Continuando con nuestro balance de lo que significó este año 2024 en la política argentina, esta vez compartimos el análisis político que nos brindaron dos de los colaboradores habituales de este medio. Ellos son Pablo Pozzi, historiador, especialista en historia oral y en el pasado reciente de las clases trabajadoras argentina y norteamericana. Y Hernán Camarero, historiador y docente universitario en la UBA y en la Universidad Nacional de Quilmes; director del Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas (CEHTI) y de la revista Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda.
Podés leer la anterior entrega del balance en BALANCE ARGENTINA 2024 – El avance del extractivismo
“(El gobierno de Milei) ha significado una transferencia de dinero del bolsillo del asalariado a las patronales”
PABLO POZZI es PHD en Historia (SUNY, EE. UU., 1989) y profesor titular de la Cátedra de Historia de Estados Unidos, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Especialista en historia social contemporánea, particularmente en clase obrera post 1945, tanto norteamericana como argentina y desde un tiempo es generoso colaborador de Borrador Definitivo. En esta nota, con su particular estilo, nos brinda una pincelada de por dónde paso la política argentina en el 2024, bajo la batuta burguesa de Milei y qué se puede esperar para este 2025.
A ver, yo creo que lo primero y más notable son dos cosas. Una es el nivel de unidad que hay en los sectores de poder, o sea, en la burguesía y la gran burguesía, detrás de Milei y su proyecto. No importa cuán o cuántas metidas de pata haga este hombre, todos insisten en que hay que seguir adelante sin freno y sin parar. Al mismo tiempo, es notable cómo los medios, incluyendo de repente los supuestamente opositores, declaran una cantidad de cosas como un éxito. O sea, bajó la inflación. ¿Bajó la inflación? Bueno, está bien, era una cosa de locos, pero si el dato de noviembre da entre 2,5 y 2,9; estamos hablando de más del treinta y seis, casi un cuarenta por ciento anual acumulativo, y si eso es una baja de inflación, ¡mamita querida! Sí bajó en función del casi doscientos y pico hace un año, pero es una baja más que relativa. Es más que relativa también en el siguiente sentido de que yo no sé cómo lo están contando. El departamento de mis hijos en Buenos Aires, reconocidamente barato, que lo alquilan amigos y qué sé yo, en un año ha aumentado siete veces el precio. Las expensas cinco veces, los servicios otro tanto. En realidad, digamos, lo que no ha aumentado es ni mi jubilación, ni el sueldo de mi mujer, ni nada por el estilo. No voy a hablar de los pasajes en colectivo, o el subte, o lo que sea. ¡El nivel de aumento este último año es una cosa infernal! Ha significado una transferencia de dinero del bolsillo del asalariado, o del jubilado, hacia laboratorios medicinales, bienes raíces e inmobiliarias, servicios, empresas de transporte, una cosa delirante. No voy a decir nada de ir al súper, donde ese 2,6 o 2,9 por ciento yo no lo encuentro para nada. Lo que refleja esto es la baja del riesgo país, o sea, la baja del riesgo país implica que en la Argentina, ahora los grandes empresarios están haciendo su programa tranquilamente porque del otro lado hay poco y nada.
La otra cuestión que ellos dicen es que ha devuelto “orden a la calle”, lo cual es una forma simpática de decir que hay niveles represivos, leyes represivas y que han desatado una ofensiva sobre movimientos sociales y oposiciones gremiales que es de pánico, en términos generales. Eso por un lado. Y eso ha pasado en todos lados, qué sé yo: detención de activistas ambientalistas en La Rioja, Jujuy, pueblos originarios, Capital Federal.
Esto es difícil verlo con algún optimismo en términos globales, porque lo que estamos demorando es una reacción en torno a todas estas cuestiones, donde el peronismo juega el juego de Milei, le votan las leyes, pensemos que este es un tipo ultra minoritario en el Parlamento, y sin embargo todas las leyes que le importan, salen. Es notable. Donde en particular el FIT no tiene una propuesta de qué es lo que hay que construir, qué es lo que hay que hacer, mucho más allá de los discursos de Miriam Bregman, que parecería que fuera militante de Patria Grande y no de un partido marxista, y de tantos otros en función de eso.
