Por Luis Cuello.
Siempre describir lo que pasa en la “aldea” donde uno vive y generalizar esto, tiene sus problemas. Las particularidades de cada caso, muchas veces pueden distorsionar lo general. Sin embargo, poniendo un poco de aquí y de allá, encontramos puntos de contacto para pensar las cosas que cruzan la vida de “los nadies” en medio de esta situación política, de la pandemia y la vida cotidiana; y también en el presente contexto de las PASO. Claro que quizás los datos de una “ciudad – furia” como es Rosario son un tanto extremos. Pero bueno. Es lo que nos tocó vivir.
Rosario como municipio tiene, según los últimos datos, un millón de habitantes. La rodean 22 localidades que conforman el Gran Rosario, llegado casi al millón cuatrocientos, y es de conjunto uno de los polos exportadores de los agro negocios más importante del país. Y también, según dicen las “malas lenguas”, con bastante razón, de la exportación de “productos” base del narco negocio. La idea de esta reflexión no es meternos mucho es esa historia de la cual tanto se ha escrito.
Rosario, ¿siempre estuvo cerca?
“En Rosario, se balean por día dos personas”[i]. De ahí que los hospitales públicos muchas veces ocupen más recursos en esta “pandemia” de violencia, que en el Covid.
En los últimos años hay records de muertes en las calles: “En los primeros cuatro meses de 2021 se registraron 78 asesinatos en el departamento Rosario, cifra que supera en un poco más del 10% a los contabilizados en 2020 (fueron 70) y un casi 37% superior a los cometidos en 2019 (hubo 57 crímenes), según datos del Ministerio Público de la Acusación.”[ii]. La mayoría de las víctimas son jóvenes. Pero hay fuentes menos conservadoras que indican números aún mayores: “ 212 homicidios en 2020, casi la mitad de ellos relacionados al narco”[iii].
Esta situación social no viene del aire ni tampoco de la pandemia en curso. La cruda realidad no es relatada solo por los agentes de los sectores más reaccionarios (que los hay) para pedir más mano dura, sino también por los propios actores que viven en los barrios, que ven en la escalada de violencia una consecuencia directa de la miseria de la vida: “La gente se sostiene con changas y cartoneo, con las restricciones volvió el mangueo de sobras en las carnicerías y el raid por las copas de leche. Para muchos chicos la alternativa es ser un soldadito o un pobre cartonero, son dos extremos”[iv].
La pobreza llego a más del 40% : “Uno de cada tres rosarinos recibe ayuda para comer todos los días… Durante el mes de junio, 330.061 personas fueron alcanzadas por los programas que lleva adelante el Banco de Alimentos de Rosario (BAR), en un contexto de aumento generalizado de precios”[v]. En correspondencia a esto “el Relevamiento Nacional de Barrios Populares que se realizó en todo el país, se registró que en el gran Rosario 100 mil personas viven hacinadas en 112 villas miseria de la ciudad y que el 93,8% de esos habitantes no tienen acceso al agua potable”. “La tasa de desocupación saltó al 13,6% en el cuarto trimestre del año. Es la segunda más alta del país, detrás de los partidos del Gran Buenos Aires.[vi]”. Incluso hay análisis que hablan de números aún mayores, y eso sin contar los miles de trabajadores eventuales que perdieron o vieron disminuidos su trabajos diarios, su changa, sus medios de vida durante la pandemia.
Como en muchos lados, las distancias sociales se hacen un abismo. Mientras un joven de barrio no llega nunca al centro por no tener para el transporte, la clase media acomodada llena los bares de “Pichincha”, otrora barrio prostibulario, hoy convertido en el centro de la movida rosarina, con cerveza y dealers ambulantes para quien quiera consumir. Y los sojeros hacen visitas “turísticas” a los Shoppings de la zona.
La inversión inmobiliaria no se detiene y son decenas las denuncias que señalan que, mediante esta, se lava la guita, ya no solo de las fabulosas ganancias de los sojeros, sino también del narcotráfico. Que tiene en los puertos del gran Rosario la salida exclusiva al exterior con las consabidas “colaboraciones”, tanto de la policía provincial como de fuerzas federales que debieran controlarlos.
