En la editorial de nuestro programa del pasado sábado 2 de septiembre, debatimos sobre la crisis actual y cómo se expresa en la vida cotidiana de los sectores populares. Y nos preguntamos cómo construir una alternativa política independiente de los explotadores y de las burocracias que los protegen.

Te invitamos a escucharla:


  • En las últimas semanas, el gobierno, en manos del ministro/candidato Sergio Massa, intentó sobrellevar la pésima elección PASO, al mismo tiempo que las consecuencias políticas de la devaluación que realizó inmediatamente después de éstas, por orden del FMI.
  • Una de las formas de intentarlo fue sacando pecho al decir que el organismo internacional reclamaba una devaluación del 100 %, mientras que sólo se aceptó el 22 %. La otra forma fueron las medidas anunciadas, apenas paliativas para los sectores populares y de créditos blandos con el dinero de la ANSES para las PyMES. Todo esto con el objetivo principal de llegar hasta las elecciones definitivas de octubre con una imagen no tan mala, al tiempo que garantizar un traspaso del poder ordenado.
  • Esto en el contexto de un cambio de mando virtual que se ha ejercido; porque Alberto Fernández -para los distraídos, el presidente actualmente en funciones- si ya venía siendo desplazado del centro de la escena, después de las PASO está prácticamente desaparecido, al igual que la vicepresidente CFK, de quien no se han conocido declaraciones ni apariciones en público hasta ahora.
  • Pero las propias medidas anunciadas, miserables como sabemos que son, le generaron al frente gobernante un conflicto interno, porque son varios los gobernadores, no solo opositores sino también del peronismo (incluyendo a Kicillof en Buenos Aires), que se niegan a pagar el bono de $ 30.000 para los trabajadores de la administración pública.
  • Otro tanto pasa con los trabajadores y trabajadoras del sector privado, para quienes se anunció un bono de $ 60.000 en dos cuotas, que muchos empresarios se niegan a abonar. Lo que también enfrenta al gobierno con estos sectores de la burguesía.
  • Crisis y fracturas políticas por arriba; miseria y todo tipo de penurias por abajo. La situación es muy similar en eso a la previa al estallido de diciembre de 2001, con una diferencia: en el 2001 se venía de un tipo de organización de base que se dio en la resistencia a las privatizaciones y las políticas menemistas que, más allá de que en su momento fueron derrotadas, formaron el germen de las organizaciones que después protagonizaron el estallido. Actualmente eso no está, más bien las organizaciones que existen, o son absolutamente burocráticas al servicio del estado; o no logran ofrecerse como una alternativa real para la masa de las y los explotados.
  • Pero las condiciones de existencia de las grandes mayorías no dejan de ser paupérrimas: se anuncia un nuevo aumento de tarifas, mientras la suba del precio de los alimentos, el transporte y otros elementos básicos no se detiene.
  • Un ejemplo de esto que venimos diciendo se ve reflejado en una nota del diario La Capital sobre los comedores escolares en la ciudad de Rosario, donde docentes y trabajadoras no docentes manifiestan el aumento de la matrícula de escuelas públicas y el aumento de los estudiantes que asisten a comedores o reciben la copa de leche; al mismo tiempo que queda en evidencia la insuficiencia de los fondos enviados por el estado, que no se actualizan desde hace meses, por lo que las porciones de comida son cada vez más pequeñas para chicos que, muchas veces, no cuentan con otra comida que esa en todo el día.
  • Esta es la realidad de muchos sectores de la población que han sido completamente desplazados de todo tipo de “inclusión”, para quienes instituciones como la escuela pública aparecen asociadas únicamente a la posibilidad de comer. Y para quienes el estado, en boca de cualquiera de sus voceros, solo prevé una respuesta represiva.
  • Ante esta situación y ante el consecuente y obvio repudio a la política resultante, la pregunta es ¿Cómo se sale? Tenemos en claro que nada puede esperarse, tanto de las fuerzas estatales que se presentan como el “progresismo”, ni de las burocracias sindicales y afines. Creemos que la salida es unir las luchas y los reclamos y construir democracia desde las bases. Pero somos conscientes también que es un camino largo y difícil, en una situación cada vez más adversa.