Ilustración: Rodolfo Fucile para efdeportes.com

Violaciones a los DD.HH. en el país organizador y en varios de los países participantes, la corrupción siempre vigente de la FIFA, sumado al silencio por la condena a muerte contra el futbolista iraní Amir Nasr-Azadani. Aquello que se intenta esconder detrás de la pelota cuando ésta comienza a rodar.


Entrevista: Juanjo Lázzari

Este artículo termina con una frase tristemente categórica. Nuestro entrevistado dice: “el futbol, cuando la pelota entra en movimiento, hace olvidar todo”. Nada más real, nos parece, en vista de las multitudes que -ganadas por el apasionamiento deportivo y en algunos casos también por ese sentimiento de unidad, muy cercano al chauvinismo- han salido a las calles a celebrar cada triunfo de la selección.

Hoy estamos en las vísperas de la final del mundial de fútbol masculino entre Argentina y Francia, evento que seguramente nos tendrá pegados al televisor porque somos -algunos más, otros menos- parte de la gran mayoría de la población argentina que disfruta y en ocasiones se apasiona con el fútbol. Sin embargo no está de más volver a lo que ha significado y significa el mundial de Qatar para los poderosos, para los capitalistas que han hecho fortunas con el evento.

Tampoco podemos ignorar la utilización de cualquier gesta deportiva, o mínimamente competitiva, para servir a los intereses del poder de siempre y del gobierno de turno. Ya sea como un simple distractivo mientras se aplican medidas antipopulares; o para promover un falso sentimiento de unidad nacional entre quienes se subieron a los aviones chárteres y se gastaron 16 mil dólares en dos días para mirar el espectáculo desde las tribunas de uno de los países más caros del mundo, y los 17 millones de pobres que hay en el país.

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Pero a todo lo dicho, hoy hay que sumarle un hecho mundial de extraordinaria importancia. El régimen ultra reaccionario de Irán ha condenado a muerte a uno de los futbolistas de su selección: Amir Nasr-Azadani, por haberse sumado a la rebelión de su pueblo después de la muerte de Mahsa Amini, una joven que falleció tras ser detenida por la policía de la moral por infringir el estricto código de vestimenta que deben respetar las mujeres en Irán. Recordamos quizás el único hecho de rebeldía de una selección en el mundial, cuando los jugadores iraníes se negaron a cantar su himno en apoyo a esa lucha.

Sería muy interesante que la tan mentada indocilidad frente a los árbitros y contrarios, se transmute en esta final, en la denuncia generalizada de esta aberración. Después de todo, creemos que la vida de un colega, amenazada en estas circunstancias, vale mucho más que una copa del mundo y los jugadores tienen toda la autoridad para hacerlo. Sin ser pesimistas debemos decir que, hasta ahora, ha primado el silencio.

Silvio Schachter es arquitecto, periodista, ensayista y miembro del Consejo de Redacción de la revista Herramienta, donde publicó un muy interesante artículo (reproducido en esta página) titulado “FIFA y Qatar, el mundial de la vergüenza”. Cuando lo entrevistamos, la condena contra Amir no era conocida aún, pero estamos seguros que él estaría de acuerdo con esta introducción.

El fútbol-negocio

Borrador Definitivo: Hola Silvio, te agradecemos esta entrevista. Vos has calificado a éste como “el mundial de la vergüenza”, y nos parece que son varios los mundiales que podrían calificarse de esa forma ¿Qué es, en tu opinión, lo que hizo que aquel 2 de diciembre del 2010, en una reñida votación, se aprobara realizar el mundial de 2022 en Qatar, donde el fútbol prácticamente es algo exótico?

Silvio Schachter: En realidad, Qatar es exótico por muchas cosas, en fútbol entre ellas. Por eso llamó en su momento la atención que se haya aprobado hacerlo ahí. ¿Cuáles fueron las bases, los criterios, los argumentos como para que la FIFA, o la mayoría de la FIFA, lo haya decidido? Argumentos a favor: ninguno. En contra: un montón. Pero digamos que no es el primer caso. Uno podrá remontarse al mundial del ‘78 en ese aspecto, para pensar un poco cómo, actúa la FIFA, cómo ha servido el fútbol para lo que se conoce como sportswashing, o sea: utilizar el deporte para lavar los problemas de violaciones a los Derechos Humanos, para tapar crímenes políticos, tratar de recuperar cierta imagen deteriorada de algún gobierno o de algún país.