¿Para dónde vamos y qué va a pasar? A ver, yo creo que en el corto plazo, Milei se va a ir saliendo con la suya, creo que va a tener un año difícil el año que viene (2025), pero que va a ir avanzando en función de objetivos y cuestiones. Creo que en ese sentido, la pobreza en la Argentina se va a profundizar; el saqueo de sectores trabajadores, medios y jubilados también se va a profundizar. Pero que al mismo tiempo va a empezar a haber “brotes verdes”, pero del otro lado. O sea, de tratar de buscar nuevas formas de lucha y nuevas formas de organización que respondan. Sobre todo porque en el momento que Milei deje en muy mala condición a sindicatos y movimientos sociales, algo va a tener que reemplazar a eso, en términos de organización popular, para llevar adelante las cosas. Mientras tanto, este es un fin de año más que triste para la Argentina, en una cantidad de fines de año de hace mucho que han sido todos muy tristes. Abrazo.
“El punto a explicar acá es cómo el Gobierno cumple un año con este nivel de consenso”
HERNÁN CAMARERO es Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires. Investigador Principal del CONICET en el Instituto Ravignani, donde es co-coordinador del Grupo de Estudios sobre Historia Social y Política Argentina del siglo XX (GEHSPA). Profesor Regular Asociado a cargo de Historia Argentina III en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Integra la Comisión directiva de la Maestría en Historia Argentina y Latinoamericana (FFyL-UBA), donde dicta cursos, así como en otros programas de doctorado nacionales e internacionales. Director de la revista Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda y del Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas (CEHTI). Su palabra es más que autorizada a la hora de analizar por dónde pasó la realidad política del año que se fue y abrir algunas perspectivas para el que estamos transitando.
Bueno, compañeros de Borrador Definitivo, ahí les quería acercar unos pequeños comentarios respecto al primer año del Gobierno en Milei. Bueno, sin duda está marcado el año por la paradoja de que termina de un modo muy distinto a como muchos pensábamos, ¿no? Se presenta el Gobierno de Milei como un gobierno de extrema derecha, con un programa maximalista, muy representativo de los intereses de algunas fracciones de la burguesía, de las clases dominantes. Hasta el momento ha logrado articular aparentemente un consenso mucho más amplio. Hay distintas fracciones de la burguesía que se han visto afectadas, se están viendo afectadas por el programa económico -sobre todo con el atraso cambiario y por otras medidas-, pero sin embargo han decidido, evidentemente, postergar sus reclamos en función de darle espacio, darle oportunidad para que este programa se despliegue. Entonces, en primer lugar es eso, ¿no? El Gobierno de Milei ha demostrado, más allá de su carácter extremista, un gobierno sumamente reaccionario, como hace mucho tiempo que no existía en la Argentina, solo comparable con el fenómeno del menemismo o la dictadura del 76, pero que al mismo tiempo está ganando hoy amplios consensos en la clase dominante, en la burguesía. Y a partir de un elemento también muy importante, que es capitalizar el profundo rechazo de la clase trabajadora, de los sectores populares, de sectores medios, al ciclo social y político anterior, representado por el kirchnerismo, pero incluso también por variantes más moderadas, como el macrismo, un rechazo que tenía que ver con todo lo que muy bien capitalizó Milei bajo la expresión de “la casta”, es decir un rechazo a la clase política tradicional, a sus métodos, a la corrupción, a un supuesto Estado presente que se mostró sumamente ineficaz e improductivo. Bueno, capitalizando ese elemento y también capitalizando el rechazo a la inestabilidad económica, a la inflación sobre todo, el Gobierno ha diseñado un programa económico, pero también un programa político, con algunos golpes de efecto, que hasta ahora le permiten capitalizar y gozar del apoyo de sectores, incluso sectores medios y sectores populares, lo cual se refleja en las encuestas, que muestran un nivel de apoyo que creíamos inusitado a esta altura del año.
