Artículo publicado en Miguel Espinaco – Cosas para leer
Este artículo fue escrito antes de que los gremios de UPCN y ATE firmaran un acuerdo salarial que suma un 77% de aumento en el año; muy por debajo de la inflación padecida y por padecer. A la luz de este nuevo hecho, el análisis de los números que hace Miguel Espinaco cobra mayor valor, hasta profético.
El gobernador santafesino Omar Perotti podría hacer ya una nueva versión de la marchita de su partido que en vez del primer trabajador hablara del primer descontador. En la métrica entra fenómeno, en la realidad casi también.
Lo de descontador no necesariamente se refiere a la amenaza de descuento por los días de paro que realizaran recientemente los trabajadores del estado de la provincia de Santa Fe convocados por los gremios UPCN, ATE y AMSAFE. Ese descuento quedará seguramente sólo en amenaza como es costumbre, en apriete para hacer pasar un acuerdo inconveniente para los trabajadores, pero el descuento más definitivo que están acordando en estos mismos momentos en la reapertura de la mesa paritaria los gremios estatales santafesinos – me refiero al descuento por la baja del salario real – ese no, ese descuento apunta a quedar asentado como una nueva base de cálculo para los salarios, como un nuevo escalón por cierto bastante más bajo que el anterior.
Algunas simples cuentitas muestran en qué consiste y de qué dimensiones es el descuento que intenta bajar los salarios de los estatales santafesinos al servicio de hacer el recorte nacional y popular que piden desde el novel Ministerio de Economía de Sergio Massa.
Pero antes de hablar de números, hagamos un poco la historia de este recorte.
La inflación inesperada
Los gremios estatales y los docentes santafesinos habían acordado en marzo un incremento salarial del 46%, con una primera cuota del 22% que se efectivizó sobre los salarios de febrero 2022, más tres cuotas del 8% cada una en mayo, agosto y septiembre y en este último mes se haría la revisión.
Ya el 24 de mayo UPCN presenta al gobierno una nota con la firma de su Secretario General Jorge Molina, en la que solicita el adelantamiento de los dos últimos tramos. A principios de Julio AMSAFE se suma al reclamo y ATE hace público en agosto un informe de difusión con datos volcados en un gráfico, en el que hablaba de una “inflación inesperada” al momento de la firma del acuerdo y demuestra cómo a partir de junio el sueldo estatal se fue deteriorando, al punto que a ese ritmo en Setiembre ya estaría “un 18% por debajo”.
El gobierno provincial respondió a estos pedidos diciendo que mantendrían el cronograma y que se reunirían para rever la paritaria recién en el mes de setiembre como estaba acordado. La situación llevó a que haya paros y fue así que después de diez días de paros de maestros y seis de empleados públicos y médicos en agosto, llegó la amenaza de descuento de los días no trabajados y la simultánea fijación de fechas de reuniones paritarias para estos primeros días de setiembre.
Estaba claro que lo que se jugaba en el debate era a partir de cuándo correrían los nuevos reajustes para ponerse a tono con la inflación, estaba claro que allá en los principios del reclamo los sindicatos planteaban que debían reajustarse – adelantando los tramos del 8% – los sueldos de Julio y de Agosto y en que al llevar las reuniones a setiembre el gobierno pretendía que Julio y Agosto pasaran a la historia con el recorte sufrido.
Los sindicatos de los estatales santafesinos estuvieron lejos de denunciar esta maniobra.
Los sindicalistas de Perotti
Lejos de enojarse y explicar la maniobra dilatoria del gobierno de Perotti, las declaraciones de los voceros sindicales han sido de una genuflexión casi insoportable. A pesar de que entraron en una reunión en la que no hubo ninguna propuesta salarial y con el gobierno amenazando descontar los días de paro – “es una decisión tomada”, dijo el Ministro de Trabajo Pusineri – predominaron los pedidos de un “ambiente cordial”, de “armonía” y de intentar “ponernos de acuerdo en un contexto complicado”. En vez de establecer claramente que no puede haber mesa de discusión salarial si el gobierno de Perotti no retira la amenaza, se sentaron a postergar el debate a la semana siguiente y habrá que ver así hasta cuándo.
