Artículo publicado (en papel) en la Revista Disonancia Nº 7, Agosto-Septiembre 2019
Entrevista: Borrador Definitivo RADIO. Edición: Elizabeth Moretti
“Hip significa consciencia y Hop significa movimiento, o sea movimiento consciente sobre todos mis pensamientos. Tengo compañeros que me acompañaron hasta llegar a este momento y hoy lograr expresar lo que siento en cada pensamiento. El cual lo plasmo, ya sea en un discurso filosófico o en una forma de hablarle a un público que quiera escucharme o tal vez con mis amigos que quieran filosofar día a día. No tengo la piedra filosofal, sólo tengo melodías para lograr plasmar la realidad con sabiduría”. Rap improvisado y a capela por nuestro entrevistado (fragmento).
Quienes ya alcanzamos la treintena y exhibimos las primeras canas quizás hayamos conocido el hip hop (y sobre todo el rap, su costado más visible) a partir de ciertas bandas icónicas de la lejana década del ’90. Así recordamos a los mexicanos Molotov, con sus letras tan combativas que a veces resultaban chocantes de escuchar. Y, si queremos venirnos más al sur, no podemos dejar de mencionar a los Illya Kuryaki & The Valderramas y su inmortal “Abarajame en la bañera, nena”. Pero lo cierto es que, en aquél momento, sacadas estas excepciones, no hubo en esta parte del mundo un movimiento masivo hacia la cultura hip hop, más bien, desperdigados por aquí y por allá, además de grupos musicales específicos, algunos grafitis con letras que nadie entendía, o alguien bailando break dance en algún programa de TV, presentado como rareza, casi como un fenómeno de feria.
Pero en los últimos años asistimos a algo así como una “explosión” de la cultura hip hop, con un fuerte anclaje en un amplio sector de la juventud. Quién no vio, al pasar por una plaza cualquiera, un grupo de chicos (y algunas chicas también) tirando rimas, compitiendo, insultándose con destreza y cierta perspectiva estética, marcando el ritmo con sonidos salidos de sus bocas, sin necesidad de instrumentos ni amplificadores, rapeando.
Pero al mismo tiempo también vemos, muy alejado de esta realidad barrial suburbana, los raperos de youtube, con sus pechos cubiertos de cadenas de oro, rimando a dúo con alguna cantante de pop de curvas pronunciadas, bailando frente a la cámara rodeados de mujeres en bikini, demostrando el poder del macho centroamericano. En este punto, las fronteras entre el rap, el trap, el reggaetón y la música pop se nos vuelven borrosas a los no iniciados; sospechamos, de todas formas, que esto no tiene tanto que ver con nuestra incapacidad de discriminación como con la mano omnipotente del mercado, que combina los ingredientes con el único objetivo de provocar un producto que pueda generar buena facturación.
Para comprender, entonces, más de este movimiento; para explorar sus orígenes, y en ellos, aquello que lo define, y para apreciar un movimiento cultural que aparece, en su expresión popular no comercial, como uno de los más dinámicos y genuinos de la actualidad, es que le pedimos ayuda a nuestro entrevistado.
“Del hip hop, la cara más visible, por decirlo de alguna manera, es el rap. Porque es lo que más vemos: el rapero, ya sea con un tema en youtube, o incluso en la calle, se ven los chicos rapeando, mostrando letras muy emotivas; pero esta es una de las cuatro ramas principales del hip hop.
Sin ahondar más en eso, el hip hop es todo un movimiento cultural. No sólo un fenómeno cultural, político también, sino que es un movimiento; un movimiento conlleva el desplazamiento de un punto a otro. O sea que cuando hablamos de un movimiento cultural decimos el desplazamiento de un punto de una cultura (y ahí habría que pensar qué cultura) a otro (y ahí hay que pensar en ese otro).
Vale aclarar que el hip hop, si bien comienza en EE.UU., después se desarrolla y se convierte en un fenómeno cultural universal que no tiene banderas, de hecho hay un hombre, del que quiero hablar, que se llama KRS-One, que dice que EE.UU. no te domine a través del hip hop, que no se utilice solamente como un producto cultural para meterte ideología, sino que debe ser un movimiento cultural universal y que el hip hop se encuentra en todos lados. Lo que vos vivís en tu día a día, en tu cultura, lo que vos ves es tu hip hop. Y vos a eso tenés que aprender a observarlo, a ser consciente y expresarlo, no expresar otro hip hop, por así decirlo, otra cultura”.