En esta misma ciudad, los mecanismos de producción capitalistas depredadores del medio ambiente no solo afecta la vida de los pobres. En los restos de la otrora ciudad industrial, de la cual solo quedan algunos de sus edificios (en general reconvertidos en la lógica de una ciudad de servicios) con una hermosa vista al rio, ya no se encuentra el majestuoso Paraná, sino las consecuencias de la bajante más grande en 44 años producto de las aberraciones ecológicas que violentan el río desde su origen hasta su desembocadura. Pasando por millones de hectáreas de humedales, que vienen sufriendo desde hace años quemas indiscriminadas que, además de exponer a la ciudad al humo, están destruyendo de manera permanente los ecosistemas de las islas. Todo esto en función de ganancias capitalistas de distinto tipo, sin que ningún sector del estado actúe al respecto, salvo para grandilocuentes declaraciones y obviamente en algún momento para sus campañas electorales. Es decir, impunidad completa.
La disminución del caudal a niveles históricos de lo que es el tercer rio de América Latina, está poniendo en riesgo a futuro, la provisión de agua potable para quienes viven en su orillas. Peor aun: “En pleno siglo XXI los inodoros de Rosario siguen conectados directamente al río. La ciudad vuelca en el Paraná unos 345 millones de litros diarios de líquidos cloacales crudos. ¿Con la bajante del río está comprometida la capacidad del Paraná para diluir estos desechos? Rosario aún no cuenta con plantas depuradoras. Pese a las promesas de los sucesivos gobiernos provinciales en las últimas dos décadas”[vii]. Y eso sin contar la contaminación de sus aguas producida por el drenaje de los campos regados con agro tóxicos, con su estrella principal: el glifosato.
¿Quién podrá salvarnos?
Cada dos años el régimen político, supuestamente democrático nos llama a votar. Ahora en las PASO, una interna abierta oficializada, para que seamos nosotros quienes dirimamos las peleas que al interior de los partidos tienen por sus cargos. Película inventada para evitar que entre ellos “corra sangre”.
En la Rosario descripta más arriba, como en todos lados, hay elecciones. Esta vez no se elige intendente (sobre los cuales podríamos hacer varios artículos) sino concejales, junto con los cargos legislativos nacionales como diputados y senadores nacionales (tema sobre el cual no voy a referirme por problemas de extensión aunque, con particularidades, lo que pudiera decir sobre ello no diferiría mucho de esta opinión).
La ciudad tiene 26 concejales y en esta elección se renuevan 13. Serian los “políticos” que se presentan como los más “cercanos” a la gente.
La particularidad es que para estas elecciones primarias de tan solo trece cargos, hay inscriptas… ¡55 listas y más de 800 candidatos! Seguramente después de la zaranda de las PASO quedarán muchos menos, pero aun así es un número que asusta: 880 candidatos para 13 cargos. Y como en Santa Fe existe el régimen de boleta única, donde se marca con un tilde a quién queremos votar, la boleta en cuestión tiene 54 cm. de largo.
En su novela “Lotería Solar”, el escritor de ciencia ficción Philip Dick cuenta una historia donde la elección de la máxima autoridad planetaria se hace a través de una lotería, es decir, al azar. Tanto quizás como la lotería de la elección de concejales de la que venimos hablando. Claro que nadie habla de lo descripto al comienzo de la nota, o cuando lo hacen es casi una burla, como la candidata evangelista que hace propaganda enseñando a hacer chalecos antibalas. Casi surrealista.
Pero sí abundan los carteles, las propagandas, los volantes repartidos en centenares de esquinas, los spots televisivos. Ahí, los mismos slogans, casi como una copia trucha de unos a otros y casi iguales de los de años anteriores, prometen: “los barrios al concejo”, “el concejo para los barrios”, “somos la voz de los vecinos en el concejo”, “el futuro que viene”, “volver para pensar la ciudad”, “vos en el concejo” y tantas otras quimeras como la honestidad, el compromiso y ahora el tan utilizado slogan: “el amor”. De los problemas reales, poco y nada.