En el mundial 78, lo único que jugaba a favor de Argentina era que Argentina es un país futbolero, entonces es ese aspecto no llamó la atención. Lo que sí llamó la atención fue el hecho de haberlo realizado en plena dictadura, una dictadura condenada internacionalmente. Todos recordamos esas imágenes atroces de los tres miembros de la Junta Militar gritando los goles y la gente festejando en la calle, mientras que al lado del estadio de River donde se jugó la final estaba la ESMA, donde estaban torturando y asesinando militantes. Marco esto porque es un antecedente en la historia.

Esto empieza con Joao Havelange, y el mundial ‘78 es su bautismo en las copas del mundo, ya que lo habían nombrado en el ‘74 como presidente de la FIFA. Él ya venía siendo presidente de la Asociación del Fútbol Brasilero y tenía muy buena vinculación con la dictadura brasilera. Y en ese momento él es el que da el aval y dice: “Están dadas toda la condiciones para que en Argentina se haga un muy buen mundial”. Hay múltiples denuncias, las más conocidas son la de Maradona y la de Gary Linaker, el inglés, diciendo que la FIFA es una bolsa de corrupción. Maradona decía que cuando participaba Havelange en una reunión no se hablaba de fútbol, se hablaba de dinero, de negocios, de sobornos. Y él mismo, cundo asume, dice: “Voy a transformar el fútbol en uno de los mejores negocios del mundo”. O sea, esa es la medida del fútbol: el fútbol-negocio.

BD: Entonces, a partir de  Havelange, este fútbol-negocio se masificó y suponemos que se extendió a todo el mundo ¿Entran los medios en esta ecuación?

SS: Acá el tema es que cómo el capital y los negocios se han apropiado ese juego y lo han pervertido, lo han transformando en una máquina que no produce placer, que no produce juego, que no produce algo divertido; sino que está muy condicionado por los intereses de las corporaciones que lucran con el fútbol. Porque una de las cosas que trajo Havelange, y que se ha expandido a límites que nadie sospechaba, es que con el mundo satelital, del cable, se han al fútbol incorporado millones de posibles consumidores. Hoy es muy difícil ver un estadio donde no haya publicidad. No es posible ver un programa deportivo donde no haya publicidad, por momentos es avasallante: las camisetas de los jugadores tienen publicidad, la FIFA tiene patrocinadores y sponsors exclusivos, que son socios. Entonces eso se ha expandido como una peste desde el vértice superior de la FIFA hasta las regionales. Tanto la CONMEBOL como la UEFA, estuvieron involucrados también en denuncias muy poderosas de corrupción. De hecho hay gente detenida, procesada en la CONMEBOL por los negociados con los contratos televisivos, que son dineros fabulosos. Hubo un ex presidente de la CONMEBOL que reconoció que recibía estímulos de casi 90 mil dólares por mes por favorecer contratos televisivos.

Quiero decir: hay una estructura madre, la FIFA, que permite esto. Joseph Blatter tuvo que renunciar por el escándalo del FIFA gate, y el nuevo presidente, Infantino, dijo que iba a perseguir la corrupción, pero no habló, por supuesto, de eliminar los negocios. Y de hecho está avalando todo lo que ocurre en Qatar que es en muchos aspectos siniestro.

El mundial de Brasil también tuvo lo suyo. Yo estaba justamente en Brasil por esos días porque mi hija vivía allí. Ella es docente e investigadora y militaba en las organizaciones populares. Y hubo oposición y marchas. Porque cuando se hicieron las ampliaciones del Maracaná para el mundial, para crear una playa de estacionamiento de 5 hectáreas, tuvieron que barrer con una de las favelas históricas más importantes de Brasil, que es la Mangueira. La barrieron, sacaron a la gente a los golpes, con topadoras y hubo mucha resistencia y marchas. Yo participé en una de ellas con mi hija y sus amigos, repudiando esto y hubo represión. Y después se descubrió, además, que el estadio que se construyó en Manaos, al poco tiempo quedó abandonado; y las obras estuvieron en manos de Odebrech, una empresa que después apareció muy vinculada a sobornos allí, acá y en todas partes del mundo. Había una empresa de la FIFA que se dedicaba a revender entradas para las semifinales y la final a valores increíbles, eso fue un acto delictivo. Pasaron un montón de cosas. No es solamente en Qatar que pasan estas cosas.

Qatar 2022 – Mucho ruido

BD: ¿Qué es lo primero que llama la atención, que hace ruido, de Qatar como sede del mundial de fútbol?

