Algo que hemos marcado varias veces desde este medio es la constante persecución que se hace, desde el estado, a sectores populares en lucha. Ya sean referentes ambientales, gremiales, políticos de la izquierda, contra la represión o cualquier otro sector que se organice en defensa de sus derechos. El ataque a Radio Rebelde y la embestida empresarial contra Alejandro Crespo, Secretario General del SUTNA, son ejemplos de esto,

Llenar los accesos y egresos de barrios pobres con policías no reduce el delito, todo lo contrario, al colocar en las barriadas contingentes de fuerzas violentas y corruptas como lo son la bonaerense y gendarmería aumentarán de manera directa los casos de gatillo fácil y abuso de autoridad y, de manera indirecta pero mucho más certera, fortalecerá la fusión de las fuerzas de seguridad -proveedores de zonas liberadas y armamento- con los dueños de la droga -quienes casualmente no viajan en bondi, ni viven en villas-.

El presente texto fue escrito en circunstancias muy peculiares. En el lapso de una semana, a mediados marzo de 2006, en medio de una dura huelga de los trabajadores y trabajadoras de la educación de Neuquén, agrupados en ATEN. Fue escrito, pues, contra reloj, en los ratos libres que me quedaban entre las marchas, las asambleas y los piquetes. Sin embargo, las ideas que aquí se exponen son fruto de mucho tiempo de serena reflexión.

En lo que se refiere a la dictadura militar, esa memoria, verdad y justicia solo ha hecho foco, en asesinados, desaparecidos, torturados, habiéndose accionado judicialmente para que supuestamente se hiciera justicia respecto a los responsables de tales hechos.
Sin embargo se ha guardado un silencio impenetrable desde los poderes públicos respecto a las acciones económicas de esa dictadura, a la estructura legal que instrumentó, a los compromisos externos que fueron asumidos por ella y que respetaron todos los gobiernos desde Alfonsín al actual, sin que a nadie de los grupos mayoritarios se les moviera un pelo.

Pasó otro 24 de marzo, de lucha en las calles, de marchas, de memoria y reclamo de justicia. Día también de disputa política por el significado de las fechas, del recuerdo de los 30 mil. De luchar contra quienes pretenden apropiarse de la memoria para fines electorales, propagandísticos o del tenor que sea. En este marco es que se inscribe el Documento del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, espacio integrado por más de 300 organizaciones de derechos humanos, estudiantiles, sociales, sindicales y políticas; que todos los 24 de marzo marcha en todo el país, junto a familiares de los desaparecidos, como también a decenas de miles de personas que, cada generación, se suman a la lucha.

Cada año, el aniversario del golpe del 76 nos recuerda que este hecho de la historia que ya está cerca de cumplir el medio siglo, sigue formando parte inevitable del presente argentino:  cada vez se revisan sus razones y se revuelven sus dolores y se traen al presente los datos –una de las modas más reciente – preguntarse si fueron o no treinta mil.

Eran cerca de las 20,30 y un Falcon Verde la interceptó cuando estaba cerca de llegar a su casa, regresando de hacer algunas compras en el barrio. La agarraron, ella gritó el nombre de Lucrecia, su vecina y a quien le alquilaba el lugar en el que vivía con José, su compañero, pero los captores la redujeron, la introdujeron en el auto y huyeron a toda velocidad.