Jonás participa del novel movimiento hip hop en San Nicolás desde sus orígenes, algo así como cuatro o cinco años atrás. Hoy participa de la “Bastardo Free Styles”, una de las competencias de rap que se desarrollan en nuestra ciudad, al mismo tiempo que se interesa por transmitir esta cultura a los jóvenes de los barrios nicoleños, no sólo como una opción musical más entre tantas otras, sino como una herramienta para analizar, cuestionar y comunicar la realidad cotidiana de cada uno.
“Yo en San Nicolás estoy desde finales del 2015, que empecé y que fui a mi primer competencia, y fui viendo su desarrollo, empezamos atrás de la terminal, donde está la estación de trenes, y no llegábamos a las 10 personas, éramos chicos improvisando, todo muy barrial, muy bajo, y no había prácticamente contenido cultural, era una competencia así muy berretinera que lamentablemente es lo que se aprende al principio, que es muy alejado de lo que sería el hip hop real, entonces es una competencia con insultos, chicanas, joder, lo que se veía hace 4 años atrás te estoy diciendo.
Esto se fue desarrollando por suerte, y hoy tenemos una competencia que es la ‘Bastardo Free Styles’ (que la organiza Ramiro Boragina, ‘RV’), y es una competencia bastante grande, viene gente de Rosario, de San Pedro, de todos los pueblos de por acá, Ramallo, y es bastante grande la movida.
…el otro día fuimos con Ramiro a una escuela en zona norte para hacer un taller de hip hop, para dar conciencia, empezar a fomentar y sucede esto que desde nuestra idea del hip hop, de empezar a construirnos, a pensar y a tomar conciencia sucede que vos vas a un barrio marginal y el nivel de capital cultural es muy escaso, es sólo lo que se aprende, un vocabulario muy escaso, un tipo de cultura determinado. Y sí hay mucha conciencia social, pero a su vez también mucho contacto con lo que es el rap comercial. Entonces es como que su conciencia de lo que es el rap es ir a la compe e insultar, entonces tratamos como de cambiar esa idea…
Entonces es muy importante tratar de que los chicos escriban rap, no sólo que se improvise. El rap improvisado, el arte de la competencia, lo que se ve en la plaza es muy bueno porque es muy visible, pero es casi como el circo romano digamos, es lo que más junta gente, lo que más atrae; pero lo más rico del rap y del hip hop es escribir; escribir tu condición, lograr armarlo, adquirir vocabulario. Yo cuando empecé también me gustaba leer y agarrar vocabulario para ir a competir y tener una mejor habilidad, entonces lo importante es escribir, redactar.
Entonces cuando el chico empieza a escribir sobre su realidad, a su vez está pensando sobre su realidad, está haciendo filosofía prácticamente; está diciendo yo en el día a día vivo esto, esto y esto; y me molesta esto, esto y esto; por lo tanto pienso… está estructurando su pensamiento en una hoja, y encima después lo rapea y lo expresa, ¡es una locura!”
A lo largo de la charla, hay términos y nombres (desconocidos para la mayoría) que van cayendo con total naturalidad. A fin de cuentas, cada generación y movimiento cultural encuentra su forma de nombrar la realidad, eso no conspira contra la universalidad de la cultura y de la experiencia humana, que trasciende fronteras y tiempos históricos.
Uno de esos conceptos es el de MCing. Así lo define Jonás:
“KRS-One hace esta diferencia entre el MCing y el rapero, tiene una frase que dice algo así como que el rapero suelta solamente rimas, la mayoría ilegales, y el MCing rapea para despertar a sus hermanos y generar conciencia. ¿A qué va con esto?: que el MCing no sólo debe rimar o hacer rap, sino que también debe esforzarse en tener una oratoria, en lograr hablar sin ningún instrumental atrás, hablar a capela como en un discurso, o lograr hablar en el mano a mano, escribir. Es un erudito el MCing, un pensador que expresa lo que piensa a su gente a través de la palabra…
Entonces cuando vos vas a las competencias, notás la diferencia de que hay chicos que tienen más la orientación a ser un MCing, que te hablan de su vida, de su día a día, que tienen una consciencia y una denuncia social, incluso inconscientemente a través de su discurso, sólo con decir lo que pasan cada día y el odio que sienten hacia su condición te das cuenta todo lo que sucede. Y otros no, y acá entra la parte comercial y cómo, por así decirlo, el capitalismo y la forma en que vivimos se apropia de todo discurso que emane conciencia y que junte personas. Entonces vos ves incluso canciones o improvisaciones que no tienen nada que ver con su condición de vida del día a día. Vos ves canciones de trap, de un pibe de mi propio barrio por ejemplo (yo vivo en FoNaVi), que habla de que maneja las drogas, que tiene plata, que maneja un auto caro, cuando en realidad no es así, pero es lo que se vende desde EE.UU., que es lo que más se ve, que tiene 2, 10 o 20 millones de reproducciones. Es muy distinto eso a ser un MCing, que es pensar en tu condición y expresarla a tus allegados, a tus hermanos
¿Y qué ves vos que expresa, hoy, el joven nicoleño?