SS: Qatar tiene un clima que es totalmente contradictorio con la práctica del deporte. Tuvieron que correr la fecha por primera vez y armar todas las agendas de los campeonatos en función de correr la agenda, porque en la fecha tradicional de junio-Julio no se podía jugar al mundial porque se iban a morir todos incinerados en el campo de juego. De hecho, la mayor parte de los estadios están refrigerados, a pesar de que se cambió la fecha. Eso ya generó un ruido. Es la primera vez que entre el final de la clasificación y el inicio del campeonato pasa tanto tiempo, entonces se genera un vacío que se llena con chismes de jugadores lesionados y demás.

Todo eso llamó la atención. Pero después se fueron sumando hechos que están muy por encima de lo deportivo y lo futbolístico, que son las condiciones de violación de Derechos Humanos que existen en Qatar y que son flagrantes. Obvio que si uno se pone a investigar en Estados Unidos y en otros países que fueron candidatos para el mundial, también hay violaciones a los Derechos Humanos; pero en Qatar es muy flagrante. Estamos hablando de un país, primero, que es una monarquía hereditaria. O sea que no tiene ningún roce con la democracia. Esta democracia que muchas veces los países de occidente cuestionan porque son imperfectas, cuando les conviene denostar algún país o quedarse con sus recursos. Sin embargo, no objetaron a una monarquía hereditaria, donde una pequeña familia maneja el tercer país con las reservas gasíferas del mundo y que está entre los 10 que producen mayor petróleo, y que tiene reservas de petróleo para 40 años.

Qatar tiene dos millones de habitantes y solo 250.000 ciudadanos qataríes. Es el país que según las Naciones Unidas tiene más trabajadores extranjeros del mundo: más del 90% de los que trabajan en Qatar no son cataríes y no tienen ningún derecho. Y si consideramos que de esos 250.000 ciudadanos cataríes, la mitad son mujeres que también tienen enorme cantidad de derechos restringidos, esto te está dando un poco la idea de en manos de quién está la riqueza de ese país y quién se lleva todo lo que produce el gas y el petróleo. Y por eso exportan dinero y con ese dinero que exportan invierten el negocios: son accionistas de Volkswagen, de empresas de traslado de combustible en Inglaterra, de bancos, etcétera. Exportan capital porque no pueden industrializar al país, porque es un país pequeño: la mitad la superficie de la provincia de Tucumán. De hecho los estadios están a 60 kilómetros de máxima uno de otro. Imaginemos todo un mundial en la mitad de la provincia de Tucumán.

BD: Con todo ese dinero libre para invertir, no es difícil entender cómo consiguieron los votos para quedarse con la organización del mundial.

SS: Se descubre, por supuesto, que hubo sobornos enormes, no solamente a los representantes de los países que votaban a favor o en contra de los candidatos, sino también a la cúpula de la FIFA, con millones de dólares, Eso fue denunciado por varios medios y algunos de los que recibieron esos sobornos lo reconocieron.

Para Qatar era muy importante la realización de este mundial por esto mismo: para lavar una imagen. Los jeques cataríes estuvieron instalados durante muchos años en el Barcelona, son dueños del PSG, por eso la camiseta del PSG dice: Qatar Airlines. Imagínate que es una de las principales empresas de aeronavegación del mundo en un país que tiene 250 mil habitantes. El PSG en este momento es el equipo que tiene el tridente futbolístico más deseado del mundo (Messi-Neymar-Mbape). Sospechosamente lo compraron a Messi antes del mundial, su último mundial, con la fantasía de que una de esas tres figuras probablemente sea campeón del mundo. Entonces, la figura del equipo campeón del mundo sería del PSG, y sería de la empresa catarí. Pero también la familia real de Arabia Saudita es dueña del New Castell, Emiratos Árabes tiene una empresa que produce deportes, que es dueña del Manchester City, del Málaga. Es decir, hay una cantidad de equipos de fútbol comprados por estas monarquías y emiratos del Medio Oriente petrolero, que son básicamente violadores de Derechos Humanos.

BD: En el 2015, cuando estalla el FIFA gate a partir de una investigación de la justicia norteamericana y el FBI, se podía pensar que iba a venir una limpieza. De hecho vino una limpieza: sacaron a Blatter, Platini y varios más, pero para poner a Infantino para que entrara la televisión yankee al negocio. Pero no se tocó a ninguno de los jeques cataríes.

