"Yo canto por los caminos y cuando estoy en prisión oigo las voces del pueblo que canta mejor que yo" Preguntitas sobre Dios - Atahualpa Yupanqui
El 15 de diciembre pasado, la legislatura de Chubut votaba por 14 votos a favor y 11 en contra, el proyecto de zonificación minera impulsado por el Gobernador Arcioni y reclamado por el Gobierno Nacional en su escalada extractivista.
Con esto se daba rienda suelta a las actividades mineras, desconociendo que las mismas están prohibidas en todo el territorio provincial por la ley 5001, ley ganada hace años por la movilización. Se habla de, en un primer momento, avanzar en la zona de la meseta con el emprendimiento Navidad, como una especie de cabeza de playa para ampliarlo en el futuro a todo el territorio. Debemos recordar que en Chubut son centenares los pedidos de empresas para acciones mineras que están varados por esta ley.
Desde la sanción de la 5001 en el año 2003, varios fueron los intentos mineros que fueron desbaratados por la movilización popular. Pero esto no evitó que en su campaña para ser electo gobernador, el propio Arcioni se haya presentado como un antiminero acérrimo y un noble defensor del agua. Sin embargo, al poco tiempo, legisladores y legisladoras de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos se unían a la propia fuerza provincial que responde al gobernador, sin ningún tipo de grieta, para aprobar, en una sesión llamada a escondidas, el proyecto de zonificación.
Sin embargo no contaron con que la resistencia se convirtiera en una abierta rebelión del pueblo chubutense, que cruzó la inmensa mayoría de las localidades de la extensa provincia, con realidades geográficas y sociales distintas, pero unificadas en el rechazo ya no solo a los proyectos mineros, sino al régimen político chubutense, servil a los intereses empresariales.
Cuando se cumplían 20 años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, el “que se vayan todos” volvía con fuerza a las calles en Chubut. Nuevamente se recogía la experiencia y conciencia de que “el agua vale más que el oro” que había empezado 20 años antes en Esquel y que nunca paró de extenderse. Así la ola fue imparable. Ocho días de movilizaciones que, lejos de perder potencia, iban creciendo en número y combatividad, hasta incluso descargar su bronca contra las casas de gobierno y sedes de medios de prensa afines a los intereses empresariales.
Ni la brutal represión, ni el miedo a la pandemia pudieron frenarla.
Frente a eso, una semana después de la sanción, la propia legislatura y el propio gobernador tuvieron que derogar la ley. Tratando de buscar nuevos medios al servicio de las mineras han planteado la realización de un plebiscito, donde seguramente tratarán de influir a partir de prebendas, lobbies, aparatos políticos y sindicales y obviamente mucha plata en medios de comunicación. Solo para contar un ejemplo de cómo se manejan las empresas, es conocido el caso de la comunidad mapuche-tehuelche Yala Laubat, que habita la zona cercana al emprendimiento Navidad, pretendido por la Pan American Silver, a quien la multinacional intentó sobornar brindándole el acceso al agua que les falta desde hace meses y que no es provista por el estado chubutense, para que den su apoyo a la explotación minera en su territorio. De más está decir que la comunidad se negó rotundamente a aceptar las prebendas mineras y que se está organizando, por parte de las Asambleas de la provincia, una intensa campaña para recaudar el dinero necesario para la perforación de un pozo acuífero.
Todo el mundo en Chubut sabe que no hay que bajar la guardia. Y que seguramente se vienen nuevos capítulos de esta lucha, que es parte del enfrentamiento de distintos pueblos y territorios contra las políticas extractivistas del gobierno nacional, los gobernadores y las empresas multinacionales. Y que no solo se juegan las ganancias de las mismas, sino también la necesidad de dólares para pagar la fraudulenta deuda externa al FMI. Y en bocas del ministro (anti) Ambiente Cabandié, “para conseguir dólares es inevitable contaminar”. Por eso será necesario, no solo seguir organizados, sino poder coordinar una lucha nacional contra estas políticas.
Sería imposible resumir en un artículo la riqueza que tuvo este proceso. Seguramente el balance y las enseñanzas que dejan son muy ricos, no solo para el pueblo chubutense, sino para el conjunto de los luchadores. Es por ello que iremos publicando en nuestra página testimonios de algunos de los actores de este proceso, que desde las distintas zonas geográficas de la provincia nos cuentan su experiencia. Un aporte que nos permitirá pensar colectivamente los puntos de apoyo en la pelea que llevamos adelante.