Si bien en los últimos días, las aguas parecen volver a un cauce más normal, las medidas del presidente de la principal potencia mundial siguen latentes y la amenaza de proyectar el mundo hacia el caos no ha desaparecido, entender esto y ver sus perspectivas es de sumo interés para quienes hacemos Borrador Definitivo. Para ir en ese sentido es entrevistamos a Pablo Pozzi, historiador, quien dedicó gran parte de su carrera a estudiar la historia de la clase obrera estadounidense.



Entrevista por Juan José Lázzari

Borrador Definitivo: Pablo te agradecemos esta nota y te preguntamos de una: ¿cómo estás viendo la situación mundial, con las medidas de Trump?

Pablo Pozzi: Primero de todo, es difícil tratar de explicar todo porque hay mucha confusión y mucha mezcla de cosas. Si uno mira bien los diarios y las noticias, hay como una idea de que Trump está loco y que quiere generar una especie de caos en el mundo. Yo creo que es mucho más complicado que eso. A ver, lo primero de todo en torno a esto, es que Estados Unidos tiene un déficit comercial pavoroso. Pero no grande, pavoroso. Estamos hablando de billones de dólares, billones nuestros, trillones de ellos. Estamos hablando además de que, en función de financiar eso, Estados Unidos lo que ha tenido es una balanza de pagos favorable. Quiere decir que las remesas de dinero a través de distintas formas y distintas vías que van hacia Estados Unidos, equilibraban el tema de la balanza comercial. Esto se ha complicado mucho por muchas razones, una de ellas es que se acabó el saqueo de Europa del Este. La otra cuestión en torno a eso es que el mecanismo de la deuda externa, que era parte de eso, no funciona igual que antes y no sigue en el aumento que debía seguir para mantener ese tipo de balanza comercial, de balanza financiera.

La otra cuestión en torno a esto es que Estados Unidos viene en una decadencia más o menos regular y constante desde hace ya casi 50 años. Desde la crisis del petróleo viene una caída en términos de su productividad, tasa de ganancia y compañía; agudizado mucho durante el gobierno de Reagan, que trató de reactivar la economía a través del gasto militar y eso empeoró el problema del endeudamiento. Estamos hablando de que, al día de hoy, por ejemplo los bonos del tesoro norteamericano pagan cerca de un billón de dólares, un trillón de ellos, en intereses de la deuda anuales. Es muchísima plata. Y que también, en términos de maximizar ganancias en el mundo del libre mercado, muchísimas empresas norteamericanas se han radicado fuera de Estados Unidos y lo que hacen es una especie de proceso de ensamble de partes, etc. Esto ha generado problemas en términos de empleo, deuda, etc. Al mismo tiempo ha generado un sistema económico mundial, donde la economía del mundo creció en base a la locomotora del mercado norteamericano. Pensemos que China, por ejemplo, vende muchísimo a Estados Unidos.

El problema para los norteamericanos es cómo resolver esto, claramente lo que está tratando de hacer Trump es forzar a empresas norteamericanas a volver a radicarse en Estados Unidos, generando mejoras en el empleo, mejoras en salario, etc. Y al mismo tiempo, reducir el déficit comercial hacia Estados Unidos. Esto, por lo menos en el corto plazo, genera una especie de caos en el nivel del mundo económico. Lo que está haciendo en ese sentido Estados Unidos, o en el caso de las medidas económicas de Trump, es exportar la crisis de Estados Unidos al mundo en general. Los norteamericanos, los asesores de Trump, esperaban que el aumento en los aranceles generara una mejora en el cambio del dólar, o sea, fortalecer el dólar, eso no ha ocurrido, por lo menos no en lo inmediato.

Ahora, en términos internos, muchísimos norteamericanos apoyan este tipo de medidas, no sé si durará ese apoyo una vez que los aranceles se traduzcan en una cuestión de aumento de precio, porque las empresas lo que van a hacer es pasar el costo del arancel al costo de los bienes y servicios que se venden en Estados Unidos. Entonces, ni Trump es tan loco, ni las medidas son tan ridículas. Acá lo que se está tratando de discutir es una cosa mucho más importante, que es reestructurar y cambiar el sistema económico mundial, y claramente donde intentan mantener y favorecer a Estados Unidos en general.

BD: A mí se me ocurren dos cosas. Primero, que esa vuelta a casa de las empresas yanquis que andan dando vuelta por el mundo, no es un proceso inmediato. Lleva muchos años volver a rearmar una infraestructura que ya no está. Pero por otro lado, si esto se da, ¿significa el fin de lo que conocimos como globalización?

PP: Sí, toma muchos años, como tomó muchos años que se radicaran afuera de Estados Unidos. O sea, fue un proceso que tomó 20, 30 años. Por eso lo que estoy diciendo es que en lo inmediato: caos; en el término medio, quién sabe, y en el largo plazo capaz que cambian muchas cosas. En términos de la globalización, es poco probable que eso se modifique totalmente, porque, digamos, esto implicaría que un montón de países y economías acepten las modificaciones que está planteando Trump y absorban la crisis ellos también. Veremos. Pero ya el mismo hecho de que Estados Unidos se plantee un fin a la libertad de mercado y se vuelque hacia un nivel de proteccionismo, aunque sea transitorio, es notable.

BD: Claro. Hace unos días atrás nosotros hacíamos una nota con Jorge Majfud, un profesor universitario uruguayo que vive en EE.UU., en Florida para ser más exacto; y le preguntábamos si implicaba un nuevo orden mundial; y él, en realidad, tenía la impresión de que más bien significaba detener un nuevo orden mundial, por esto de la guerra comercial y esta cuestión con China. ¿Eso cómo lo ves vos?