SS: No, obviamente. No solamente no se tocó a nadie de los jeques cataríes, sino que ni siquiera se puso en cuestión desde el punto de vista formal que el mundial se realizará ahí. No hubo una investigación para ver si estuvo otorgado de manera corrupta. Conocemos que Estados Unidos intervino porque, entre otras cosas fue desplazado de la organización del mundial: era el segundo candidato más votado. Pero además se trataba de imponer la presencia de las principales cadenas televisivas norteamericanas que se han apropiado de casi todo el negocio del deporte en el mundo y por supuesto también quieren el fútbol, que es el más popular, el que trae más consumidores, etcétera. Pero el resultado en sí mismo la investigación, independientemente de la motivación por la que la hayan hecho, es implacable y las pruebas son irrebatibles. Pero bueno, estaban tan seguros de los intereses cruzados que tiene Qatar con muchas empresas europeas, con muchos bancos europeos y también con tantos intereses deportivos, que nada se hizo.

Derechos Humanos ¿Qué es eso?

BD: Hay otra cosa que despertó muchas críticas y que vos mencionás en tu artículo en Herramienta, que fue la cantidad de muertos en la construcción de los estadios, ¿nos podés contar sobre eso?

SS: Se ha hecho público que han muerto 6.500 trabajadores. Este dato sale solamente de cuatro países de origen de los migrantes que trabajaron para las obras del mundial. Se calcula que en los otros países que no tienen estos registros, llegarían hasta 10.000. Es decir, todas esas cosas tecnológicas, deslumbrantes, brillantes que los medios de comunicación nos muestran y van a seguir mostrando durante todo el mundial, están hechas sobre la sangre, el sudor y la muerte de miles de trabajadores pobres que vienen de los países más pobres de Asia y del norte de África. A quienes no se les reconoció ningún derecho: fueron obligados a trabajar con temperaturas de 50 grados. Porque mientras se trasladó la fecha del mundial porque los jugadores no podían correr con esa temperatura, durante todo el año, con 50 grados, sí pudieron trabajar hasta 12 o 14 horas por día. Y estos son los datos que se tienen, porque Qatar se niega a dar información sobre las causas de la muerte de estos trabajadores. Muchas cosas se deducen por los informes de Amnesty Internacional y de otras organizaciones, que murieron de infartos por la temperatura y el sobre esfuerzo. Pero además la FIFA, que declara que gana entre cinco y seis mil millones de dólares por año, y Qatar que gastó más de 140 mil millones de dólares para hacer los estadios, se niegan a pagar la indemnización a las familias pobres. Porque esta gente fue a trabajar ahí para sostener a sus familias, que pasan hambre en sus países de origen.

¿Por qué ocultan los medios todo esto? No solamente para cuidarle las espaldas a Qatar, sino porque esto es también una manera de mostrar la miseria que produce el capitalismo. Esta gente tiene que trabajar en condiciones de esclavitud Siglo XXI, encerrados en barracas de 8 personas por habitación, en condiciones de trabajo que según la kafala (que ahora supuestamente la han derogado por las presiones, pero en la práctica se sigue cumpliendo) las empresas son las que retienen los pasaportes y deciden si el trabajador puede entrar o salir del país, ni siquiera el estado. ¿Te das cuenta?: es una condición de esclavitud. Entonces denunciar eso, significa denunciar cómo funciona el capitalismo y cómo se relaciona con estas potencias económicas, cómo se relaciona con los medios de comunicación que tratan de lavar esta situación.

BD: Capítulo aparte merece la situación de las mujeres y las minorías sexuales.

SS: Ni que hablar de la mujer. Los derechos están súper restringidos para las mujeres, además de la represión de género con el núcleo LGTB, etcétera. Hasta hace muy poco, en Qatar o en Arabia Saudita o los Emiratos Árabes, ser homosexual te podía significar la pena de muerte, ahora es prisión de 7 a 15 años. Hace poco, el Secretario General de la organización del mundial en Qatar, dijo que están prohibidas las muestras de afecto públicas en la calle, y que quien ponga una bandera LGTB puede tener entre 7 y 10 años de cárcel. Esas son las condiciones en las cuales se vive: las mujeres jóvenes, para salir del país, tienen que tener autorización de un hombre que sea el tutor aunque sea mayor. Y si una mujer se separa del marido, éste tiene que autorizar la separación, porque si no la autoriza y esa mujer tiene otra relación, se la considera extramatrimonial y también es pena de cárcel. Rige la sharia para la familia, no hay Código Penal. Además en Qatar, los códigos son tan ambiguos que te pueden expulsar del país por cualquier razón. Obviamente si sos homosexual o cuestionás a la monarquía te van a expulsar, pero hay una amplia gama de actos no explicitados que podrían justificar que te echen del país sin ningún argumento.