El Gobierno ha logrado avanzar con este programa. Evidentemente, no han sido avances espectaculares porque estos tenían que ver con una aplicación de una supuesta “motosierra”. Es decir, un desguace del Estado que todavía no ha avanzado, no ha reunido el gobierno el capital político suficiente para hacerlo; pero sí para aplicar una licuadora, que ha atentado contra los ingresos de los jubilados, los pensionados y la clase trabajadora vinculada al Estado. Los estatales, profesores, médicos, empleados han sido los más afectados por este programa, que pivotea sobre una reducción de los salarios en torno al 30-35%, convirtiendo al Gobierno de Milei, en ese sentido, en uno de los gobiernos más anti obreros de la historia.
Bueno, el punto a explicar acá, que nos ha detenido bastante este año, es cómo el Gobierno cumple un año con este nivel de consenso. Toda la primera parte del año no han faltado luchas populares. Recordemos que apenas asumió el Gobierno, en las pocas semanas comenzó un reguero de movilizaciones que desafiaron el protocolo de Bullrich; en enero hubo una huelga, no tan fuerte, pero sí una gran movilización de grandes dimensiones de la CGT, de la CTA y de los sindicatos, a los que se plegó también la izquierda en la Plaza Congreso y en todo el país, de gran volumen; hubo movilizaciones en defensa de la cultura, la gran movilización el 8 de marzo por el Día Internacional de las Mujeres, una gran movilización de masas el 24 de marzo contra el programa negacionista del Gobierno y luego la gran movilización, espectacular como hacía muchos años o décadas no se veía, de la comunidad universitaria y de amplios sectores populares en rechazo a las políticas del Gobierno, que luego se replicó hacia principios de octubre. Entonces, los primeros seis meses, siete meses, ocho meses., no han faltado las movilizaciones populares. Eso demuestra que todavía la clase trabajadora, el movimiento estudiantil, el mundo de la cultura, no ha sido aplastado, no ha sido derrotado. Pero sí está hoy, diría, aturdido, anestesiado, confundido. En buena medida por el papel que han cumplido la burocracia sindical y las direcciones políticas tradicionales también, el peronismo que ha dejado en buena medida correr, que ha tenido incluso legisladores que le han dado los votos para que el Gobierno avance con estas políticas en el Congreso.
Entonces, acá la clave, el balance a sacar es que el pueblo tiene que continuar la resistencia. Estamos ante un Gobierno más fuerte del que preveíamos. Vamos a un año electoral, el Gobierno va a intentar validar esto en las urnas, hay que evitar ese proceso, hay que combatir al Gobierno, hay que organizar la resistencia por abajo, no confiar en que las direcciones sindicales tradicionales lo vayan a hacer. Organizar el activismo, pensar novedosas formas de movilización y de organización, y también prepararse para una batalla política electoral, juntar la mayor cantidad de votos en contra del Gobierno, pero que no vayan, al mismo tiempo, a las direcciones políticas tradicionales que nos han conducido a este lugar. No nos olvidemos que esta bestia, este monstruo del mileiísmo, en buena medida fue alimentado y formado por el propio peronismo para dividir el voto de centro derecha, luego también fue alimentado por la pasividad del peronismo y las direcciones tradicionales.
Este es el balance que hay que sacar y sumar desde distintos ángulos, los intelectuales, los estudiantes, los profesores universitarios, este es un programa que es muy escuchado por estos sectores, tenemos que sacar conclusiones políticas para prepararnos para un 2025 que debe ser de lucha, porque el Gobierno va dispuesto a no disminuir el enfrentamiento con las masas y las políticas de saqueo medioambiental, extractivista, entrega al imperialismo. Bueno, hay que prepararse entonces para un 2025 de más lucha, este es el mensaje que tengo para acercarles. Un saludo grande y feliz año para todos y bueno, esperemos que el 2025 sea más venturoso para los explotados, y que podamos emprender un camino de resistencia más eficaz contra este gobierno depredador, hambreador y antiobrero.