PP: Y… a ver, es probable que el uruguayo tenga razón en todo eso. Por lo pronto no va a haber un nuevo orden mundial. Hay una disputa en torno a eso, hay que ver qué es lo que pasa. Hay que ver si le sale bien a Trump, donde el tema de los aranceles hay que ver hasta dónde se puede aplicar, hasta dónde se mantiene, quiénes aceptan- Porque además, una cantidad de países están respondiendo a los aranceles de Trump con aranceles propios. ¿Será duradero eso? A ver, en el corto plazo claramente lo que va a generar es un empobrecimiento de poblaciones, sobre todo de trabajadores.

BD: Yo quiero volver a un tema que vos tocaste recién, que es la imagen de Trump o cómo está visto Trump hoy en Estados Unidos. Yo sé que vos conoces bastante el movimiento de Estados Unidos. Yo vi algunas encuestas que decía que había caído la imagen de Trump a un 43% en estos primeros meses de gobierno, a partir de estas medidas. No sé si eso vos también lo tenés presente.

PP: No, no, las encuestas dicen eso. Ahora, vos pensá que 43% es una barbaridad, es mucho para un tipo que viene tomando medidas categóricas en términos generales. En la práctica él sigue reteniendo, a meses de su elección, un apoyo notable, a pesar de las campañas en contra. Y de hecho la oposición no ha logrado articular una política opositora, parecen argentinos.

BD: De lo que vos decís desprendo que lo que se viene no es bueno, que va a haber un aumento seguramente de la desocupación en el mundo y seguramente también la inflación va a ser algo que golpeará en los próximos tiempos.

PP: A ver, la inflación va a golpear en todos lados, eso por lo menos en lo inmediato. Hay que ver cuán duradero es eso. Y otra vez, cuánto lo puede mantener con aliados estratégicos como Gran Bretaña o Israel. El golpe más duro lo va a encajar China. Hay que ver los chinos qué política toman, porque los chinos son tipos que juegan a largo plazo. Y ellos vienen desde la ruta de la seda, su inserción en África, su aumento de la presencia en América Latina… mi impresión es que los chinos vienen diversificándose y preparándose para esta guerra comercial hace rato. Eso por un lado.

Por otro lado, algo que ya hemos charlado otras veces: Milei y sus amigos esperaban que la amistad con Trump tuviera un efecto importantísimo en términos del FMI. Lo que sabemos el día de hoy es que no es tan así. Primero, porque no hay Santa Claus. Segundo, porque Trump, su principal interés es Estados Unidos y no la Argentina. Pero además porque la Argentina, como un país incumplidor serial de los préstamos internacionales, no tiene apoyos en un montón de otros países. Holanda, España y compañía están en contra de darle una mano a la Argentina y volver a gastar plata indebida (NdR: La entrevista fue realizda antes de que, finalmente, se concretara el tan demorado acuerdo del gobierno argentino con el FMI). La Argentina, en particular después del gobierno de Alfonsín y particularmente de las políticas de Caputo, el ministro de Relaciones Exteriores de Alfonsín, no el actual Ministro de Economía; parece creer que el mundo es una política de pueblo chico, que porque sos amigo de Trump y te trata bien te va a dar miles de millones de dólares. La verdad que no es tan así. Este último viaje de Milei a Florida, a Mar-a-Lago, donde se llevó al Ministro de Economía y al Ministro de Relaciones Exteriores para hablar de los aranceles y compañía, y Trump lo dejó plantado. Mejor dicho, no lo dejó plantado. No fue porque no había ninguna cita arreglada. Eso es por lo menos notable. Y ahí fue el presidente de la Argentina a hacer papelón una vez más. O sea, un monigote.

BD: Ahora se me ocurre, ¿cómo queda Europa parada frente a esto?

PP: Y Europa tiene una cantidad de cosas sumamente complicadas. Primero, porque apoyó a Estados Unidos fuertemente en términos de la guerra de Ucrania y eso le generó un montón de problemas económicos, sobre todo porque el petróleo y el gas provenían de Rusia. Han gastado miles de millones en la guerra de Ucrania y ahora prometen gastar más en términos generales, y eso también le genera un montón de problemas globales. Y encima caen los aranceles y se le restringe el mercado norteamericano. Hay que ver qué pasa en términos del euro y las economías europeas. Va a estar difícil.

BD: En todo este análisis bastante estructural que hacemos de esta situación, está faltando seguramente una resistencia global de los sectores proletarios y los sectores empobrecidos, que todavía, por lo menos, nosotros no la vemos.

PP: No, no la vemos porque no hay, no es que no haya conflictos, hay muchos conflictos pero están todos desarticulados entre sí. Esto tiene que ver con muchas cosas que habría que hablar en otro momento, desde las políticas de identidad hasta los compromisos de las direcciones y las burocracias sindicales con el sistema actual, etc. La segmentación laboral, muchas cosas que hacen a eso. Y en el caso neto de Estados Unidos, es que hay un sector importante de la clase obrera que son trumpistas. Más aún si Trump promete aumentar las fuentes de trabajo. Acá hay una cosa notable. Todo el sector progresista del mundo está en contra de los aranceles. ¡Cómo ha cambiado la cosa! Es la primera vez que el progresismo apoya la libertad de mercado. Pero bueno, es un problema del progresismo que también tiene carencias de alternativas y políticas a este tipo de cosas, además de muy pobres análisis de lo que está pasando.