Entonces, en esas condiciones, empiezan a aparecer, tardíamente en mi opinión, algunas voces como la de la selección de Noruega, que dijeron “Derechos Humanos afuera y adentro del campo”. Los alemanes también y algunas figuras del mundo de la música que se negaron a actuar en la inauguración. Hay una encuesta en el Reino Unido donde la mayoría de los habitantes considera que no debería haberse hecho el mundial en Qatar. Son respuestas que  no alcanzan, pero por otro lado tenés esta cosa feroz de Neymar abrazado a Bolsonaro, o las barbaridades que dijo Quelly Olmos (Ministra de Trabajo argentina) hace poco, que la inflación no importaba, que lo importante era que Argentina ganara el mundial. En otras condiciones uno diría que esta mujer no puede estar, que tendría que haber renunciado. Pero acá hay una cosa exitista también, va a ser muy difícil.

BD: Por último, quería preguntarte, en tu opinión ¿es posible que esto cambie, que el fútbol deje de ser este negocio enorme y vuelva a ser el juego hermoso que amamos?

SS: Está claro que es muy difícil pensarlo solamente desde el ámbito del deporte. Hay una sinergia de intereses que han metabolizado el deporte por otro sistema mucho más complejo. Este tema compulsivo por ejemplo de la publicidad es avasallante. Infantino decía que hay 450 millones de personas que están relacionadas con el fútbol, y uno sabe que el movimiento olímpico tampoco escapa a esto, porque también hay un montón de denuncias sobre actos de corrupción en la preparación de las olimpiadas.

Es muy poderoso porque además trabaja, como bien decimos, con un deporte que es estéticamente muy bello, que genera pasión de verlo y que además tienes lealtades de por vida. Porque alguien que nació y de chico se crio como fan de un equipo, va a morir siendo fan de ese equipo y hay muy pocas cosas en la vida que te llevan a eso. Y son muchos recuerdos: tu viejo en la cancha; yo jugaba al futbol, era hincha de Boca y mi tío me llevaba a la cancha dos veces por mes. Todas esas cosas te atan a la historia del fútbol y es muy difícil desestructurar, porque han construido una subjetividad de afecto con eso y de pasión, pero que ha llegado al nivel de paroxismo. Recordemos que la Argentina hace 15 años que no puede ir la hinchada visitante, ese es el cuadro de violencia. O que para un partido de fútbol haya que movilizar mil policías para garantizar que el partido se haga, eso te da la pauta de los niveles de alienación que genera el futbol. Cuando más intereses hay, cuanto más plata hay de por medio, cuanto más se juegue cada equipo, cuanto más ganar sea lo único que importa porque eso te va a generar una cantidad de recursos imprescindible para sostener la demanda de los sueldos, etcétera. Entonces la disputa por eso es una disputa que termina en los niveles de violencia que tenemos. Pero es una parte. El negocio, los mecanismos de la televisión en cable y todo eso que sabemos: canales 24 horas al día transmitiendo… es muy difícil.

Hay algo que, no es que me llame la atención, pero que haya sectores progresistas, sectores de izquierda que se dicen populares, que se dejen arrastrar por esto. Que no tengan el valor, la dignidad o la ética para denunciar esto. Uno podría pedir a algunos referentes de la selección argentina un mínimo comentario, porque no van a dejar de jugar el mundial ni van a dejar de ser estrellas por ello, y sin embargo nada, se dejaron ganar por esto. Y por parte de la clase política al contrario, hay una cosa muy exitista. Si al mismo gobierno, en este menú insólito que tiene Argentina de tantos tipos de dólar, ¡no se le ocurre mejor cosa que ponerle al dólar turista, dólar Qatar! Cuando vos estás hablando de que un pasaje a Qatar cuesta dos millones de pesos, el trabajo de dos años de un sueldo medio. O esto de pintar el avión que va a llevar a turistas con la imagen de la selección. Todas esas cosas no dan ninguna señal que sea esperanzadora.

De todas maneras, por la repercusión que tuvo la nota que escribí, me doy cuenta que hay una pequeña reacción. Pero ya estamos sobre el mundial y el futbol, cuando la pelota entra en movimiento, hace olvidar todo.