En nuestro programa radial Borrador Definitivo, del sábado 9 de diciembre, previo a la asunción de Javier Milei, nos planteamos debatir sobre las perspectivas que el nuevo gobierno y su plan de ajuste abren para los sectores populares y la clase obrera. Además de realizar un demorado análisis del resultado del ballotage. Para ello, consultamos a dos amigos de nuestro medio, que nos comparten sus impresiones.
Ballotage y después. Perspectivas para la época abierta
Ariel Petruccelli, historiador y miembro del concejo editor de la Revista Kalewche, nos dice lo siguiente:
“Yo creo que el ballotage, con su resultado, expresa el hartazgo de una mayoría de la población con una situación económica básicamente insostenible: de mucha pobreza, bastante desempleo, mucha inflación y mucha precariedad.
Lo que sucede es que un gobierno dispuesto a administrar el sistema capitalista argentino sin introducir ningún tipo de modificaciones de calado, sin afectar de manera sistemática los intereses de grupos capitalistas, difícilmente pueda introducir algún tipo de mejora; mucho menos con la perspectiva de Milei.
Pero si el gobierno de Milei se encamina, como parecería sugerir, a un escenario de 2 años de estanflación, un estancamiento con inflación; cabría preguntarse si la sociedad argentina toleraría eso. Porque la elección de Milei ha estado determinada por el hartazgo de una situación económica sumamente difícil y en un contexto en el cual, la inmediatez de la búsqueda de soluciones, hace que sea difícil pensar que haya paciencia como para una situación económica que no mejora y que no se detiene ni siquiera la inflación en un lapso de año y medio, dos años. Quizás, si hubiera una situación favorable en términos de los precios internacionales agrícolas y la abundancia de la cosecha, el ajuste podría llegar a no ser tan severo. Pero eso tampoco es seguro y, en todo caso, la política del gobierno de Milei se encamina hacia un ajuste fiscal de magnitud.
Esto me parece que plantea un escenario de fuerte confrontación social en los meses próximos, porque la situación económica no se avizora que tenga una clara mejoría. En ese sentido, creo que las tareas son básicamente dos. La primera es resistir las distintas medidas de ajuste y de recorte, el aumento del desempleo. Pero la segunda tarea, menos inmediata pero quizás más fundamental, es empezar a discutir al interior de la clase trabajadora, qué tipo de modelo social y de alternativa política prefiguramos. Porque la mera resistencia, evidentemente no alcanza, y no nos lleva más que a una especie de péndulo -que es lo que se ve en los últimos años- entre alternativas progresistas y alternativas conservadoras, de una misma matriz neoliberal, de la cual, evidentemente, no estamos pudiendo salir. Y es eso justamente de lo que habría que salir”.
Por su parte, Pablo Pozzi, historiador y referente de la historia oral en nuestro país, nos comparte su impresión:
“Es difícil hacer una reflexión más o menos racional en torno al ballotage y las futuras perspectivas, sobre todo para la clase obrera y el pueblo. Pero de todas maneras vamos por partes. En torno a eso, entendamos que la derecha, o sea, el ajuste serio, ha triunfado por millones y millones de votos. Esto es sumamente importante, no solo porque pone en cuestionamiento todo el modelo neo peronista -o sea la mezcla esa entre liberalismo y peronismo que ha funcionado durante los últimos 20 años- sino porque revela que la población argentina ha cambiado profundamente en su perspectiva política, cultural, de demandas, etc. Claramente el pueblo no es peronista el día de hoy, por lo menos no en el sentido de 1945, ‘46.
Estamos ante una derrota histórica de la clase obrera y el pueblo argentino. Derrota histórica significa, básicamente, que la historia argentina tuvo, como centro de su desarrollo, la actividad de la clase obrera en relación a la burguesía. Al día de hoy, evidentemente eso no es más así. Y no es más así desde el menemismo. Pensemos que antes del menemismo tuvimos 13 huelgas generales, recuperaciones sindicales, etc. O sea, la dictadura no tuvo el miso efecto; sí lo tuvo Menem y sí lo tuvo el kirchnerismo. Esto significa básicamente que han logrado desarmar a la clase obrera en términos de alternativas y propuestas.
Con esto no quiero decir que no hay luchas: hay muchas, lo que quiero decir es que no tienen el efecto que tuvieron en otra época. Pensemos simple y sencillamente que un conflicto localizado, como puede haber sido una movilización en Córdoba en 1969 por una demanda relativamente sonsa como el sábado inglés, determinó el Cordobazo y esto determinó una serie de movilizaciones a través del país. Hoy en día nada de eso ocurre. Lo mismo que la desindicalizacion y una cantidad de cosas.
No quiero decir con esto que la clase obrera ha desaparecido, sino que se han modificado cosas de fondo en torno a esto. Esto significa básicamente que la ofensiva del capital que reflejaron Massa y, ahora mucho más profundamente Milei, va a significar básicamente que va a haber una inmensa cantidad de movilizaciones y formas de resistencia. Estas se van a enfrentar con un par de problemas serios y de fondo. El primero es que es muy probable que haya represión. Y por primera vez en la historia argentina, que haya represión con apoyo, connivencia o aquiescencia popular; o sea que haya una cantidad importante de la ciudadanía argentina que esté de acuerdo con que repriman a otro sector de la ciudadanía. Eso es un aspecto, el aspecto más conocido: la posibilidad represiva es seria e importante.