Para colmo ya demostraron que dejarán correr la maniobra dilatoria – julio y agosto ya fueron – y lo dijeron con total claridad: Jorge Molina, Secretario General de UPCN, habló de la necesidad de “replantear la política salarial de septiembre y definir los próximos meses” y Jorge Hoffman en la misma línea, planteó que “tenemos un defasaje del 16 o 18 % y lo tenemos que solucionar en septiembre”, mientras que Rodrigo Alonso, secretario general de Amsafé La Capital, señaló que “la inflación nos impone una actualización salarial que en la mesa técnica debemos discutir cuánto es lo que debería establecerse como salario para septiembre y lo que sigue” (en las tres citas, las negritas son mías).
Por eso, se cuidan bien de decir que el gobierno de Perotti YA está descontando días en agosto. Tal como se observa en el gráfico, la inflación en el año al mes de julio fue 46,20 % y si se le agrega un optimista 7 % en agosto estaríamos en el 57.06 %. O sea que por cada 100 pesos cobrados por el sueldo de diciembre, se tendría que haber pagado por agosto – para estar igual – $ 157.06, sin embargo, se pagaron $ 138,00, un 87.86 % O SEA que los salarios estatales sufrieron ya un descuento de 12,14 %: unos dos días y medio ya fueron no pagados.
¿Sueldo soja?
La nueva noticia es que a los dueños de los campos sojeros se les reconocerá un dólar especial de 200 pesos, de modo que el precio por tonelada pasó de $ 52.000 a $72.420. A la misma altura del año pasado, el valor del precio pizarra de la soja en Rosario estaba en $33.300, o sea que en un año el famoso “campo” tendrá un aumento de un 117%, bastante más que los trabajadores.
Esto obviamente impactará en la recaudación del gobierno provincial, ya que Santa Fe tiene una altísima participación en el mercado de la soja. Digamos de paso que la recaudación fiscal que publica el mismo gobierno de Santa Fe, indica que en Diciembre del 2021 se habían recaudado $ 17.901.639.086,00 y que ya en Junio de este año – último dato disponible – se recaudaron $ 25.710.099.938,13, casi un 44% más, número casi idéntico a todo el aumento salarial previsto y pagadero hasta setiembre. La inflación de los últimos meses debe haber impactado – y mucho sin duda – en los dos meses ya transcurridos – julio y agosto – de los que todavía no se conocen los datos.
Pero esto no es todo. Las empresas exportadoras no pagan ingresos brutos, a pesar de que su facturación muestra números astronómicos. El diputado provincial Carlos del explicaba que las 18 principales empresas de Santa Fe facturan “casi el triple del presupuesto provincial” y están exentas de ingresos brutos.
En medio de toda esta información que es pública y que los dirigentes sindicales conocen muy bien, lejos estamos de que se pida un sueldo soja, de que se denuncie la maniobra del gobierno que quiere poner un sueldo recortado – el de agosto – como nueva base salarial y de que no se acepte discutir con la pistola del descuento de los días de paro sobre la mesa.
Obviamente todo esto es muy difícil de lograr si los sindicalistas paran hoy y levantan mañana y nadie entiende qué es lo que cambió, si funcionan como si estatales de un gremio o de otro, maestros o médicos estuvieran en discusiones distintas en vez de unificarse contra el gobierno, si confunden a los trabajadores diciendo una cosa hoy y otra al día siguiente.
Está visto que estos sindicalistas son apenas cuasi ministros de trabajo de Perotti, colaboradores paraestatales, y que no podrá esperarse demasiado de ellos. Entre la bronca y el enojo habrá que pensar en cómo hacer una nueva conducción que luche unificada por el salario de todos los trabajadores de este estado manejado por Perotti, el descontador.