Ante el silencio cómplice frente a la sinrazón de determinadas prácticas que se están imponiendo contra la covid19, el autor no oculta su temor al recordar planteamientos que, en un pasado no tan lejano, favorecieron la eugenesia e, incluso, facilitaron actuaciones nazis.
Por Juán Gérvas Madrid, abril de 2021
El uso permanente de la mascarilla como mandamiento sin ciencia
Mi correo electrónico es un hervidero de denuncias y dudas. Las últimas sobre mascarillas:
“Juan, lo de las mascarillas se ha convertido en una nueva religión… Hoy me ha llamado una amiga profesora de educación infantil. En su clase, 5 años de edad, ella no obliga a llevar mascarillas. Pues una madre se ha quejado porque hay 4 niños de la clase que ya han cumplido los 6 años y legalmente DEBERÍAN llevar mascarillas (la niña de esta madre tiene todavía 5 años pero lleva mascarilla desde que empezaron las clases, por supuesto). Yo ya no sé dónde vamos a parar!!!!”
“Estimado Doctor Gérvas: Mí nombre es Alejandro Seisdedos, mi madre me pasó su contacto luego de comentarle un desagradable suceso en el que personal uniformado y armado interceptó a mi compañera y a mi hija (tiene 3 años) en la vía pública instándole bajo amenazas que se pusiera la mascarilla, ella adujo que estaba comiendo, cosa que estaban haciendo, y la policía le dijo que igual debía llevarla puesta, cosa que desde ya no es cierto y solo un abuso de su autoridad. El evento generó un profundo trauma emocional familiar particularmente a mi hija que lloraba aterrorizada cuando ambas llegaron a casa y desde entonces tiene un temor pavoroso a la policía. Leí en un artículo que está usted jubilado, podría al menos orientarme hacía algún profesional que pueda ayudarnos ya que el tema es muy complicado y si bien la ley dice que el uso de la mascarilla tiene excepciones si están debidamente justificadas, pareciera que el estado de derecho es cosa del pasado. Desde ya muchas gracias y le dejo un afectuoso saludo desde Extremadura”.
Las dudas vacunales en un mundo de irracionalidad pandémica
Las últimas consultas, sobre vacunas:
“Buenos días Dr Juan Gervas hace tiempo le escribí y diciéndole que yo tenía bronquiectasias. La pregunta ahora es que a mí me va a tocar por mi rango de edad la vacuna AstraZeneca y no me la quiero poner, estoy muy muy preocupada por las informaciones le leo de usted, y leo muchas cosas y la pregunta es: sobre la información que ha dado la doctora Karina Acevedo he escuchado con mucha atención sus dos clases sobre cómo funcionan las vacunas actuales y los posibles efectos a largo y medio plazo, con esto yo debería tener claro que no me tengo que vacunar. La posible duda es si supongo bien que sea cierto lo que dice la doctora Karina Acevedo. Muchas gracias por su atención. Saludos cordiales Antonia García Gardel. Tengo 69 años recién cumplidos cumplidos, soy profesora jubilada, he dado clase en la universidad 33 años, también soy diplomada en relaciones internacionales, esa es mi formación académica, luego yo siempre he estado estudiando diferentes temas y me ha preocupado tener una buena salud física y emocional y también me gusta ayudar a los demás”
“Suena el teléfono. “¿Esteban Muñoz? Sí, soy yo. Le llamo del centro de salud, que le toca la vacuna, el miércoles próximo a las 12,45. ¿Qué vacuna es? Duda un momento: De Pfizer. Pues no, yo no me quiero vacunar. ¿Que no quiere vacunarse? No, no. Pero no ponga que no quiero, diga que tengo fiebre y no puedo. ¿Y eso? Es que tengo miedo de que haya una lista de “no quieren vacunarse” y que en su día se emplee para llevarnos a una reducción o reserva, o que se nos esterilice a la fuerza, o que se nos lleve a la cámara de gas. ¡Qué barbaridades se le ocurren! ¿Usted ha leído a José Jiménez Lozano? No. Pues léalo, cuenta que los que no comulgaban por Pascua Florida antes de la Guerra Civil en España fueron libres de hacerlo, pero que estaban en una lista y luego les dieron el paseillo, y acabaron fusilados y abandonados en cualquier cuneta”.
La eugenesia
En el siglo XIX, la teoría de la evolución dio lugar al darwinismo social y a la eugenesia, en el sentido de promover la reproducción de los más sanos.
La selección artificial de seres humanos fue sugerida desde antiguo, pero su versión moderna la formuló por vez primera Francis Galton en 1865, a partir del reciente trabajo de su primo Charles Darwin. Al movimiento se sumaron varios hijos del propio Charles Darwin, ya a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Los mecanismos para conseguirla podían ser “positivos” (por el fomento de la reproducción de los “más aptos”) o “negativos” (por las trabas o la incapacitación a los “menos aptos” para que no se reprodujeran).