El otro aspecto es mucho menos percibido pero es importantísimo, y es que, en realidad, una de las cosas que logró el kirchnerismo es debilitar al acervo de activistas y militantes que tenía la clase obrera y el pueblo y, por lo tanto, son gente que no tiene gimnasia combativa. No quiero decir que no sean combativos, sino que no tienen la experiencia de lo que es una ocupación de fábrica, un enfrentamiento con la policía, y una cantidad de otras cosas. Ni hablan de organizar gente, ni hablar de definir cuándo hay que salir a luchar y cuándo hay que retirarse. Esto es una enseñanza que tendremos que hacer desde hoy y va a ser sumamente complicada.
La realidad es que las perspectivas, hoy por hoy, no son buenas, por lo menos en el plazo más mediato. Lo más probable es que el ajuste avance y que las principales trabas que tenga sean las peleas entre los propios burgueses. En torno a eso, yo creo, francamente, que vamos a ir haciendo un aprendizaje y que el aprendizaje puede ser terriblemente rápido. La clase obrera aprende más en un día de lucha que en 10 años de trabajo parlamentario. En eso, los amigos parlamentaristas de izquierda tienen que modificar su perspectiva y empezar a foguear a la militancia, y foguearla en serio, cosa que no han hecho hasta ahora”.
La casta ya no tiene miedo. Análisis del gabinete de Milei
Posteriormente, analizamos algunos de los nombres más resonantes del gabinete mileiista y sus vinculaciones políticas y empresariales:
- Antes de entrar en el análisis del nuevo gobierno de milei, establezcamos que su victoria se asienta en el desastre al que nos llevaron los gobiernos anteriores, sobre todo el saliente de Alberto Fernández. Gobierno que deja la casa rosada, según los datos del observatorio social de la UCA, con un 44 % de la población debajo de la línea de pobreza, número que llega a casi el 65 % si hablamos de niños y adolescentes; y una inflación proyectada para fin de año de alrededor del 170 %.
- Es justamente sobre este desastre que se monta el discurso de Milei, incluso magnificándolo y amenazando con la inminencia de una hiperinflación, para justificar la necesidad del ajuste brutal que se prepara.
- Milei ha dicho que él es el primer gobierno que asume haciendo campaña diciendo que va a aplicar un ajuste feroz. Y eso es verdad, en eso él no mintió. Lo que no significa que no haya mentido en otras cosas: porque el centro de su discurso estuvo dirigido contra “la casta”, y si uno toma su nuevo gabinete, nota que es casta pura: casta empresarial que ha vivido “mamando de la teta del estado” y casta política, Patricia Bullrich es el ejemplo más claro de alguien que ha pasado por todas las instancias estatales.
- Entonces, lo que habría que preguntarse es cómo va a reaccionar la gente que dio su apoyo en las urnas a un gobierno que ahora se propone ajustar directamente a los sectores populares y a la clase media, mientras que acomoda a “la casta” en todos los ministerios y secretarías. Se abre, entonces, un panorama incierto. Pero analicemos los nombres más resonantes del gabinete:
- Al frente del Ministerio de Economía, Nicolás Caputto, quien fuera Ministro de Finanzas durante el gobierno de Macri y uno de los principales responsables del endeudamiento a 100 años con el FMI. También estuvo involucrado en la emisión de letras para el fondo de energía sustentable, lo que significó el robo, a todos los ciudadanos, de 7.368 millones de dólares. Lo que equivale a tres gasoductos como el que se está construyendo desde Vaca Muerta. Pero más, el propio Caputto, se suma al gobierno con la misión de desarmar la leliqs, leliqs que él mismo creó.
- Al frente del Banco Central está Santiago Bausili, otro de los responsables del endeudamiento y que, para más, acaba de ser beneficiado por la justicia con una falta de mérito en la investigación que se le estaba haciendo por incumplimiento de los deberes de funcionario público por beneficiar a sus patrones del deustcher bank.
- Ambos, Caputto y Bausili, son socios de una empresa en CABA, que se propone construir un mega proyecto inmobiliario en un predio de 40 mil metro cuadrados, por el que pagan apenas 200 mil pesos por mes de alquiler. El abogado defensor de esa empresa es Cúneo Libarona, flamante Ministro de Justicia de este nuevo gobierno.
- Pero hay una cantidad de ministerios y secretaría, además de los ya nombrados, que están en manos de gente de Eurnekian (empleados de sus múltiples empresas). Eurnekián, empresario que hizo toda su fortuna haciendo negocios a costa del estado argentino, se benefició de las privatizaciones en los ’90, cuando le concesionaron 33 aeropuertos a valores irrisorios que aun así no pagó, acumulando una deuda de 1900 millones de dólares por esos cánones. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, el fiscal Garrido lo investigó y sugirió al presidente quitarle las concesiones por esta deuda, cosa que, no solo el gobierno de entonces no hizo, sino que, además, le perdonó la deuda a cambio del 20 % de la explotación de los aeropuertos.
- Más casta que estos empresarios, no se consigue en el mercado.