En esta legión de candidatos hay de todo: desde paquetas concejalas con ropa siempre fina tratando de revalidar el cargo; algunos y algunas que, a pesar de ser parte de los partidos que impulsan el extractivismo en el país, posan juntando botellitas de plástico; periodistas ilustres y otros no tanto; algunos que pasaron del under a candidatos del gobierno provincial y pagan a jóvenes desocupados para hacer campaña; artistas y artistas plásticos, ex futbolistas, defensores de la “vida”, gente con aparato que se muestra en páginas pagas. También entre los 800 están el sobrino de un vecino y el cuñado de otro, que caen ahora en el barrio a repartir bolsones de comida. Hay abogados y profesionales “serios”, que rememoran su vida en el barrio de hace años, y hasta las que hacen spots en sus decks frente a la pileta de natación, en su casa de lujosos barrios privados. Desde los que se abrazan a la Vicepresidenta (ahora están borrando la foto de Alberto para que no los salpiquen las fotos con Fabiola), y hasta los que utilizan la imagen del finado ex intendente y gobernador Miguel Lifschitz para conseguir votos. Es decir, de todo como en botica.
En este contraste entre la vida de miles y la imagen de un régimen descompuesto, surgen cada vez más la apatía, la desconfianza, y en muchos casos el repudio. ¿Cómo pretender que no surjan, cuando las promesas electorales son conocidas hasta el hartazgo y vacías de contenido?. ¿Cómo no tener desconfianza en esta “democracia”, cuando cada dos años se promete exactamente lo mismo, para después quedar en la nada?
No está en mí hacer un pronóstico (imposible por otro lado) de los números que expresarán este juego de tijeras entre la agobiante realidad y las cada vez más insuficientes expectativas electorales. De cómo se expresará la lógica de años de una democracia representativa que cada vez representa menos a nadie. Quedará la duda de cómo, en medio de esta situación de profunda crisis, pero también de profunda confusión, responderán los sectores populares y sobre todos los que viven de su trabajo a esta profunda degradación de este régimen político. Dudas que no solo nos atraviesan a nosotros sino también a sectores de las clases dominantes, que ven con temor cómo esta descomposición atenta contra la confiabilidad de los mecanismos de dominación.
Desconozco la realidad específica de la provincia de Salta, pero quizás con sus particularidades, el resultado electoral que allí se dio exprese una situación análoga a lo que acá describimos. En las últimas elecciones hace solo unas semanas, solo fue a votar el 64% del padrón, y de ellos, el 8% lo hizo en blanco. Algo de la desconfianza y el repudio a este sistema debe estar expresándose en esos números. Como también, a pesar de la gran confusión y ausencia de alternativas anti sistémicas, se expresen contradictoriamente lo que no se quiere. Sin pretender comparar dos situaciones en marcos distintos, en las elecciones previas al estallido del 2001 en Rosario, 6 de cada diez personas no votó a nadie. Y ese es un dato.
A esta altura seguramente habrá quien piense que este artículo aliente la “anti política”. Y justamente, sin que queden dudas, quien escribe estas palabras es un “anti – ESTA- política”. Enemigo de esta manera de hacer “política”. De la “política” que rige los mecanismos de la democracia representativa burguesa, de los negociados, las prebendas, los acomodos que caracterizan a los partidos del régimen. De las carreras de los “políticos” que hoy son concejales, mañana diputados, y si pierden serán asesores de otros, y quizás alguna vez pasarán a funcionarios de gobiernos de turno para volver como concejales, diputados y así nuevamente la ronda. Dejo al lector poner nombres y apellidos a estos ejemplos. Está lleno de ellos.
De políticos que recorren barrios y se abrazan con los pobres en la campaña electoral pero después, desde las instituciones de esta “democracia”, tejen relaciones con empresarios que muchas veces (casi todas) pagan sus campañas millonarias, con las cuales aplastan cualquier voz mínimamente disidente. Enemigo también de instituciones donde lo que se defiende, substancialmente, son los intereses de las clases dominantes expresadas en leyes. Y donde se acepta diariamente lo que eufemísticamente se llama lobby, para no decir la coima y la representación y sumisión de esos poderosos.
Decididamente hay que darle la espalda a esta forma y contenido de hacer política.
Claro está. Habrá defensores de algunos candidatos “bienintencionados”, gente honesta, hasta podríamos decir luchadores. Nos dicen muchas veces “Fulanito no es así”, y en algunos casos pueden tener razón. Pero lamentablemente son estos candidatos los que nos quieren convencer de las posibilidades de reforma de estos espacios y, al no denunciar los mecanismos viciados de esta democracia, no hacen más que alimentar la ronda circense que se realiza cada dos años, poniéndole de alguna manera una cara linda pero inviable a la vez.
