, del transporte, tiene un 23% de las muertes. Después viene el sector de la construcción, con 16,5%. El sector de la agricultura, ganadería y demás, que es un sector que sabemos que es de lo más precarizado y de lo más empobrecido, tiene cerca del 15% en esta estadística; y después, la industria manufacturera con el 14%. Esos son los sectores y los gremios que, de alguna manera, encabezan este triste ranking de asesinatos laborales.