Si la salud es el objetivo sobran los “seres inferiores/improductivos”
La eugenesia fue una disciplina académica en muchos institutos y universidades y se fundamentaba en la idea de que la civilización estaba frustrando la evolución. Por consecuencia, los “menos apropiados” se estaban reproduciendo más que “los mejores” y había que tomar medidas para corregir ese error social.
Su veracidad científica comenzó a cuestionarse en la década de 1930, pero se estaba utilizando ampliamente para la esterilización forzosa de “seres inferiores/improductivos” como personas con esquizofrenia, trastorno maníaco depresivo, epilepsia, corea hereditaria, alcoholismo, sordera y ceguera hereditaria, incapacidad intelectual, deformidades físicas, enfermedad avanzada que impedía trabajar, aborígenes e indígenas, etc, extendiéndose después a personas con teóricas conductas antisociales (inadaptados sociales, prostitutas y pacientes con sífilis, por ejemplo) en los países más avanzados del mundo, de Alemania a Suecia pasando por Estados Unidos.
“Frankenstein, o el moderno Prometeo”, ciencia ficción que guía
“Las investigaciones en el campo de la medicina y las ciencias naturales, el ímpetu “civilizador” del colonialismo y el éxito literario de “Frankenstein, o el moderno Prometeo” (Mary Shelley, 1818), llevó a los pensadores europeos del siglo XIX a debatir sobre un tema algo complicado: ¿es posible “mejorar” a los seres humanos? En poco más de medio siglo, las fantasías del doctor Frankenstein echaron raíces profundas en los estamentos científicos, políticos y económicos de la cultura occidental.
El menú “científico” para experimentar a escala individual o en masa con seres humanos estaba listo: biologismo, racismo, higiene racial, eugenesia y darwinismo social”.
Los médicos eran parte fundamental de ese cóctel https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=75818
Esterilizaciones forzosas en Estados Unidos
Estados Unidos tuvo el liderazgo mundial en eugenesia y lo empleó, por ejemplo, para sustentar políticas racistas con los negros, y para prohibir la inmigración de “linajes inferiores” como habitantes de países del sur de Europa.
Entre 1927 y 1963, unas 64.000 personas fueron esterilizadas forzosamente bajo las leyes eugenésicas de los Estados Unidos, desde “imbéciles” a personas con minusvalías físicas.
La salud de la población y la mejora de la especie humana se habían convertido en el objetivo y en la razón de ser del Estado y en su consecución valía todo.
La salud como religión en la Alemania nazi
En las segunda y tercera décadas del siglo XX, se incorporó la retórica eugenésica a las políticas raciales del partido nazi en Alemania. Todo se medicalizó en nombre de la salud.
En 1920, el prestigioso psiquiatra alemán Alfred Hoche y el jurista Karl Binding publicaron el libro “El permiso para destruir la vida indigna“, de enorme éxito en su época, donde defendían la eutanasia activa de algunos pacientes.
“La vida, como mero fenómeno biológico, no merece respeto jurídico de por sí, ya que puede ser atributo de una criatura que no la merezca…Los médicos deberían comprometerse algunas veces con la idea de quitar la vida de ciertos enfermos mentales, que son seres humanos vacíos, en interés de lograr una comunidad mucho mejor”.
Se creó y fomentó una visión eugenésica, errónea pero de una impactante simplicidad narrativa. Así, “los elementos contaminantes de la sociedad, los sujetos con apariencia de humanos pero que no lo son (judíos, gitanos, enfermos con minusvalías, enfermos mentales, comunistas, homosexuales, etc) se comparaban a agentes patógenos que afectaban a la sociedad alemana. Por tanto, para purificar la raza había que evitar que se reprodujeran los inútiles, y deshacerse de las vidas que no sólo «no merecían la pena ser vividas», sino que además suponían un gasto para la nación”. El fin justificaba los medios. https://www.revclinesp.es/es-medicina-nazismo-aprender-historia-articulo-S0014256511000543
https://theconversation.com/muerte-caritativa-para-discapacitados-los-programas-de-eutanasia-involuntaria-del-nazismo-152570
Naturalmente, los médicos se sumaron entusiasmados a estas políticas de “salud”, y hasta el 45% de los médicos alemanes pasaron a ser miembros del partido nazi. Su colaboración fue imprescindible en el proceso de esterilizar o eliminar a casi 400.000 alemanes con “defectos”, en nombre de una ideología sanitaria que llevó también a las cámaras de gas y a la muerte a millones de personas (judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, etc).