Lamentamos una vez más que quienes se presentan como la izquierda más “radical”, la que se auto titula la alternativa para la independencia política de la clase obrera, sea incapaz de denunciar los mecanismos del régimen. Haciendo campañas que, en muchos casos, poco difieren de las de los sectores reformistas. Aun aceptando sus tácticas de participar en estos procesos, han vaciado su campaña de contenido y de perspectiva política de clase en función, no ya de un debate político e ideológico fraternal entre ellos, sino de reproducir las mismas lógicas de los partidos del régimen. Así, su participación parte de las peleas por ver quién encabeza una lista (o sea por los cargos), rompiendo con ello cualquier unidad que no solo es necesaria en las elecciones como un hecho secundario, sino fundamentalmente a la hora de enfrentar unificadamente al régimen y al sistema.
Vale en medio de esto preguntarse cuál es la salida ?. Las peleas siempre estarán presentes, pero no encontraremos la alternativa a esta situación si los trabajadores y sectores populares no toman en sus manos la construcción de OTRA política. Desarrollando mecanismos de democracia directa, de consulta, de rotación y revocabilidad de los cargos, con salarios de funcionarios políticos que no puedan ser superior a los sueldos medios de los trabajadores. Con acciones que prioricen las necesidades populares y no las de las empresas. Pero claro, en un régimen político que ni siquiera responde a las viejas consignas democráticas de la Revolución Burguesa Francesa como la igualdad y la fraternidad, eso solo se podrá imponer desde abajo y con la lucha. Sera necesario remover los cimientos sobre donde esta apoyado este sistema de explotacion y hambre y el regimen politico al cual nos referimos.
Habrá que buscar en la historia las experiencias como la de los obreros de la Comuna de París[viii].
Parece muy lejano y difícil, pero no imposible.
Y sobre todo necesario e indispensable.
Notas:
[i] En Rosario balean, en promedio, a dos personas por día | Rosario3
[ii] Abril de 2021 fue el más violento en los últimos tres años en el departamento Rosario : : Mirador Provincial : : Noticias de Santa Fe | Entre Ríos : : www.miradorprovincial.com
[iii] Rosario cerró 2020 con la mayor cifra de homicidios en 5 años: casi la mitad fueron venganzas narco
[iv] Más desiguales en pandemia: “Hay pibes en Rosario que eligen entre ser pobres cartoneros o soldaditos” | Rosario3
[v] Uno de cada tres rosarinos recibe ayuda para comer todos los días | Rosario3
[vi] La desocupación llegó al 13,6% en el Gran Rosario: es la segunda más alta del país
[vii] En pleno siglo XXI los inodoros de Rosario siguen conectados directamente al río
[viii] Lejos en el tiempo ( 1851) , pero más cerca que la Revolución Francesa los obreros de Paris instauraron un régimen político a su servicio. Algunos de los puntos que llevaron adelante fueron: “Los elegidos para representar al pueblo iban a actuar como delegados, no como miembros del parlamento. Aquellos que habían sido elegidos por el pueblo estaban sujetos a la revocación de su cargo por parte del pueblo y era una obligación de los elegidos permanecer en constante contacto con las fuentes de soberanía popular, todos los miembros del gobierno tendrían un sueldo similar a un obrero teniendo prohibido la acumulación y aprovechamiento propio de sus cargos. Disolver al Ejército regular sustituyéndolo por la Guardia Nacional democrática, ….se crearon guarderías para cuidar a los hijos de las trabajadoras; se prohibió el trabajo nocturno; las fábricas abandonadas por sus dueños fueron entregadas a los trabajadores por medio de cooperativas auto gestionadas. Se separó a la iglesia del Estado; todas las propiedades de la Iglesia pasaron a ser propiedad estatal; se les permitió a las iglesias seguir con su actividad religiosa sólo si mantenían sus puertas abiertas al público por la tarde para que se realizasen reuniones políticas”. Si bien las épocas históricas son distintas son un norte en la aplicación de la democracia directa.