Y todo lo que es la denuncia de la marginalidad de parte de los chicos del barrio se ve mucho; odio hacia la policía, bastante, por los casos de violencia que ha habido; también en cuanto a cómo nos mira la gente, porque hay muchos prejuicios hacia nosotros que la verdad que no coinciden con que se ve en el día a día, entonces también toda esa denuncia en cuanto a la vista del otro está. Lo de la marginalidad también, y también se ven las diferencias de clases entre los mismos raperos. Que uno le diga a otro: mira, yo vengo del barrio caminando y vos estas ahí, te mantienen, mirá las zapatillas que tenés; todo así, es gracioso pero te das cuenta de esas cosas.
¿Cómo es la actitud de la policía para con ustedes?
Tengo experiencias personales, por ejemplo en las primeras competencias que se hacían atrás de la estación de trenes, como éramos un tumulto de personas, empezó a acercarse la policía local, y sin motivo alguno, una vez aparecieron como 20 (porque supuestamente tenían que ser dos por persona, nosotros éramos como 10) y todos contra la pared, a revisarnos, con actitudes muy prepotentes, violentas. Después muchas veces de parar la competencia para hacer una requisa para ver si había porro, así sin motivo alguno, sólo porque se les ocurrió.
Ahora por suerte se está reduciendo, es una competencia mucho más grande, se ve que hay una organización, que estamos con las tres sillas, que hay agua, que hay una organización entonces no hay tanta molestia por esa parte, especialmente la ‘Bastardo’ que se hace en el Parque San Martín los sábados o domingos”.
Decíamos arriba que este lenguaje propio de la movida cultural, que para el resto de los mortales puede parecer inentendible, no puede, de ninguna manera, hacernos dudar de la universalidad de la cultura que expresa, en distintos tiempos y lugares, no otra cosa que la condición humana. Podríamos recurrir a alguna cita de autoridad para apoyar esta afirmación, y quién mejor para hablar de cultura que Jorge Luis Borges, que en su memorable prólogo a “Crónicas marcianas” de Ray Bradbury, afirma que “Toda literatura es simbólica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo ‘fantástico’ o a lo ‘real’, a Macbeth o a Raskolnikov, a la invasión de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión a Marte”. Lo que Borges dice sobre la literatura, bien puede servir, entonces, también para la música y las diversas expresiones del arte. Quien escribe esas líneas, siempre vio en lo jóvenes que rapean en una plaza, no más (ni menos) que payadores modernos, versión siglo XXI; así lo siente nuestro entrevistado:
“De hecho sí y me parece un ejemplo genial. Planteando esa universalidad del hip hop te encontrás con que el gaucho payando es hip hop. También es un MCing, viendo su realidad y poniéndola en décimas, rimándolo. La diferencia de estilo estético-musical proviene de otra cosa, de la difusión, pero hay algo universal que es un sujeto viendo su realidad y expresándola a través del arte”.
No nos queda mucho más que decir después de una charla tan rica y abarcativa. Jonás nos pide hacer una última reflexión y se la concedemos. Por nuestra parte, nos vamos más que satisfechos.
“Me gustaría cerrar con una idea en cuanto a concebirnos como sujetos. Yo rapero, me pongo como ejemplo, me pongo a rapear, y vos empezás a darte cuenta que sos un tipo de rapero, porque tenés una vida personal individual, y empezás, al escribir, a darte cuenta de tus ideas, de tu personalidad. Y lo que estuvimos pensando con ‘RV’ es que existe como una especie de pensamiento hegemónico, de pensamiento total que ni siquiera proviene de nuestra propia cultura, que proviene de culturas ajenas, que aprendimos de chiquitos ya sea en programas, en música, en toda una llegada cultural que viene y lo plasmamos en nuestras propias letras. Entonces como que empezamos a pensar que tenemos que volvernos conscientes no sólo de nuestra situación social sino también de nuestra construcción cultural como sujetos en una sociedad, y empezar a de-construir eso, a ser conscientes y empezar a utilizarlo y discriminarlo; empezar a escribir algo que represente más la realidad cultural del día a día argentino del presente, San Nicolás. Entonces nos dimos cuenta de eso, que hay muchas construcciones culturales que no provienen de nuestra cultura misma, no provienen de nosotros. Entonces de-construir eso y plasmar la realidad, ya sea rapeando o hablando con tu vecino”.