La eugenesia como ideología de salud pública
Buen ejemplo de la ideología nazi de “buena salud” fue el rechazo al tabaquismo, bien expresado en el trabajo financiado por Adolf Hitler que demostró su asociación con el cáncer de pulmón por primera vez en el mundo.
“El nazismo era un movimiento de jóvenes musculosos y conscientes de la salud, preocupados por cosas como la influencia de los judíos en la cultura alemana y los males del comunismo, pero también por los efectos nocivos del pan blanco, el amianto y los colorantes alimentarios artificiales. El propio Hitler era vegetariano y no fumaba ni bebía; los activistas antitabaco nazis solían señalar que, mientras los tres principales líderes fascistas de Europa se abstenían de consumir tabaco (Mussolini, Franco y Hitler), los tres principales líderes aliados (Churchill, Roosevelt y Stalin) eran grandes consumidores”. https://academic.oup.com/ije/article/30/1/31/619023
En la pendiente
Como ha puesto Jordi Nieva-Fenoll en Twitter:
“Propaganda nazi. Explicaba que con los 5,50 marcos que costaba diariamente al Estado una persona con una enfermedad hereditaria, podía vivir una familia sana durante un día. Conviene no olvidar estas salvajadas, sobre todo para no repetir nada parecido en nuestros días” https://twitter.com/jordinieva/status/1384989242561114115
El partido nazi sustentó el exterminio de enfermos improductivos y “escorias” (con síndrome de Down, focomelia, etc) con pasquines y campañas que proyectaban un mensaje: que el coste de mantenerlos vivos era excesivo para el Estado y dañino para “los trabajadores” https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/04/22/de_propaganda_del_iii_reich_cartel_vox_sobre_los_menores_inmigrantes_como_usar_numeros_como_herramienta_odio_119565_1012.html
La pandemia todo lo justifica
Llevamos más de un año con la pandemia y el lema de que “el fin justifica los medios”. Hemos visto, pues, cosas tan horribles como la carnicería en los asilos, las muertes en solitario en todos sitios, los partos más violentos que nunca, la infancia-adolescencia privada de libertad, los recortes de derechos sin ciencia ni ética, etc.
Ahora toca el turno a las vacunas, y por más que el Consejo de Europa diga que tienen que ser voluntarias y que no se puede discriminar, sirvan las imposiciones en los asilos y la norma en Italia de su obligación a los trabajadores sanitarios https://www.lne.es/asturias/2021/04/08/abrir-terrazas-mantener-ancianos-encerrados-46177989.html
https://www.bmj.com/content/373/bmj.n905
¿Llegará la imposición del “pasaporte” de vacunación como una vuelta de tuerca más? ¿Una vuelta más del “no tolerar” las voces discordantes, e incluso a las personas discordantes?
Como en la Alemania del nazismo, los profesionales sanitarios aceptan y difunden las narrativas de las autoridades, justificando sus persistentes errores y achacando los problemas a la juventud y sus conductas, y al carácter latino de la población.
En la calle se extiende la violencia policial, bien vista y estimulada por las autoridades, pero también por una población que está dispuesta a hacer de policía para criticar y denunciar a vecinos por “irresponsables” (no uso de mascarillas en el exterior, ¿renuncia a la vacunación?, incumplimiento del confinamiento, etc).
Parecería que los disidentes debieran se excluidos de la sociedad y quizá hacerlos morir ¿por a-sociales, por vidas que no deberían vivirse, por irracionales en cuerpos de animales?
Salutismo coercitivo
“La idea de sobrevida, sin cualquier dimensión relativa a la capacidad de acción política en búsqueda de cambios estructurales es una de las tesis más conocidas de Giorgio Agamben. Este tema acompaña su teorización acerca del homo sacer – la impresionante figura del derecho romano antiguo que denominaba de esta manera al individuo cuya existencia no era digna de ser vivida, ni siquiera como ofrenda o como sacrificio ritual a los dioses. Pero que podría ser eliminado, sin que este evento fuera encarado como crimen, pues su derecho a la vida no estaba previsto por la ley”. http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-89102007000300019
La persona crítica con las medidas de la pandemia, o con las vacunas de la covid19 podría convertirse fácilmente en “homo sacer”, sin más.
Síntesis
Si la salud se convierte en religión, la vida corre peligro, al menos la vida de quienes disientan de tal religión.
La eugenesia y el nazismo encuentran un caldo de cultivo en el populismo sin ciencia de las medidas contra la pandemia covid19.
Juan Gérvas. Médico general jubilado, Equipo CESCA (Madrid, España). jjgervas@gmail.com; mpf1945@gmail.com; www.equipocesca.org; @JuanGrvas
Fuente: Acta Sanitaria